jueves, 7 de mayo de 2015

Estudio bíblico de Joel 3:1-21

último capítulo en nuestro estudio de esta profecía de Joel, el

Joel 3

En nuestro programa anterior comentamos solo el versículo 1, y vamos a recordar lo que dijimos acerca de él, para enlazar sus palabras con el resto de este capítulo 2- Leamos entonces nuevamente el versículo 1 de este tercer capítulo, que inicia la tercera y última gran división de esta profecía, que hemos titulado

Mirando al día del Señor (en un postludio)

"Ciertamente en aquellos días, en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén"

Dice aquí en aquellos días. ¿Qué días? ¿El día de Pentecostés? No, porque el profeta habló del tiempo señalado en que el Señor restauraría la suerte de Judá y Jerusalén. En el día de Pentecostés Él no los trajo de regreso a su tierra; en realidad, el Señor Jesús invirtió el orden de los acontecimientos cuando dijo, en el primer capítulo de los Hechos, versículo 8, me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. En vez de traer a los cautivos de regreso a Jerusalén, Cristo, como cabeza de la iglesia, dijo a aquellos que habían nacido espiritualmente de nuevo y formaban parte del cuerpo de los creyentes que llegaran hasta los confines de la tierra proclamando el mensaje de que Él había resucitado de los muertos, diciendo a las personas que Dios era compasivo y misericordioso, y que cualquiera que invocare el nombre del Señor, sería salvo.

El mensaje del Evangelio parece tan simple que muchas personas inteligentes no lo captan. Es un mensaje extraordinario. Todo lo que usted hace es creer. Debemos decir que no creemos en la salvación por obras ---lo cual es obvio--- pero creemos en una salvación que funciona. Es importante ver este aspecto. Si usted ha sido salvo, deseará difundir el Evangelio. Si usted no desea hacerlo, estimado oyente, cuestionaríamos su fe ---no sus obras---, porque, la fe funciona y se hace realidad en la vida de un verdadero creyente. Ahora, veamos lo que dice aquí el versículo 2 del capítulo 3 de Joel:

"Reuniré a todas las naciones y las haré descender al valle de Josafat; allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, de Israel, mi heredad, al cual ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra."

Aquí dice que el Señor reunirá a todas las naciones en el valle de Josafat, otra situación geográfica situada cerca de Jerusalén. Desde el siglo IV de nuestra era se dio ese nombre al valle de Cedrón, al sureste del templo.

Dice también este versículo que Él entrará en juicio con ellas a causa de mi pueblo, de Israel, mi heredad, al cual ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra. (otra versión tradujo "contenderé con ellas allí a favor de mi pueblo") . Antes de que el Señor Jesús vuelva otra vez a la tierra, los creyentes ya habrán aparecido ante Su tribunal para comprobar si han de recibir un premio o no. Entonces, cuando Él llegue a la tierra, juzgará para ver quien entrará al reino. Aquí tenemos una gran profecía, que no se encuentra solo en el libro de Joel. Él fue el primero de los profetas que escribieron su profecía, y todos los demás profetas la mencionaron. Uno de ellos, por ejemplo, dijo lo mismo, como podemos ver en la profecía de Zacarías, capítulo 2, versículos 10 y 11, que dice; Canta y alégrate, hija de Dión, porque yo o vengo a habitar en medio de ti, dice el Señor. Muchas naciones se unirán al Señor en aquel día, y me serán por pueblo, y habitaré en medio de ti, y entonces conocerás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti. Esta fue la gran esperanza de ellos, su brillante esperanza, de que el Señor viniera a establecer Su reino en la tierra y que el Espíritu fuera derramado sobre todo ser humano. Continuemos leyendo el versículo 3 de este tercer capítulo de Joel:

"Echaron suertes sobre mi pueblo, cambiaron los niños por una ramera y vendieron las niñas por vino para beber."

Aquí el profeta describió una escena tremenda. A veces suele haber desacuerdo en algunos países sobre la forma en que deben ser tratados los animales. Siempre falta cierta claridad o acuerdo en si la preocupación por el trato debería extenderse a todos los animales o solo a algunos, y si las medidas afectan a los animales que son objeto de caza o de la pesca, y a los animales y peces cuya carne se vende y consume. Algunas personas se desentienden del tema y no les importa que sean tratados con crueldad, mientras que otros van a otros extremos en su trato con ellos. Esta cuestión no entra en nuestro tema. Estamos de acuerdo en que los animales no deberían ser maltratados y que ellos sufren por causa del pecado del hombre. Sin embargo, la mayor maldad de nuestro tiempo es la crueldad infligida sobre los niños. Lo que está sucediendo hoy es una espantosa realidad. Nos referimos al maltrato de niños por parte de sus padres, al comercio de niños y a cualquier forma de violencia, en general, ejercida contra ellos. El maltratar a los niños es una de las señales del fin de la época.

¿Por qué en algunos países hay tantos niños que abandonan su hogar? Cualquier padre o madre que tenga un hijo huido de su hogar necesitaría doblar sus rodillas ante Dios y preguntarse en Su presencia que ha hecho mal. Porque algunos atribuyen el desapego de sus hijos de la familia, a sus amistades o malas compañías y entonces recurren a la ayuda de psicólogos. Si aplicáramos las enseñanzas de la Palabra de Dios desde los primeros años en la vida de un niño, no tendríamos esos problemas. En el pasaje que estamos estudiando, Dios, por medio del profeta, habló de una época en la que habría personas que cambiarían a niños por prostitutas, y para emborracharse venderían a niños por vino. ¡Cuántos niños están siendo arrastrados por la inmoralidad a causa del alcoholismo y ebriedad de alguno de sus progenitores, o de ambos! ¿Cuántos padres están siendo un ejemplo correcto para sus hijos, y no solo en lo relacionado con la bebida, sino también en todo lo relacionado con las drogas? Debemos decir que muchas personas deberían hablar en voz bien alta sobre estos temas, en esta sociedad que consideramos tan moderada y sofisticada, que prefiere convencerse de que estamos progresando en nuestra civilización. Estimado oyente, como continúe este alejamiento de todo lo que la Palabra de Dios ha enseñado a través de los siglos, tendremos que llegar a la conclusión de que todos los valores que sustentan la vida en sociedad se están perdiendo, lo cual parece dejarnos una sensación de vértigo. Continuemos leyendo el versículo 4 de este tercer capítulo de la profecía de Joel:

"¿Qué tengo yo con vosotras, Tiro y Sidón, y con todo el territorio de Filistea? ¿Queréis vengaros de mí? Y si de mí os vengáis, bien pronto haré yo recaer la paga sobre vuestra cabeza."

Dios dijo que ellos ya habían pasado el tiempo propicio o cruzado el límite de la paciencia divina, y eran incapaces de volverse a Él con sinceridad. Y dicen los versículos 5 y 6:

"Porque os habéis llevado mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metisteis en vuestros templos; y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para alejarlos de su tierra."

Aquí podemos apreciar que aún en esa época los israelitas estaban siendo vendidos a la esclavitud, aunque esto sucedió antes de que Roma asumiera el poder. Y dicen los versículos 7 y 8 de este tercer capítulo:

"Yo los levantaré del lugar donde los vendisteis y volveré vuestra paga sobre vuestra cabeza; venderé vuestros hijos y vuestras hijas a los hijos de Judá, y ellos los venderán a los sabeos, nación lejana; porque el Señor ha hablado."

Y el juicio de Dios sobre Tiro y Sidón, profetizado también por los profetas Ezequiel, Jeremías e Isaías, se ha cumplido literalmente. Y los versículos 9 y 10 dicen:

"¡Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes! ¡Acérquense, vengan todos los hombres de guerra! Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces y diga el débil: ¡Fuerte soy!"

Dice este versículo 10 forjad espadas de vuestros azadones (o rejas de arado) y lanzas de vuestras hoces. Alguien podría decir que pensaba que la Biblia decía que había que convertir las espadas en rejas de arado. La Biblia dice tal cosa, pero el tiempo en que se llevará a cabo será cuando el reino de Cristo se establezca en la tierra (como podemos ver en Isaías 2:4 y en Miqueas 4:3). Cuando Cristo esté reinando, todos podrán librarse de sus armas, pero hasta entonces, muchas personas hoy se preparan para defenderse por sí mismas o para proteger a sus seres queridos. Lo que comparten casi todos es una sensación general de inseguridad porque hay seres humanos que andan sueltos y actúan como animales salvajes; caminan sobre dos piernas, pero sin malvados, feroces e impulsados por su ambición pueden destruir a cualquiera. También hay naciones que en la historia han actuado de esa manera. En realidad, ésta es la forma en que Dios describió a naciones. Él llamó a una de ellas león, a otra pantera, y a otra una bestia indefinida. Así que en la escena internacional, ante el temor de que algunas naciones actúen como bestias salvajes, otras naciones se implican en una escalada armamentista para obtener y desarrollar armas nucleares. El apóstol Pablo dijo en su primera carta a los Tesalonicenses, capítulo 5, versículo 3, 3Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina. Resulta interesante observar que las Naciones Unidas tienen inscripto en su sede oficial ese versículo de Isaías que hemos mencionado antes, que habló de convertir las espadas en rejas de arado. En realidad, las naciones están haciendo exactamente lo contrario; más bien están actuando como describió el versículo 10 de este capítulo de Joel, que habló de convertir las rejas de arado en espadas y las hoces en lanzas. Realmente, vivimos en un mundo en que predomina la maldad, a pesar de los tremendos, generosos y bien intencionados esfuerzos de tantas personas que en el llamado tercer mundo luchan por aliviar el sufrimiento humano. Continuemos leyendo los versículos 11 y 12 de este tercer capítulo de Joel.

"Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos. ¡Haz venir allí, Jehová, a tus fuertes! Despiértense las naciones y suban al valle de Josafat, porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor."

El Señor Jesucristo dijo en Su discurso del Monte de los Olivos, en el evangelio según San Mateo, capítulo 24, que Él juzgará a las naciones y que lo hará de acuerdo con la forma en que ellas hayan tratado a Su pueblo. Ahora, alguien quizá diga: "¿Es que ellos son algo especial? ¿Son ellos mejores?" No estimado oyente. ¿Son entonces, ellos mejores? ¿Por qué, entonces, juzgará Él de esta manera? Porque cuando la iglesia sea quitada de este mundo, esos 144.000 testigos judíos van a ser los únicos testigos a favor de Dios sobre esta tierra. Recordemos que Jesús dijo que cualquiera que les diera a tales testigos un vaso de agua en Su nombre, Él lo recompensaría. Es que en aquellos días, el proporcionar comida o bebida a esos 144.00 que estarán dando testimonio de Cristo por todo el mundo, podría costarle a muchos su vida. Continuemos leyendo el versículo 13 de este tercer capítulo de Joel:

"Meted la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno y rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos."

Cuando el profeta habló de una cosecha, estaba refiriéndose al final de esta época. Y continuó diciendo el versículo siguiente, el 14:

"Muchos pueblos en el valle de la Decisión; porque cercano está el día del Señor en el valle de la Decisión."

Recordemos que Joel identificó a este período con el "día del Señor". Todo lo que el profeta dijo cae en este paréntesis del "día del Señor", que comienza, después del arrebatamiento de la iglesia, con la gran tribulación y continúa a través de la segunda venida de Cristo para establecer Su reino y el juicio que determinará quién entrará al reino milenario. Durante este reino y al final, habrá un breve período de rebelión, cuando Satanás sea liberado, y después vendrá el juicio del Gran Trono Blanco y comenzará la eternidad. Todo ello está incluido en el "día del Señor."

Ahora el profeta Joel comenzó a hablarnos sobre trastornos en los cuerpos celestes. Leamos los versículos 15 hasta el 17 de este tercer capítulo:

"El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas perderán su resplandor. El Señor rugirá desde Sión, dará su voz desde Jerusalén y temblarán los cielos y la tierra; pero el Señor será la esperanza de su pueblo, la fortaleza de los hijos de Israel. Entonces conoceréis que yo soy el Señor, vuestro Dios, que habito en Sión, mi santo monte. Jerusalén será santa y extraños no pasarán más por ella."

La ciudad aun está siendo transitada por los no judíos. La llamada "tumba del jardín" está tan abarrotada de público que a veces muchos turistas ni siquiera pueden entrar en ella. Y no son judíos los que van a verla, sino que allí entran y salen constantemente no judíos, turistas procedentes de todo el mundo. Llegará el día en que la "tumba del jardín" no será una atracción turística de Jerusalén. ¡Algún día, el Señor resucitado mismo estará allí!

Como vemos, a continuación, Joel se refirió al tiempo del reino. Leamos el versículo 18 de este tercer capítulo:

"Sucederá en aquel tiempo, que los montes destilarán mosto, de los collados fluirá leche y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas. Saldrá una fuente de la casa del Señor y regará el valle de Sitim."

La frase Sucederá en aquel tiempo es decir, se refiere al "día del Señor". Dijo también los montes destilarán mosto (otros traducen "vino dulce"), de los collados fluirá leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas. En la actualidad, en Israel suele escasear el agua, pero en aquellos días futuros, habrá agua en abundancia.

Y finaliza el versículo diciendo Saldrá una fuente de la casa del Señor y regará el valle de Sitim. Esto es muy interesante, porque el valle de Sitim se encuentra al otro lado del Jordán. Ahora, ¿cómo podrán correr estas aguas desde Jerusalén hasta el Jordán? Porque Zacarías dijo que en aquel día la montaña será dividida, y esta gran ruptura geográfica que hoy se extiende desde el norte de Bilos en Líbano, y desciende por el Mar de Galilea, por el valle del Jordán, por el Mar Muerto y pasa hasta Africa, va a dirigirse en otra dirección ---siguiendo una dirección de este al oeste. Y dice el versículo 19:

"Egipto será destruido y Edom será vuelto en desierto asolado, a causa de la injuria hecha a los hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente."

Según este pasaje, Dios juzgará a estos países, incluso en relación con el reino milenario. En el pasado, especialmente, han sido enemigos de Israel. Y, finalizando el capítulo 3 de Joel, y el libro mismo, leamos los versículos 20 y 21 de este tercer capítulo:

"Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación. Yo vengaré la sangre que aun no he vengado. Y el Señor habitará en Sión."

Aquí la frase vengaré la sangre que aun no he vengado nos indica que el Señor todavía no se ha puesto en acción a favor de ellos. Y también se señala que el Señor habitará en Sión. Él no habita allí en la actualidad. Jerusalén es una ciudad tan pagana como cualquier otra ciudad del mundo, pero llegará el día en que el Señor estará presente allí. Entonces veremos todos estos anuncios proféticos cumplidos. Tendríamos que ver a Cristo allí para decir que estas palabras están siendo cumplidas en nuestro tiempo. Pero allí no es donde le vemos hoy, porque en este mismo momento Él se encuentra en el cielo a la derecha de Dios. Y es nuestra oración que podamos ser conscientes continuamente de Él, y que podamos tener la realidad de Su presencia en nuestras vidas.

Estudio bíblico de Joel 2:26-3:1

En los versículos 24 y 25 comentamos una frase clave: Yo os restituiré los años que comió la langosta. Se han predicado muchos sermones espiritualizando este pasaje, que puede ser utilizado como una aplicación, ya que afirma un gran principio. Tenemos la misma idea en el libro de Apocalipsis capítulo 21, versículo 5, donde el que estaba sentado en el trono dijo: Yo hago nuevas todas las cosas. Él estaba hablando en este capítulo de la Nueva Jerusalén. Y aquellos que pertenecen a la iglesia, esos pecadores que han confiado en Cristo van a estar allí, lo cual será una experiencia extraordinaria. Él enjugará todas las lágrimas. ¡Qué cambio implicará esa situación! Hay muchas lágrimas en este mundo, así que nos consuela y nos alegra que Dios va a hacer nuevas todas las cosas.

Comenzando nuestra lectura de hoy, leamos los versículos 26 y 27 de este capítulo 2 de Joel:

"Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre del Señor, vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. Conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy el Señor, vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado."

Este será el estado de cosas cuando Él esté en medio de Israel, es decir, cuando Cristo venga a la tierra y establezca Su reino. En aquel tiempo habrá un cumplimiento de todas las bendiciones físicas que Dios ha prometido a la nación de Israel. Las bendiciones que encontramos en el Antiguo Testamento eran mayormente bendiciones físicas. Dios había prometido bendecir a la tierra para que los israelitas pudieran tener cosechas abundantes y su ganado se desarrollara y multiplicara. En realidad, parecía que las bendiciones espirituales eran casi secundarias. En contraste con esto, las bendiciones que Dios ha prometido a la iglesia son solamente bendiciones espirituales. Tenemos todas las bendiciones espirituales en Cristo Jesús.

Aun cuando las bendiciones principales para Israel fueran bendiciones físicas, llegamos ahora a un pasaje que habló de bendiciones espirituales para Israel. Es un pasaje polémico de la Biblia. Así llegamos a un párrafo que hemos titulado

La promesa del Espíritu Santo

Al llegar a esta sección es importante recordar que nos encontramos en la profecía de Joel, que comenzó con el relato de una aterradora plaga de langostas, que él comparó con eventos que ocurrirían en un futuro distante, que él llamó el "día del Señor". Hemos visto que "el día del Señor" comenzará con el período de la tribulación, después del cual Cristo vendrá para establecer Su reino sobre la tierra. En el versículo 27 acabamos de leer que en aquel tiempo, el Señor estará en medio de ellos. Veamos ahora lo que El va a hacer. Leamos los versículos 28 al 32 de este capítulo 2 de la profecía de Joel.

"Después de esto derramaré mi espíritu sobre todo ser humano, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. También sobre los siervos y las siervas derramaré mi espíritu en aquellos días. Haré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día, grande y espantoso, de Jehová. Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el Señor, y entre el resto al cual él habrá llamado."

Ahora, hay muchas cosas que podemos decir en cuanto a este pasaje de las Sagradas Escrituras. En primer lugar, quisiéramos mencionar lo que dijo el Dr. Charles Feinberg, que es un destacado erudito hebreo. Él ha escrito varios libros sobre los profetas menores, que han sido de mucha ayuda para nosotros. Él señaló un detalle que no habíamos notado anteriormente y es que en realidad los versículos 28 hasta el 32 forman el capítulo 3 en el texto de la Biblia hebrea. Y nuestro capítulo 3 es el capítulo 4 en el texto original de la Biblia hebrea. El citado especialista destacó que nadie dudaría de que la revelación de la verdad en el capítulo 2, versículos 28 al 32 tuvo la suficiente importancia como para ser incluido originalmente en un capítulo separado.

Para comprender esta profecía, es de la máxima importancia recordar el tiempo del cumplimiento indicado en este pasaje Bíblico, evidente en la frase Después de esto. Joel nos ha estado hablando de la llegada del "día del Señor". Como primero de los profetas escritores, el presentó ese tema y nos explicó que iba a ocurrir durante ese período. Enfatizó el hecho de que daría comienzo con la oscuridad del período de la gran tribulación, período al cual Jesús mismo asignó tal nombre. Hemos destacado la importancia de la secuencia de los eventos en el libro de Oseas. En el capítulo 3, versículo 5 de esa profecía se escribió lo siguiente: Después volverán los hijos de Israel, buscarán al Señor su Dios, y a David, su rey; y temerán al Señor y a su bondad al fin de los días. (otras versiones finalizan el versículo traduciendo "en los últimos días"). Hemos identificado a los últimos días como aquel período de la gran tribulación que nos introducirá al reino a través de la venida de Cristo a la tierra, que comenzará el reino milenario. Esto nos lleva a concluir que en este pasaje de Joel, el profeta estaba hablando de un determinado período de tiempo, y que esta profecía será cumplida durante el "día del Señor", después de la noche del período de la gran tribulación. Entonces Dios derramará Su Espíritu sobre todo ser humano.

Aunque Joel fue el primero de los profetas que escribieron sus profecías, no fue el único que mencionó el derramamiento del Espíritu Santo. En Isaías capítulo 32, versículo 15, el profeta escribió lo siguiente: hasta que sobre nosotros sea derramado el espíritu de lo alto. Entonces el desierto se convertirá en campo fértil y el campo fértil será como un bosque. Él estaba hablando del reino que vendrá sobre la tierra y el derramamiento del Espíritu se refería al reino de Cristo sobre la tierra. Por supuesto, ninguno de los profetas habló sobre la iglesia; todos ellos hablaron de los últimos días refiriéndose a la nación de Israel.

Ezequiel, en el capítulo 36, comenzando con el versículo 27 dijo: Pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra. Y continuó diciendo en el versículo 28, Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Ahora, es evidente que el profeta estaba hablando de un determinado pueblo, y de una tierra específica, que era Israel. También se refirió a un período de tiempo concreto en el que Dios derramaría Su Espíritu. Y el profeta Ezequiel también dijo en su capítulo 37, versículo 14, 14Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis, y os estableceré en vuestra tierra. Y sabréis que yo, el Señor, lo dije y lo hice, dice el Señor». Y esto no es todo. En su capítulo 39, versículo 29, el mismo profeta escribió: 29No esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice el Señor Dios"».

Zacarías, uno de los últimos profetas que escribió, y dijo en el capítulo 12, versículo 10: 10»Pero sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de oración. Mirarán hacia mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, y se afligirán por él como quien se aflige por el primogénito.

Y en el libro de Joel, que estamos estudiando, el profeta fue escribió: Y todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación. Aquí se destaca una referencia a un lugar geográfico concreto.

Ahora, surge la pregunta: ¿Qué quiso decir Pedro cuando se refirió a este pasaje Bíblico en el día de Pentecostés? ¿Quiso decir que la profecía de Joel se había cumplido? No, él no dijo tal cosa. Nunca dijo que la profecía fue cumplida en aquel día.

En el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos, ellos comenzaron a hablar a los judíos que habían venido a Jerusalén desde todos los rincones del Imperio Romano. Cada persona escuchó el mensaje en su propio idioma. Aquellas idiomas en que los discípulos anunciaron el mensaje, no fueron idiomas desconocidos. Cada idioma era el idioma nativo, el idioma materno de una o más personas que se reunieron en Jerusalén de todo el Imperio Romano e incluso, de más allá del Imperio.

Ahora en aquella ocasión muchos creyeron, pero otros comenzaron a burlarse y a decir que los discípulos se habían embriagado con vino nuevo. Entonces, Simón Pedro actuó como portavoz del grupo y respondió ante la acusación que se les había hecho, con las siguientes palabras, que encontramos en los Hechos capítulo 2, versículos 14 y 15, que dicen: 14Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: «Judíos y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras, 15pues estos no están borrachos, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. O sea que Pedro dijo que uno no encontraría gente que se hubiera emborrachado por la mañana.

Y Pedro continuó diciendo, en el versículo 16: 16Pero esto es lo dicho por el profeta Joel. Observemos que el apóstol no dijo que ese acontecimiento fuera el cumplimiento de lo que el profeta Joel había dicho. Todos los escritores de los Evangelios y el apóstol Pablo se expresaron con claridad cuando escribieron algo referente al cumplimiento de una profecía. No podríamos mencionar todos los pasajes. Por ejemplo, vayamos a Mateo capítulo 2, versículos 17 y 18, que dice: Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: "Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos y no quiso ser consolada, porque perecieron. Ese fue un cumplimiento de la profecía que tenía que ver con incidentes relacionados con el nacimiento de Cristo. Continuamos en este pasaje hasta el versículo 23, que dice 23y se estableció en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliera lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno. O si no, vayamos a los Hechos capítulo 13, versículos 32 y 33, donde se registró el sermón del apóstol Pablo en la ciudad de Antioquia de Pisidia, en el cual el apóstol habló sobre de la resurrección de Cristo diciendo: 32»Nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 33la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, sus hijos, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: "Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy". En estos y en otros pasajes podemos comprobar que la Biblia es muy concreta en el tema del cumplimiento de la profecía.

Entonces, ¿qué dijo Pedro en los Hechos capítulo 2, versículo 16? Pero esto es lo dicho por el profeta Joel. Pedro no dijo que este evento fue el cumplimiento de lo que Joel había profetizado. Más bien él dijo que esto era como aquello, o similar a lo que había dicho Joel. Si retrocedemos con el pensamiento a aquel día de Pentecostés, seremos conscientes de que Pedro no estaba hablando a no judíos, sino a judíos que conocían el Antiguo Testamento. Eran judíos provenientes de todo el Imperio, que habían venido a Jerusalén para la fiesta; en su viaje habían recorrido enormes distancias porque estaban cumpliendo lo que se requería de ellos en la ley de Moisés. En realidad, Pedro les dijo: "No os burléis, no ridiculicéis esto que está sucediendo. Esto es como aquello que va a tener lugar en el Día del Señor, tal como nos fue explicado por el profeta Joel."

Entonces Pedro continuó citando la profecía de Joel, y ahora leemos los Hechos capítulo 2, versículo 17: En los postreros días ---dice Dios---, derramaré mi Espíritu sobre toda carne. Esto ocurrirá en los últimos días. En ese tiempo, el Espíritu de Dios será derramado sobre todo ser humano. ¿Fue esto cumplido en el día de Pentecostés? Difícilmente. Fue experimentado por aquellos enumerados en el capítulo anterior de los Hechos. Y en este capítulo se nos dice que creyeron y se salvaron unas 3.000 personas. Incluso su hubiera habido 300.000 que se salvaran, aun no habría sido un derramamiento del Espíritu sobre todos los seres humanos. Aun así, no habría sido el cumplimiento de la profecía de Joel.

En realidad, Pedro les estaba diciendo: "No os burléis de lo que está ocurriendo. Deberíais reconocer de vuestra propia Palabra de Dios que Joel dijo que llegaría el día en que Dios derramaría Su Espíritu sobre toda persona. Si el Espíritu está siendo derramado hoy sobre algunas personas, no deberíais estar sorprendidos de que ello ocurra."

Y así fue que Pedro continuó citando el resto de la profecía de Joel, en cuanto a lo que tendría lugar. Dicen los versículos 30 y 31 de este capítulo 2 de Joel que estamos estudiando: Haré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día, grande y espantoso, del Señor. ¿Fueron estos eventos espectaculares cumplidos en el día de Pentecostés? Por supuesto que no. No se registraron terremotos, ni cambios en el sol y en la luna, que por otra parte afectarían gravemente a toda la humanidad. Estos eventos sí ocurrirán en lo que Joel llamó el día grande y espantoso del Señor. El día de Pentecostés fue un gran día, pero no fue un día terrible. ¡Fue un día maravilloso!

Estimado oyente, si entendemos el libro de Joel, nunca llegaremos a la conclusión de que Pedro estaba diciendo que la profecía de Joel estaba siendo cumplida en el Día de Pentecostés. Simón Pedro estaba simplemente usando la profecía de Joel como una introducción para responder a aquellos que se estaban burlando.

Ahora surge la pregunta; ¿Cuál era el tema del mensaje de Simón Pedro? En el día de Pentecostés el tema de aquel sermón del apóstol fue la resurrección del Señor Jesucristo. Cuando llegó al punto de citar un texto, citó el Salmo 16, versículos 8 al 10, que profetizó la resurrección de Cristo. Observemos como la aplicó a Cristo. Dice el texto del mensaje de Pedro en los Hechos capítulo 2, versículos 32 y 33: 32A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33Así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

La conclusión, tanto en el libro de Joel como en el mensaje del apóstol Pedro fue: Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo. Este es uno de los muchos pasajes Bíblicos que nos impulsa a afirmar que el mayor tiempo de salvación se encuentra aun en el futuro. Creemos que Dios salvará a más personas de la raza humana que las que se perderán. Estamos de acuerdo con el famoso predicador Spurgeon que dijo que él creía que Dios ganaría a más para Su causa que los que se perderían. Cuando Cristo venga la tierra para establecer Su reino se registrará el mayor número de individuos que se vuelvan a Dios que el mundo jamás haya visto. Y también durante el período de la tribulación habrá un gran número de personas que acudirán al Señor, muchas más que las que han creído en El durante la época de la iglesia. La resurrección de Jesucristo, a quien Dios ha convertido en Señor y Cristo fue el tema y argumento alrededor del cual giró todo el sermón del apóstol Pedro. No estaba enfatizando los fenómenos que sus oyentes habían presenciado. El asunto importante era llegar a conocer a Jesucristo. Estimado oyente, no descuide usted o pierda la oportunidad de llegar a conocer a Cristo. ¿Qué lugar ocupa Él en sus pensamientos, en su vida, en su ministerio?

Así que esta sección de la profecía de Joel es sumamente importante, pero aun aguarda su cumplimiento en el futuro. Y ahora hemos llegado al

Joel 3

Leamos ahora el versículo 1 de este tercer capítulo, que inicia la tercera y última gran división de esta profecía, que hemos titulado

Mirando al día del Señor (en un postludio)

"Ciertamente en aquellos días, en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén"

Dice aquí en aquellos días. ¿Qué días? ¿El día de Pentecostés? No, porque el profeta habló del tiempo señalado en que el Señor restauraría la suerte de Judá y Jerusalén. En el día de Pentecostés Él no los trajo de regreso a su tierra; en realidad, el Señor Jesús invirtió el orden de los acontecimientos cuando dijo, en el primer capítulo de los Hechos, versículo 8, me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. En vez de traer a los cautivos de regreso a Jerusalén, Cristo, como cabeza de la iglesia, dijo a aquellos que habían nacido espiritualmente de nuevo y formaban parte del cuerpo de los creyentes que llegaran hasta los confines de la tierra proclamando el mensaje de que Él había resucitado de los muertos, diciendo a las personas que Dios era compasivo y misericordioso, y que cualquiera que invocare el nombre del Señor, sería salvo.

El mensaje del Evangelio parece tan simple que muchas personas inteligentes no lo captan. Es un mensaje extraordinario. Todo lo que usted hace es creer. Debemos decir que no creemos en la salvación por obras ---lo cual es obvio--- pero creemos en una salvación que funciona. Es importante ver este aspecto. Si usted ha sido salvo, deseará difundir el Evangelio. Si usted no desea hacerlo, estimado oyente, cuestionaríamos su fe ---no sus obras---, porque, la fe funciona y se hace realidad en la vida de un verdadero creyente.

Estudio bíblico de Joel 2:15-25

Y continuamos con el capítulo 2 de este libro, el cual es un capítulo muy importante, en la segunda gran división de este libro, titulada "Mirando al día del Señor" en su aspecto de preludio.

En el versículo 12 comenzó un párrafo titulado "La súplica de Dios". En el versículo 13 vimos a un versículo importante para entender la actitud compasiva de Dios, esperando el arrepentimiento de Su pueblo. Y al leer el versículo 14 comentábamos que el Señor los bendeciría nuevamente en el campo y en las viñas, y ellos podrían entonces tener el fruto suficiente como para ofrecer las ofrendas de cereales y las ofrendas en las que derramaban vino o aceite en la presencia del Señor.

Iniciemos nuestro estudio de hoy leyendo el versículo 15 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:

"¡Tocad trompeta en Sión, proclamad ayuno, convocad asamblea"

Al principio de este capítulo vimos que el toque de la trompeta era usado para convocar una asamblea y también para anunciar una alarma. En el versículo 1 el toque era para hacer sonar una alarma. Ahora aquí en el versículo 15 se refirió a convocar una asamblea. El pueblo debía ser reunido para escuchar el mensaje de Dios, para que los israelitas tuvieran la oportunidad de volverse a Dios. Él era compasivo y bueno, y estaba dispuesto a aceptarlos.

Así que el llamado fue: proclamad ayuno, convocad asamblea. Como ya hemos visto, bajo el sistema de la ley de Moisés, Dios solo le dio a Su pueblo días festivos. Ellos tenían que presentarse ante Él con alegría. Pero en este momento de nuestro relato, estaban viviendo en pecado y rebelión contra Él y se habían alejado de Él; en consecuencia debían presentarse ante Él en una asamblea solemne.

Estimado oyente, la única manera de venir a Dios es presentándose como un pecador que desea apartarse de sus pecados. Si usted se ha estado apartando de Dios y ahora usted se acerca a Él todo lo que tiene que hacer es apelarle, y pedirle Su ayuda y Él le salvará. Recordemos la frase de un apóstol en el Nuevo Testamento: "cree en el Señor Jesucristo y serás salvo". No tendrá que hacer ninguna otra cosa, solo esto. Para recibir la salvación no es necesario incorporarse formalmente a una iglesia, cumplir con una determinada ceremonia, o prometer algo a Dios. Usted tiene que simplemente volverse hacia Cristo como un pecador que necesita Su compasión y misericordia.

Es interesante que la palabra para predicar o evangelizar, o proclamar el evangelio es un término que significa trompeta. El toque de trompeta del nuevo Testamento es el mensaje del Evangelio que tenemos que proclamar al mundo. Ahora, en este pasaje el llamado Tocad trompeta en Sión era una convocatoria a una asamblea solemne. Cuando las personas en la iglesia responden a un llamado para pasar adelante, es un momento solemne. Ellas están dando testimonio de que se están volviendo del pecado a Dios. Ese es un asunto muy serio y no debería tomarse con ligereza. Sin embargo, enfatizamos nuevamente que el verdadero arrepentimiento no consiste simplemente en el acto formal de pasar al frente ante un llamado del predicador, ni en la expresión de emociones pasajeras.

Para recibir la salvación uno debe acercarse a Dios en la forma en que Él así lo ha establecido. Porque nadie puede venir a Dios el Padre sino por medio del Señor Jesucristo. Él es la única puerta para entrar en el cielo. Jesús mismo dijo en Juan capítulo 10, versículo 9: 9Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos. Continuemos leyendo el versículo 16 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:

"Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, reunid a los pequeños, y a los niños de pecho, y salga de su alcoba el novio y de su lecho nupcial la novia"

La frase reunid a los pequeños, y a los niños de pecho parece indicar que los pequeños debían ser llevados a la guardería, para que sus madres pudieran dedicar toda su atención a la asamblea. Observemos que incluso los recién casados tenían que asistir a la asamblea. Cuando un hombre se casaba en Israel se le eximía de muchos deberes u obligaciones para que pudiera conocer a su esposa. Creemos que eran ventajas por haberse casado. Sin embargo en este pasaje Dios estaba diciendo que debían reunirse todos, incluso los recién casados si se encontraban en su luna de miel. Y continúa diciendo el versículo 17:

"Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros del Señor, y digan: Perdona, Señor, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad para que no la dominen las naciones. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?"

Es significativa esta frase que indicaba que los ministros del Señor tenían que llorar. La frase también implica que Joel se encontraba en Jerusalén, es decir, que él era un profeta ante el reino del sur, o de Judá.

Y debían orar de la siguiente manera: Perdona Señor a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad para que no la dominen las naciones. El pueblo de Israel ha sido esparcido por todo el mundo hasta hoy. Aunque tengan una nación, un gobierno y una bandera, están muy sujetos a las naciones del mundo. Se encuentran atrapados en una marea negra que les está causando muchos problemas, y continuará causándoles dificultades porque ellos no se encuentran de regreso en aquella tierra en cumplimiento de la profecía. Cuando Dios les coloque otra vez en la tierra, no tendrán problemas relacionados con la dependencia mundial de los países productores de petróleo.

Golda Meir, ex-primera ministra de Israel hizo una declaración que implicó que Moisés había cometido un error. Dijo lo siguiente: "Imaginaos; él condujo a nuestro pueblo a través del desierto durante cuarenta años, trayéndolos al único lugar de la zona en que no había petróleo". Bueno, si ella hubiera creído en la veracidad del Antiguo Testamento, habría sabido que ellos fueron guiados por una columna de fuego por la noche y por una nube durante el día, y que Dios tenía un propósito determinado al evitar que se establecieran en una tierra que fuera rica en petróleo. Si así hubiera sido, ellos seguramente nunca habrían conseguido que les devolvieran su tierra. En realidad, lo que Israel necesita en la actualidad no es petróleo, sino agua. No tienen suficiente agua porque el juicio de Dios está aun sobre ellos. Moisés no cometió ningún error porque estaba siguiendo las órdenes de Dios, y Dios, con toda seguridad, no comete errores.

Y el versículo 17 también incluye la frase ¿Por qué han de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios? Ellos se estaban preguntando qué les estaba sucediendo y en la actualidad aun persiste esa pregunta. Un joven judío, dijo en una ocasión: "Si es como vosotros decís que somos el pueblo elegido de Dios, porqué no interviene El hoy a favor nuestro?" Y un Pastor que le escuchaba le contestó: "Porque en este momento, vosotros no estáis con Dios: Hasta que no os arrepintáis, Él no os tratará como Su pueblo elegido. Es que Dios hoy está haciendo algo nuevo. Él está llamando, de entre los judíos y de entre los no judíos, a un pueblo que invoque Su nombre". Y también le dijo el Pastor: "Vosotros no estáis al día con Dios. Habéis retrocedido al sistema de Moisés que sencillamente ya se ha pasado de moda, pues ha sido superado por un nuevo modelo, que es la iglesia del Señor Jesucristo". Hasta aquí la cita. Lo que sucede es que Dios está invitando a "todo aquel que crea" a confiar en Cristo y convertirse en una parte de la nueva organización que Él llama la iglesia. Y ahora llegamos a un nuevo párrafo que hemos titulado:

Una promesa de liberación

Aquí vemos que el profeta se estaba, de forma definitiva, proyectándose hacia el futuro. Observemos la palabra temporal "entonces", que aparece en otras traducciones y que aparecerá varias veces en este capítulo. Leamos el versículo 18 de este segundo capítulo:

"Y el Señor, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo."

En Mateo capítulos 24 y 25, en el discurso del Monte de los Olivos, el Señor Jesús usó la palabra "entonces" para proyectarse en el tiempo hacia los eventos que tendrán lugar en el período de la gran tribulación. Al final de este período, justamente antes de que el Señor regrese a la tierra, "entonces", como dijo Joel en este versículo, el Señor, solícito por su tierra, perdonará a Su pueblo. Y dice el versículo 19,

"Responderá el Señor y dirá a su pueblo: Yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones."

En aquel tiempo el Señor les dará pan, mosto y aceite; no serán más una deshonra entre los paganos. En la actualidad, ni siquiera los más radicales dirían que estas palabras se están cumpliendo ahora. La mayoría de la población de Israel no se encuentra en aquella tierra. Hay más judíos en Nueva York que en Israel, e incluso hay muchos judíos en Rusia. Es que esta declaración del versículo 17 no se está cumpliendo en este tiempo. Esta profecía aún mira hacia el futuro y, concretamente, hacia el período conocido como el "día del Señor", que comenzará con la oscuridad y continuará hasta el amanecer del reino, y después del estallido de la última rebelión del hombre en la tierra, hacia el comienzo del reino eterno. Nosotros estamos incluidos en aquel período en particular. Ahora, en el versículo 20 de este capítulo 2 de Joel, dice:

"Haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta: su vanguardia hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental. Exhalará su hedor y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas."

Al decir Haré alejar de vosotros al del norte seguramente no se estaba refiriendo a langostas o a un ejército que viniera del norte. Esto se cumplió parcialmente cuando Asiria descendió y conquistó al reino del norte: (o de Israel). Pero Dios libró milagrosamente al reino del sur (o de Judá) de ese enemigo. Eso sucedió unos 100 años antes de que el reino del sur fuera también conducido al cautiverio ---y entonces sería por causa de Babilonia y no de Asiria.

Sin embargo, habrá aun un cumplimiento futuro para el alejamiento de un ejército del norte. Este cumplimiento fue presentado en mayor detalle en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel. En el período de la gran tribulación una nación del norte descenderá contra Israel pero Dios liberará a este pueblo. La descripción incluida aquí encaja con la batalla de Armagedón. Dice este versículo 20: y lo echaré en tierra seca y desierta: su vanguardia hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental. Exhalará su hedor y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas. El mar de Galilea está a un lado y el Mar Mediterráneo está al otro lado del Valle de Esdraelon, donde tendrá lugar la batalla de Armagedón. Como hemos visto en Ezequiel, Dios intervendrá y destruirá al enemigo que venga del norte, y lo hará para traer honor y gloria a Su nombre.

Estimado oyente, Dios es glorificado cuando Él castiga el pecado, tanto como lo es cuando salva a un pecador. Esta verdad nos resulta difícil de creer; para el hombre es una píldora amarga de tragar. Pero Dios es justo y un Dios santo y justo va a juzgar. Cada uno de los profetas así lo afirmó. La Palabra de Dios tiene mucho que decir sobre el juicio de Dios. Pero a Él no le agrada juzgar. Acabamos de ver que es misericordioso y compasivo, y lento para la ira. y que el juicio es una obra extraña para Dios. Es por tal motivo que Él extiende Sus manos todo el día y nos pide que vengamos a Él. Cuando las personas se niegan a volverse a Él, las debe juzgar en Su justicia y en Su santidad.

Esto es cierto incluso para los hijos de Dios. Cuando nos equivocamos o hacemos el mal, si no nos juzgamos a nosotros mismos, Dios nos tiene que juzgar. Nos castiga para hacer que volvamos a Él. Y dice el versículo 21 de este segundo capítulo de Joel:

"Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque el Señor hará grandes cosas."

El período de la Gran Tribulación conducirá a la venida de Cristo a la tierra para establecer Su reino. En la actualidad esa tierra se encuentra aun bajo una maldición, y ya hemos hablado de su escasez de agua. La tierra está lejos de parecer un Jardín de Edén. Cualquiera que haya viajado de Jerusalén a Jericó tendrá que admitir que es una zona tan desolada como un desierto.

Usted también observará que la iglesia no está incluida en esta figura. Tampoco encontraremos a la iglesia en el Discurso del Monte de los Olivos ni en el libro de Apocalipsis después del capítulo 4. Los creyentes habrán sido recogidos de este mundo y ya no habrá una iglesia sobre la tierra. Y cuando la iglesia llegue al cielo ya no será llamada la iglesia; la figura cambiará y los creyentes serán llamados "la esposa de Cristo". Continuemos leyendo el versículo 22 de este segundo capítulo:

"Animales del campo, no temáis, porque los pastos del desierto reverdecerán y los árboles llevarán su fruto; la higuera y la vid darán sus frutos."

Evidentemente, ese día todavía no ha llegado. Y dice el versículo 23:

"Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en el Señor, vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía, como al principio."

¿Quiénes son los hijos de Sión? Por supuesto, ellos son los integrantes del reino del sur (o de Judá) ---allí estaba situada Sión.

Cuando el profeta habló de la lluvia, estaba hablando de una lluvia literal. En el versículo 28 Joel aplicará esto al derramamiento del Espíritu Santo, pero en este versículo se estaba refiriendo a una lluvia literal. La primera lluvia o lluvia temprana llegaba en Octubre, y la lluvia tardía llegaba en Abril. Hay otros pasajes en la Biblia que hablan sobre las lluvias temprana y tardía, que eran lluvias literales en las tierras de Israel (podemos leer Levítico 26:3, 4; Deuteronomio 11:14-17; 1 Reyes 8:35, 36; Jeremías 3:3; y Oseas 6:3).

En el pasado, esas tierras recibían lluvias verdaderamente abundantes. Todas esas colinas escarpadas estaban cubiertas de árboles. Los enemigos vinieron y despojaron esa tierra y en la actualidad los pobladores están tratando de plantar árboles, pero ellos tienen problemas para ver crecer a esos árboles porque no hay suficiente lluvia tardía. Así que Joel estaba hablando de esas lluvias literales que Dios había prometido para el futuro. Continuemos leyendo, finalmente por hoy, los versículos 24 y 25 de este segundo capítulo:

"Las eras se llenarán de trigo y los lagares rebosarán de vino y aceite. Yo os restituiré los años que comió la langosta, el pulgón, el saltón y la oruga, mi gran ejército que envié contra vosotros."

Dice aquí Yo os restituiré los años que comió la langosta. Se han predicado muchos sermones espiritualizando este pasaje, que puede ser utilizado como una aplicación, ya que afirma un gran principio. Tenemos la misma idea en el libro de Apocalipsis capítulo 21, versículo 5, donde el que estaba sentado en el trono dijo: Yo hago nuevas todas las cosas. El estaba hablando en este capítulo de la Nueva Jerusalén. Y aquellos que pertenecen a la iglesia, esos pecadores que han confiado en Cristo van a estar allí, lo cual será una experiencia extraordinaria. Él enjugará todas las lágrimas. ¡Qué cambio implicará esa situación! Hay muchas lágrimas en este mundo, así que nos consuela y nos alegra que Él va a hacer nuevas todas las cosas.

Yo no sé en cuanto a usted, pero algunos no estamos satisfechos con nuestra vida en esta tierra. Nunca hemos podido ser la clase de personas que nos gustaría ser, en el orden profesional y en el área de la familia. Por ello nos agrada mucho leer estas palabras que acabamos de leer en Apocalipsis: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Es como si Él nos estuviera diciendo: "No habéis hecho las cosas bien en la tierra; nunca alcanzasteis vuestros objetivos. Os sentíais frustrados. Vuestra energía era muy limitada. Allí os encontrabais conviviendo con esa vieja naturaleza pecaminosa. Pero yo voy a hacer nuevas todas las cosas. Os daré una nueva página, un lápiz nuevo sin goma de borrar. Podéis escribir todo nuevamente. Podéis lograr lo que siempre quisisteis llevar a cabo".

Y estimado oyente, creemos que esto es lo que va a ser el cielo para tantas personas. Podremos hacer las cosas que no pudimos hacer en la tierra, y ser la clase de personas que hubiéramos querido ser aquí. ¡Imagínese usted lo que significará de los obstáculos y estorbos de las circunstancias, del pecado, de nuestro entorno, e incluso de los factores hereditarios! ¡Qué gloriosa experiencia será el vernos libres de todas esas debilidades y limitaciones, y en la presencia de Cristo! Realmente, Dios hará todas las cosas nuevas. En un sentido material y espiritual, Él restaurará los años que las langostas comieron.

Estudio bíblico de Joel 2:4-14

Continuamos hoy, nuestra marcha por el libro de Joel, y comenzaremos nuestro estudio en el capítulo 2, versículo 4. Ahora, en el capítulo 1, desde el versículo 1 hasta el 14, el relato del profeta nos presentó una plaga de langostas que cayó sobre aquella tierra de Israel. Él la presentó como una advertencia de Dios. Ya vimos cómo este profeta, el primer profeta que escribió sus profecías, y que habló principalmente para el reino del sur, o reino de Judá, condenó la embriaguez de aquel pueblo, porque aparentemente, la idolatría aún no se había hecho evidente entre los israelitas. En esta época en particular, ellos aún estaban yendo al templo, por lo menos estaban mostrando exteriormente cierta forma de adoración.

Ante esta plaga, el profeta aclaró que nunca se había presentado un castigo como éste de parte de Dios. Pero al describir esta plaga que cayó sobre ellos en aquella época, el se proyectó hacia el futuro, comparándola con un período futuro, que él llamó el "día del Señor". Esta época comenzará al anochecer, como el día Hebreo, con la oscuridad de la Gran Tribulación y concluirá al final del reino que Cristo establecerá en la tierra en Su Segunda venida y comience, entonces, el reino eterno.

En el capítulo 1, versículo 15 comenzamos con esta sección en la cual nos encontramos, a modo de preludio, en la cual el profeta miró hacia el "día del Señor", y que se extiende hasta el capítulo 2, versículo 32. En el capítulo 2, como indicamos en nuestro programa anterior, tenemos una adecuada combinación entre ambos eventos, es decir, entre la plaga de langostas y los terribles acontecimientos de la primera parte del "día del Señor". Vimos similitudes y contrastes entre ambos juicios de Dios. Este sería también el método usado por los profetas que escribieron, como vimos anteriormente, y que por inspiración de Dios describían una situación local y después se proyectaban hacia el futuro. Ahora, comenzando con el versículo 4 de este capítulo 2 de Joel, el profeta describió en detalle esta plaga de langostas. Leamos nuevamente este versículo 4 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:

"Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán."

Como hemos dicho en otra ocasión, la cabeza de una langosta se parece a la cabeza de un caballo, y es interesante que la palabra italiana para langosta significa "caballo pequeño". Uno de los significados de la palabra alemana significa "caballo del heno". Así como el caballo come el heno, las langostas comen toda la vegetación verde. El profeta Joel estaba describiendo la plaga de langostas, y estaba comenzando a aplicarla al futuro "día del Señor". Leamos ahora los versículos 5 al 7 de este segundo capítulo de Joel:

"Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla. Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes. Como valientes correrán, como hombres de guerra escalarán el muro; cada cual marchará por su camino y no torcerá su rumbo."

El escritor de los Proverbios nos dijo en su capítulo 30, versículo 27 que las langostas no tenían rey pero avanzaban en formación perfecta. No necesitan un líder ---aparentemente, cada una de ellas conoce su propio lugar. Y avanzan en escuadrones. Cuando el profeta estaba describiendo cuatro diferentes grupos de langostas, creemos que estaba refiriéndose a los movimientos de un gran ejército ---un ejército de langostas. En el futuro, en los últimos días, otro ejército avanzará hacia esa tierra, y se acercará como una plaga de langostas. Esta será una preparación para el libro de Apocalipsis, en el cual el apóstol Juan escribió sobre una plaga de langostas que tendrá lugar en la tierra durante el primer lamento que sigue al toque de la quinta trompeta. Dice el Apocalipsis capítulo 9, versículos 1 al 4: 1El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra. Y se le dio la llave del pozo del abismo. 2Abrió el pozo del abismo, y del pozo subió humo como humo de un gran horno, y el sol y el aire se oscurecieron por el humo del pozo. 3Del humo salieron langostas sobre la tierra, y se les dio poder, como el poder que tienen los escorpiones de la tierra. 4Se les mandó que no dañaran la hierba de la tierra, ni cosa verde alguna ni ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes.

Esta fue una clase de langosta fuera de lo corriente, que no atacaría ninguna planta verde, que es lo que una langosta normal atacaría. No atacarán a las personas en general, sino a aquellos que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes.

Aquel será un tiempo tan terrible que los seres humanos tratarán de morir, pero no podrán, es decir, que no podrán suicidarse. Dice Apocalipsis 9:5 y 6, 5Pero no se les permitió que los mataran, sino que los atormentaran cinco meses; y su tormento era como el tormento del escorpión cuando hiere al hombre. 6En aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

Ahora, en los versículos 7 y 8 de este capítulo 9 de Apocalipsis leemos la siguiente descripción de las langostas: 7El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro, sus caras eran como caras humanas, 8tenían cabello como cabello de mujer y sus dientes eran como de leones; Realmente, aquí tenemos una clase de langostas que no podía ser más anormal. Esta plaga tendrá lugar durante la gran tribulación.

Así que podemos ver que Joel, muy atrás en la historia, al comienzo del tiempo de los profetas escritores, preparó el terreno para que, con el transcurso del tiempo, viniera más tarde en la historia el apóstol Juan, y diera una descripción detallada de las langostas tal como aparecerán en el futuro, en el "día del Señor."

Como norma general, aconsejamos que, en el caso de nuevos creyentes o de alguien que no haya estudiado la Biblia antes, no comience su estudio en los libros de Juan o Apocalipsis. En cambio, sugerimos que se comience el estudio de la Biblia por el Evangelio de Mateo, que es un libro clave en las Sagradas Escrituras. Hasta que uno entienda bien este Evangelio, no podrá comprender adecuadamente el mensaje del Evangelio de Juan y, muchísimo menos aun, el mensaje del libro de Apocalipsis. Y además, diremos que esta breve profecía de Joel, que en general ha sido ignorada, arrojó mucha luz sobre los últimos días de la historia, que él llamó "el día del Señor."

Cuando este profeta escribió Como valientes correrán, como hombres de guerra escalarán el muro él estaba comenzando a desplazar su descripción de la plaga local de langostas hacia el futuro, que para él sería conocido como "el día del Señor."

En el próximo versículo veremos que él estaba hablando sobre el "día del Señor". Leamos entonces los versículos 8 al 10 de este segundo capítulo de Joel:

"Nadie empujará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones. Delante de él temblará la tierra y se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas perderán su resplandor."

Obviamente, esta descripción iba más allá de una plaga local de langostas o, de otra manera, el profeta Joel estaba exagerando. Pero los profetas pronunciaron la Palabra de Dios tal como Él se la entregó ---ellos no exageraron. Esta figura del libro de Joel es la misma que el apóstol Juan nos dejó en el Apocalipsis. Y dice el versículo 11, de este capítulo 2 de Joel:

"Y el Señor dará su orden delante de su ejército, porque muy grande es su campamento y fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día del Señor y muy terrible. ¿Quién podrá soportarlo?"

Esta fue la tercera vez que Joel mencionó al día del Señor.

Aquí tenemos una pregunta especialmente dramática: ¿Quién podrá soportarlo? Esta expresión armoniza perfectamente con lo que Jesús dijo en Mateo capítulo 24, versículo 22 22Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Teniendo en cuenta la similitud de estos dos pasajes, parece lo más lógico entender que ambos señalan a un período especialmente angustioso y terrible. El apóstol Juan nos dio una respuesta en el Apocalipsis. En el capítulo 7 él dijo que Dios cesará o detendrá las fuerzas de la naturaleza, reteniendo a los vientos para que no soplen (que son juicios de Dios sobre la tierra) hasta que a dos grandes multitudes de creyentes de los redimidos se les coloque un sello de protección. Si el pueblo de Dios va a sobrevivir al terrible período de la tribulación, tendrán que ser sellados. Cuando Joel preguntó ¿quién podrá soportarlo? Entendemos que se refería al "día del Señor", que comenzará en la oscuridad, en la noche de la gran tribulación. Llegamos así a un párrafo que hemos titulado

La súplica de Dios

Ahora la pregunta es: ¿qué puede hacer un pecador en un período como éste? Bueno, el profeta Joel respondió a esa pregunta. Leamos el versículo 12 de este segundo capítulo de esta profecía:

"Ahora, pues, dice el Señor, convertíos ahora a mí con todo vuestro corazón, con ayuno, llanto y lamento."

En la frase convertíos ahora a mí con todo vuestro corazón, la palabra "convertíos" significa "arrepentíos". O sea, que Dios les dijo a los israelitas, cuyos corazones se habían apartado de Él, que se arrepintieran. Arrepentirse significa ante todo, cambiar de opinión, de forma de pensar. Uno indica un cambio de forma de pensar dando la vuelta. Es cierto que en este cambio de dirección algunos puedan derramar lágrimas como consecuencia de su arrepentimiento, pero esa reacción es solo un resultado del arrepentimiento. Así que, recordemos, el arrepentimiento significa cambiar de opinión, de forma de pensar.

El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee contaba que en cierta ocasión, él decidió ir a visitar a un hombre que había sido como un padre para él; era una persona que le había ayudado mucho en sus estudios, ayudándole a conseguir un préstamo o consiguiéndole trabajo y que, en realidad. Humanamente hablando, fue la persona responsable de que él se dedicara al ministerio cristiano y el profesor McGee le amaba como si fuera su padre. Así fue que entonces se dirigió al banco donde él trabajaba con el propósito de contarle algo. Ahora, su amigo le respondió en términos muy terminantes y tajantes, diciéndole que la idea del profesor McGee no le gustaba. Esto, hizo que éste se enfadara, que reaccionara impulsivamente y se retirara de la oficina. Pero cuando el profesor llegó a la puerta de calle, le pesó haber adoptado esa actitud, por lo mucho que le debía a aquel hombre así que dio la vuelta y regresó a la oficina de su amigo. Ahora, ¿por qué regresó el profesor McGee? Porque sintió en su corazón y en su mente que debía hacerlo. O sea, que se arrepintió de lo que había hecho y lo manifestó dando media vuelta y regresando al encuentro de la persona a quién había ofendido.

Así que cuando Dios le dijo a Su pueblo convertíos a mí con todo vuestro corazón, le estaba diciendo que se arrepintiera. Y el resultado del arrepentimiento sería el ayuno, el llorar y los lamentos. Desgraciadamente, muchísimas personas creen que si ellas pasan adelante en un servicio religioso y dan rienda suelta a sus emociones ---por ejemplo, llorando--- quiere decir que se convierten. Con el correr de los años hemos encontrado que, con frecuencia, esos gestos constituyen simplemente reacciones emocionales carentes de un significado espiritual, porque las vidas de esas personas no demuestran, después de esos momentos, haber experimentado un cambio en sus vidas. Continuemos leyendo el versículo 13 de este segundo capítulo de la profecía de Joel:

"Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos, y convertíos al Señor, vuestro Dios; porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se duele del castigo."

Aquí vemos claramente que ese cambio de forma de pensar, de actitud, tenía que ser una experiencia interior del corazón de la persona y no simplemente un gesto exterior. En realidad, la ley de Moisés prohibía al sacerdote rasgar sus vestiduras. O sea que el arrepentimiento no debía mostrarse a través del fanatismo expresado en formas o acciones externas, Y si había lágrimas, debían brotar del corazón.

El arrepentimiento auténtico que Dios requería, fue expresado en la frase Y convertíos al Señor, vuestro Dios.

Después podemos ver las razones que había para volverse al Señor. Porque es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal. Cuando estudiamos el libro de Éxodo, vimos más extensamente la cuestión de qué significa cuando Dios se arrepiente. Y volveremos a tratar este tema cuando estudiemos el libro de Jonás. Cuando los israelitas se encontraban en Egipto Dios envió sobre aquel país plaga tras plaga para dar a Faraón la oportunidad de arrepentirse y volver a Él, pero no lo hizo. También en los días de Jonás Dios envió a este profeta a predicar a los habitantes de Nínive para que Él no destruyera la ciudad. Sin embargo Nínive se arrepintió y se volvió a Dios; entonces, Dios no destruyó la ciudad. Pareció como si Dios hubiera cambiado su forma de pensar, después de haber dicho que destruiría la ciudad, pero no había cambiado de opinión. Dios es inmutable. Él es siempre compasivo, misericordioso y lento para la ira.

Y estimado oyente, usted puede depender de Dios siempre. Al ser inmutable, cuando un pecador se arrepiente y vuelve a Él, Dios dice, en efecto; "Tú estabas bajo mi juicio, pero ahora que te has vuelto a Mí, no te castigaré". Así que Dios es siempre compasivo y dispuesto a perdonar. Continuemos leyendo el versículo 14 de este segundo capítulo de Joel:

"¡Quién sabe si volverá, se arrepentirá y dejará bendición tras sí; esto es, ofrenda de cereales y libación para el Señor, vuestro Dios!"

En otras palabras, el Señor los bendeciría nuevamente en el campo y en las viñas, y ellos podrían entonces tener el fruto suficiente como para ofrecer las ofrendas de cereales y las ofrendas en las que derramaban vino o aceite en la presencia del Señor.

Por cierto, aunque se la menciona, en el libro de Levítico no hay instrucciones específicas para la ofrenda de libación: esta ofrenda de libación era derramada en otras ofrendas como el holocausto cotidiano y la ofrenda de la primera gavilla, y se convirtió en una parte de ellas. Cuando era derramada sobre el sacrificio, se elevaba como un vapor sobre los carbones ardientes. Recordemos que el apóstol Pablo dijo que él deseaba de su vida fuera como esa ofrenda ---es decir, simplemente una ofrenda de libación derramada sobre el sacrificio de Cristo. 

Estudio bíblico de Joel 2:1-4

en el capítulo 1, versículo 15, entramos en la división de este libro que hemos titulado "Mirando al día del Señor" (como un preludio), que se extiende hasta este capítulo 2, versículo 32. Después de leer el versículo 16, destacamos lo siguiente. De estas palabras se desprende que ya no había más alegría en la casa de Dios. Y pensamos que esa es una de las características que predominan hoy en algunos círculos cristianos. Uno puede ver este estado de ánimo bastante generalizado cuando tiene oportunidad de visitar muchas iglesias en diferentes lugares. Puede percibirse un espíritu de expectativa frente a un mensaje o un estudio Bíblico, pero ni en el rostro de las personas ni en el ambiente en general, se observa una expresión de alegría. Casi podemos decir que se refleja como una sombra de tristeza por parte de algunos, y de aparente indiferencia en otros. Incluso algunos predicadores tratan de que sus primeras palabras ante un grupo de cristianos tengan un sentido humorístico para romper el hielo y crear un ambiente cálido y favorable. Esto fue lo que sucedió en Israel en los tiempos de este profeta, pues la alegría se había desvanecido en aquel pueblo. En ese estado nos encontramos nosotros hoy, a pesar de contar con mayores medios y ventajas. En la reunión del pueblo de Dios muchas veces se echa de menos la alegría.

Después de leer el versículo 16 continuamos viendo una dramática descripción de los efectos destructivos de la plaga de langostas. Nos dice el texto que la semilla se había podrido debajo de los terrones o en el surco de tierra. O sea, que la semilla ni siquiera pudo continuar su desarrollo, porque las langostas habían roído los brotes, incluyendo la parte que penetraba en la tierra. Así que los graneros no pudieron ser llenados.

Y en los versículos 18 al 20, se nos detallaron los alcances de esta plaga sobre todo el orden creado. Aquí vemos que el mundo animal también sufrió la plaga. Y todos los seres, humanos y animales, estaban sufriendo una gran hambruna. Por otra parte, las langostas dejaron al campo en un estado, que pareció como si un incendio hubiera arrasado la zona, acabando con toda forma de vida. Aquella época fue terrible y peligrosa para la vida de aquel pueblo. Se enfatizó el hecho de las consecuencias que tuvo que sufrir el mundo animal al ser afectado por la plaga ---tanto los animales y aves de corral como los animales salvajes que vivían fuera, en los bosques. Resulta dramática la descripción de esta escena en la que hasta los animales clamaban a Dios. Así que, en aquel tiempo, esta plaga fue un juicio, un castigo que cayó sobre todas las formas de vida de aquella tierra. Este panorama de desolación y sufrimiento se convirtió en una figura ilustrativa del "día del Señor", que desde el futuro se aproxima.

Así es que continuamos hoy, amigo oyente, nuestro recorrido por un nuevo capítulo del libro del profeta Joel. Llegamos al

Joel 2

En este capítulo el profeta continuó hablando del preludio que comenzó en el capítulo anterior, así es que continuamos

Mirando al día del Señor

Recordemos que Dios había prometido al rey David un reino y este extraordinario y futuro reino se convirtió en una especie de canción lema de todos los profetas que vinieron después de David. El gran mensaje era que el reino vendría sobre esta tierra. Al leer a los profetas, vemos este tema reiterativo, ya que uno tras otro hablaron del reino con ansiedad y expectativa.

Ahora Joel, el primer profeta-escritor, dejó en claro que el "día del Señor" ---que incluiría el reino milenario--- no será todo un remanso de paz y felicidad. Antes del establecimiento del reino, a partir del cual Jesús gobernará sobre la tierra, habrá un tiempo que el Señor Jesús mismo definió como el período de la gran tribulación. Leamos a continuación el versículo 1 de este segundo capítulo de Joel:

"Tocad la trompeta en Sión y dad la alarma en mi santo monte. Tiemblen todos cuantos moran en la tierra, porque viene el día del Señor, porque está cercano"

Aquí vemos el anuncio: viene el día del Señor. Recordemos que Joel fue el primero que escribió sus profecías y él miró a través de los siglos y vio el día del Señor. Ese día comenzará con oscuridad, es decir, con juicio. Después Cristo vendrá a la tierra a establecer Su reino. El profeta Malaquías habló de él en los siguientes términos. Nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación.

Destacamos también la frase Tocad la trompeta en Sión y dad la alarma en mi santo monte. Aquí Sión el santo monte se referían a Jerusalén. El profeta dijo que ellos deberían hacer tocar la trompeta y hacer oír la alarma. Para nosotros es importante entender el significado de la trompeta. Uno debe tener un punto de vista global, es decir, una visión completa de la Biblia ante cualquier tema que se presente, de manera que podamos encajar nuestro pensamiento o idea en cualquier pasaje Bíblico y a partir de él, llegar a una inducción, es decir, que podamos extraer, a partir de cualquier pasaje Bíblico e idea el principio general que en ellos está implícito. Y entender los antecedentes nos permitirá apreciar lo que el escritor estaba diciendo.

¿Cuál fue el significado del toque de la trompeta? Del libro de Números aprendemos que cuando los hijos de Israel comenzaron su jornada a través del desierto, Dios les mandó que construyeran dos trompetas de plata y le dio a Moisés las instrucciones correspondientes como leemos en Números 10:1 y 2, que dice lo siguiente: El Señor habló a Moisés y le dijo: "Hazte dos trompetas de plata, forjadas a martillo las harás. Te servirán para convocar la congregación y para hacer mover los campamentos. Cuando los israelitas se encontraban en el desierto, Dios utilizaba esas trompetas para hacer poner en movimiento al pueblo en ese viaje tan extenso. El primer toque de trompeta era la señal para que todos se prepararan para iniciar la marcha. Después, cuando la nube se elevaba y comenzaba a desplazarse, ellos desarmaban el tabernáculo. Entonces, inmediatamente, la trompeta sonaba otra vez, Moisés y Aarón se ponían al frente de la tribu de Judá y el arca del pacto, llevada por sacerdotes, saldría por delante, con ellos. Recordemos que el pueblo de Israel estaba acampado alrededor del tabernáculo, en sus cuatro lados, tres tribus en cada lado. Ahora cada sección se ponía en movimiento por turno, señalado por el sonido de las trompetas. En realidad, para poner en marcha a la totalidad del campamento, las trompetas eran tocadas en siete ocasiones diferentes.

Cuando uno llega a leer el libro de Apocalipsis, último libro de la Biblia, encontramos nuevamente el toque de las trompetas. Aunque algunos expositores Bíblicos creen que este toque tendrá lugar en relación con la iglesia, creemos que no habrá toques de trompeta para la iglesia. Tales expositores Bíblicos se basan en la primera epístola a los Corintios, capítulo 15, versículos 51 y 52, donde dice: Os digo un misterio: No todos moriremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Ahora, ¿a qué se refiere en este pasaje la final trompeta? Bueno, los citados teólogos y expositores Bíblico tratan de identificar esta trompeta con la séptima trompeta de Apocalipsis. Pero no hay nada que sugiera que es esa trompeta sea la misma. Nosotros creemos que el sonido de la trompeta mencionado en relación con el arrebatamiento de la iglesia será el sonido de Cristo mismo, como leemos en la primera carta a los Tesalonicenses, capítulo 4, versículo 16, que dice: 16El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Creemos que lo que este pasaje dice es que su voz sonará con la potencia y sonido diáfano de una trompeta. En este sentido, usted puede leer junto con nosotros en el libro de Apocalipsis, capítulo 1, versículo 10. Allí encontramos a Juan en la isla de Patmos, y él tuvo una visión que describió de esta manera: Estando yo en el Espíritu en el día del Señor oí detrás de mí una gran voz como de trompeta. Prestemos atención a esta significativa comparación de la voz del Señor con el sonido de una trompeta? Y continuó diciendo el apóstol Juan que esa voz decía Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.... Y en el versículo 12 de ese mismo capítulo añadió el apóstol: Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo. ¿Y qué fue lo que él vio? Pues a Cristo glorificado. O sea, que el sonido de trompeta en el momento del arrebatamiento de la iglesia, será el sonido del llamado personal del Señor Jesucristo. Es significativo también observar otras comparaciones que vemos en el pasaje del arrebatamiento de la iglesia, que hemos leído en 1 Tesalonicenses capítulo 4, versículo 16, donde Pablo dijo: Porque el Señor mismo con voz de mando. Está claro que Él vendrá personalmente. Él es quien hará oír la voz de mando. Y después dijo el apóstol; Con voz de arcángel. Simplemente dice aquí que su voz será como la de un arcángel. Su voz, por Su majestad, Su dignidad y autoridad, será como la voz de un arcángel. Está claro que también ésta, como en el caso de la trompeta, constituye una comparación. Él no necesitará a ningún arcángel a la hora de efectuar en persona su llamado a la iglesia.

Las siete trompetas del Apocalipsis no tienen nada que ver con la iglesia. En ese tiempo, la iglesia ya habrá sido completada y habrá sido recogida de este mundo. Las siete trompetas son identificadas con la nación de Israel, tal como había siete toques de trompeta en la marcha por el desierto; fueron una manera de dar instrucciones al pueblo de Israel.

En Números capítulo 10, versículos 3 al 7, leemos lo siguiente: 3Cuando las toquen, toda la congregación se reunirá ante ti en la puerta del Tabernáculo de reunión. 4Pero cuando toquen solo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de millares de Israel. 5Cuando toquéis alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente. 6Y cuando toquéis con aclamaciones la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; con aclamaciones tocarán para sus partidas. 7Pero para reunir la congregación tocaréis, pero no con sonidos de aclamación. Y a continuación, se dieron instrucciones para cuando estuvieran en la tierra prometida. Continuemos leyendo en este mismo capítulo de 10 de Números, en el versículo 9, que dice: 9»Cuando salgáis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os ataque, tocaréis alarma con las trompetas. Así seréis recordados por el Señor, vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos. Durante tiempos de conflictos, la trompeta llamaría a los hombres de guerra para defender a su país cuando un enemigo se acercaba.

Ahora, aquí en la profecía de Joel dice Tocad trompeta en Sión y dad la alarma en mi santo monte. ¿Por qué? Continuó diciendo el profeta Tiemblen todos cuantos moran en la tierra, porque viene el día del Señor, porque está cercano. Es que después de que el Señor haya llamado a Su iglesia para trasladarla fuera de este mundo, se volverá nuevamente a la nación de Israel, que será objeto de una persecución mundial. Este será entonces el principio del "día del Señor."

En este segundo capítulo Joel iba a mostrarnos una combinación de la plaga de langostas con la amenaza del ejército Asirio y después, miró por la avenida del tiempo proyectándose hacia el futuro, hacia el "día del Señor". Por supuesto, algunos teólogos no conservadores precisamente, dirían que este pasaje se refirió simplemente a la plaga de langostas del tiempo de Joel, y a la situación histórica local. A ellos les agradaría descartar mucho del significado de la Palabra de Dios. Por otra parte, el otro punto de vista extremo sería decir que este pasaje se refería únicamente al período de la gran tribulación.

Creemos que hay que enfatizar aquí que en esta profecía de Joel hubo una gran unión de hechos distantes en el tiempo. El desplazó su atención de la plaga de langostas al "día del Señor", que se encontraba distante en un futuro. Es oportuno recordar que la práctica de los profetas fue hablar de una situación local y después, proyectarse hacia el futuro "día del Señor", que incluirá el período de la tribulación y el reino de Cristo sobre la tierra.

La situación local fue la plaga de langostas, y el futuro cercano, el ejército Asirio que se aproximaba. En el versículo 20 de este capítulo 2 dijo Joel: al ejército del norte lo alejaré de vosotros... La plaga de langostas fue una figura del ejército Asirio que vendría del norte en aquellos tiempos, y este ejército Asirio se convertiría en una figura del enemigo que vendrá del norte en el futuro, en los últimos días. Como vimos en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel, un ejército que provendrá del norte invadirá a Israel, e inaugurará la última mitad del período de la tribulación.

Recordemos que el "día del Señor" no será un día de 24 horas, sino un período de tiempo. El apóstol Pablo lo usó la expresión de esa manera cuando escribió en su segunda carta a los Corintios capítulo 6, versículo 2, hablando de la época de la gracia de Dios: Ahora es el tiempo aceptable, ahora es el día de salvación.

También, como hemos aclarado que este "día del Señor" es diferente al día del Señor que se refiere al primer día de la semana, tal como vemos en las referencias al primer día de la semana que encontramos en los Evangelios y en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Joel expuso la definición de Dios que condicionaría y limitaría a los profetas que hablaran en el futuro. Después de esta profecía, todos harían mención de este período. Resulta interesante comprobar que en ningún caso se contradijeron entre sí, aun cuando algunos de los profetas no supieron lo que los otros estaban profetizando. Continuemos leyendo el versículo 2 de este segundo capítulo de Joel:

"Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra. Como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en los años de muchas generaciones."

Este fue el mismo período del cual Jesús dijo, en Mateo capítulo 24, versículo 21: 21porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Como hemos destacado en un programa anterior, la gran tribulación inaugurará el "día del Señor", porque esa era la forma en que comienza el día Hebreo; éste da comienzo con el atardecer y el principio de la oscuridad. Creemos que cuando la plaga de langostas vino sobre la tierra, estos insectos oscurecieron el cielo, debido a la enorme cantidad de langostas. Y el "día del Señor" comenzará con oscuridad. Y dice el versículo 3 de este segundo capítulo:

"Delante de él consumirá el fuego; detrás de él abrasará la llama. Como el huerto del Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; nadie habrá que de él escape."

Antes que llegara la plaga de langostas, la tierra tenía el aspecto del huerto del Edén. Todo se veía verde, con un follaje exuberante. La tierra ofrecía un hermoso paisaje. Después que las langostas se retiraron, no se pudo ver ni un rincón verde. Pareció como si un incendio voraz hubiera asolado esa tierra.

El "día del Señor" será igual en el sentido en que será un tiempo de destrucción. Cuando los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalguen por el mundo habrá guerra, hambre y muerte. De acuerdo con la profecía de este último libro de la Biblia, de un solo golpe, una cuarta parte de la población será aniquilada, y en otro momento, una tercera parte de la población será destruida. Continúa diciendo el versículo 4:

"Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente de a caballo correrán."

Como hemos dicho en otra ocasión, la cabeza de una langosta se parece a la cabeza de un caballo, y es interesante que la palabra italiana para langosta significa "caballo pequeño". Uno de los significados de la palabra alemana significa "caballo del heno". Así como el caballo come el heno, las langostas comen toda la vegetación verde. El profeta Joel estaba describiendo la plaga de langostas, y estaba comenzando a aplicarla al futuro "día del Señor."

Estudio bíblico de Joel 1:14-20

nuestro viaje por el libro de Joel. Nos encontrábamos considerando el primer párrafo de este capítulo, titulado "una plaga de langostas literal y local" que se extiende hasta el versículo 14 de este capítulo. En nuestro programa anterior, vimos que Joel estaba enviando un mensaje al pueblo, e iba a decirles que tenían que hacer en un tiempo como éste. Les indicaría diez cosas que habrían de hacer. (1) tenían que llorar, lamentarse, como una joven vestida de luto que había perdido a su prometido, quizás muerto en una batalla, de esta manera debía llorar la nación. (2) Los sacerdotes debían hacer duelo. (3) Los labradores debían avergonzarse. (4) Los viñadores tenían que gemir. Estos eran los propietarios de las viñas.

Ahora leamos nuevamente el versículo 13 de este primer capítulo de Joel:

"Vestíos de luto y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid con ropas ásperas, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación."

(5) La quinta cosa que tenían que hacer era vestirse de duelo. (6) Los sacerdotes tenían que lamentarse. Los sacerdotes no podían desempeñar sus funciones porque no tenían porque no había nada que pudieran usar para sus ofrendas. Así que tenían que pasar la noche vestidos de luto, es decir, con ropas ásperas y cubiertos de ceniza, porque no podían presentar las ofrendas de cereales ni las libaciones, que consistían en derramar vino o aceite como ofrenda a Dios. La economía de la tierra había quedado destruida y ni siquiera tenían lo suficiente como para presentar una ofrenda a Dios. Sin embargo, Dios dejó en claro que el factor más importante no era la ceremonia ritual, sino los corazones de los miembros del pueblo.

En estos versículos hemos visto que Dios le estaba pidiendo al pueblo que hiciera algo que no le había pedido antes. Cuando Dios entregó la ley de Moisés, estableció siete días de fiesta para el pueblo, y aclaró que no deseaba que ellos acudieran a Su presencia con semblantes serios o tristes. El quería que fueran a Su casa reflejando la alegría de sus corazones.

¿Ha observado usted que a veces, que el encuentro de los cristianos como pueblo de Dios no constituye una celebración alegre? ¿No ha observado usted que muchos rostros solo reflejan indiferencia o tristeza? Lejos de expresar alegría, apenas sonríen o no expresan ningún sentimiento. Y otros parecen como ausentes.

Aquí vemos que por primera vez Dios les estaba pidiendo que se lamentara, que hicieran duelo, que se vistieran de luto. En el pasado les había pedido que vinieran a Su presencia con alegría. La razón de este cambio fue el pecado de la nación. Y es la misma razón por la que hoy puede percibirse una falta de una auténtica alegría. En la actualidad la gente trabaja arduamente La música tiene que ser rápida y el sonido lo más alto posible. Los chistes tienen que ser dudosos para que las personas puedan apenas esbozar una sonrisa. Deberíamos reflexionar sobre este asunto y preguntarnos donde está hoy nuestra alegría. En gran medida esa alegría se ha apagado por causa del pecado. No olvidemos que Dios quiere que experimentemos alegría. En el pasaje que hoy hemos examinado podemos imaginar a Dios diciéndoles: "Venid ante mi presencia con vuestros lamentos. Ello no me agrada, pero estáis siendo afectados por el pecado y quiero ver vuestro arrepentimiento".

Ahora, en el versículo 14, donde comenzamos nuestro estudio hoy, el profeta continuó diciendo:

"Proclamad ayuno, convocad asamblea, congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa del Señor, vuestro Dios, y clamad al Señor."

(7) La séptima cosa que tenían que hacer era proclamar ayuno. Dios nunca les había pedido que lo hicieran. Les había dado días de fiesta ---nunca les había dado un día de ayuno, hasta que cayeron en el pecado. El gran pecado denunciado por Joel, que estaba destruyendo a la nación, fue la embriaguez. Estaba privando a la gente de su forma normal de pensar y entonces no eran capaces de tomar las decisiones correctas.

(8) Tenían que convocar una asamblea solemne. En otras palabras, tenían que reunirse. Dios había deseado que se reunieran para alegrarse en Su presencia, pero en esta ocasión les dijo que ésta tendría que ser una asamblea solemne.

(9) Tenían que reunir a los ancianos del pueblo y a todos los habitantes de la tierra en la casa del Señor. La historia nos muestra que los tiempos de gran ansiedad y dificultades siempre han impulsado a la gente hacia Dios. Así sucedió en aquellos tiempos en los que el pueblo tuvo que reunirse para ayunar.

(10) Tenían que clamar al Señor. ¿Por qué? Porque Dios era misericordioso, compasivo. Dios quería perdonar. Así que tenían que venir a Él en esos tiempos difíciles. Y El les escucharía y contestaría su oración.

Hemos visto que Joel pronunció una advertencia ante aquel pueblo, y les dio estas 10 instrucciones concretas que hemos citado. Ellos debían realizar estas acciones si querían recibir sobre ellos la bendición de Dios.

Ahora llegamos a una sección que hemos titulado

Mirando al día del Señor (como un preludio)

De una forma magistral, Joel se apartó de la situación local, que era la plaga de langostas, y dirigió su atención hacia la época del "día del Señor". Leamos el versículo 15 de este primer capítulo de Joel:

"¡Ay del día!, porque cercano está el día del Señor; vendrá como destrucción de parte del Todopoderoso."

Es evidente que este lamento se refería al "día del Señor". Ese día se aproximaba y vendría como una devastación de parte del Todopoderoso. Como un pequeño modelo, un breve bosquejo de lo que llegaría en el futuro, esta plaga de langostas local constituía una advertencia, una figura del "día del Señor" que vendría en el futuro. Esta plaga debería haber alertado al pueblo.

A continuación, Joel les iba a hablar sobre el futuro. Lo que llegaría en el futuro, lo que había sido prometido al rey David, era un reino. David sería levantado para gobernar sobre ese reino. La guerra cesaría y habría paz en la tierra. Todos los profetas hablaron sobre ello, pero ellos también hablaron de lo que Joel estaba diciendo aquí, es decir, que hablaron sobre la llegada del día del Señor.

El día del Señor debe ser comprendido en contraste con los otros días que se mencionaron en la Escrituras. Usted y yo nos encontramos viviendo en lo que se llama en la Escritura "el día del hombre", que comenzó con el rey Nabucodonosor, rey de Babilonia, conquistador de Jerusalén. El Señor llamó a este período "los tiempos de los Gentiles (o de los no judíos). En Lucas capítulo 21, versículo 24, vemos que el Señor dijo que los no judíos pisotearían la ciudad de Jerusalén hasta que se cumplieran los tiempos señalados para ellos. Así que estamos viviendo en el día del hombre. El hombre es quien lleva a cabo los juicios hoy. Apela ante la corte suprema de justicia, pero no ante Dios. Le ha olvidado completamente. El nombre de Dios es simplemente una palabra para jurar y blasfemar.

El Dr. Chafer hizo el siguiente comentario con respecto al día del hombre. "El Este tema, oscurecido en ocasiones por los traductores, fue mencionado solamente una vez en el Nuevo Testamento; en la Primera Epístola a los Corintios, capítulo 4, versículo 3, donde dice: 3En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros o por tribunal humano. ¡Ni aun yo mismo me juzgo! En este pasaje, esa frase de "tribunal humano" es, en realidad, una referencia a la opinión humana que es corriente en esta época, y que puede ser traducido literal y apropiadamente como el día del hombre". Y hasta aquí, la cita que mencionamos del Dr. Chafer

Usted y yo, estimado oyente, estamos viviendo en el día del hombre. Y, créalo; hoy predomina el humanismo. El hombre cree que puede resolver el problema del mundo, pero ¿qué es lo que ha hecho el hombre? Ha conducido al mundo a una confusión terrible. Bueno, los seres humanos no tienen la solución. Los hombres hoy no pueden solucionar los problemas de este mundo. Muchos hombres públicos de varios países han admitido en privado que el ser humano es incapaz de resolver los problemas que él mismo ha creado.

La Biblia nos habló de otro día que se aproximaba ---el Día del Señor Jesucristo. El Apóstol Pablo dijo en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 1, versículos 7 y 8: De tal manera que nada os falta en ningún don mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os mantendrá firmes hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. ¿Cuál es ese día? Será el día en que Él venga a recoger a Su iglesia de este mundo, y entonces la iglesia se presentará ante el Tribunal de Cristo. Uno de los versículos favoritos es el que encontramos en la epístola a los Filipenses, capítulo 1, versículo 6, que dice: Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Él va a guardarnos hasta que llegue ese día, en el que nos recogerá del mundo y entonces seremos llevados ante Él para ver si recibimos o no un premio.

Tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento hablan sobre el "día del Señor". En la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 2 dice: que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os alarméis, ni por espíritu ni por palabra ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el Día del Señor está cerca. Los cristianos de Tesalónica temían perder el arrebatamiento de la iglesia. Entonces, aquí vemos que el apóstol Pablo les aseguró a los creyentes que ellos no pasarían por el "día del Señor."

Y el profeta Joel dejaría bien en claro en qué consistía el "día del Señor". Diría que "el día del Señor" sería un día oscuro, sombrío y difícil. El punto de vista Hebreo era que ellos entrarían inmediatamente en el reino ---es decir, que la vida sería como una suave brisa, sin problemas de ningún tipo. Pero Joel dijo que el "día del Señor" comenzará con la noche, con oscuridad. Y esa oscuridad será el período de la gran tribulación. Será como esa plaga de langostas que había llegado con sus cuatro bandadas de insectos, y como los cuatro jinetes del Apocalipsis, que cabalgarán en el citado período de la gran tribulación. Entonces, el "día del Señor" incluirá la venida de Cristo a la tierra para establecer su reino. Después, Su pueblo entrará en el resplandor de Su presencia. Ahora, esa era la esperanza del Antiguo Testamento y lo que el Antiguo Testamento enseñó.

Ahora, usted puede apreciar, amigo oyente, lo importante que es el estudiar toda la Biblia. No puede explicarse el significado del "día del Señor" prescindiendo de lo que escribió el profeta Joel y toda otra información Bíblica debe encajar con el programa que él describió. Todos los profetas que escribieron después de él usaron ese término muchas veces. La expresión "día del Señor" aparece unas 75 veces en toda la Biblia, y 5 veces en el libro de Joel, y la expresión "aquel día" aparece en este libro una vez. Todos los profetas tuvieron mucho que decir sobre el "día del Señor", y tenemos que reconocer que éste es un término técnico que ha sido definido y usado sistemáticamente en la Biblia.

Resumiendo entonces lo dicho diremos lo siguiente: (1) Hay un "día del hombre", que es el tiempo que estamos viviendo en la actualidad. (2) El "día del Señor Jesucristo" llegará cuando El recogerá a Su iglesia de este mundo. Después (3) comenzará el "día del Señor" con el período de la gran tribulación. Después de todo, nosotros llamamos los días de la semana por diferentes nombres. Y Dios también ha puesto un nombre para cada uno de estos diferentes períodos de tiempo. Por cierto que esto no fue algo que los hombres pensaron; nosotros no habríamos pensado en llamarlos de esta manera, pero así los calificó la Palabra de Dios.

También tenemos que decir que el "día del Señor" no es el mismo día del Señor que se mencionó en Apocalipsis capítulo 1, versículo 10. El día del Señor en ese pasaje es el primer día de la semana, es decir, un día de 24 horas, lo cual puede verse claramente en el Nuevo Testamento. Escuchemos ahora lo que dice el versículo 16 del capítulo 1 de Joel:

"¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?"

Aquí el profeta continuó hablando de la plaga de langostas. De estas palabras se desprende que ya no había más alegría en la casa de Dios. Y pensamos que esa es una de las características que predominan hoy en algunos círculos cristianos. Uno puede ver este estado de ánimo bastante generalizado cuando tiene oportunidad de visitar muchas iglesias en diferentes lugares. Puede percibirse un espíritu de expectativa frente a un mensaje o un estudio Bíblico, pero ni en el rostro de las personas ni en el ambiente en general, se observa una expresión de alegría. Casi podemos decir que se refleja como una sombra de tristeza por parte de algunos, y de aparente indiferencia en otros. Incluso algunos predicadores tratan de que sus primeras palabras ante un grupo de cristianos tengan un sentido humorístico para romper el hielo y crear un ambiente cálido y favorable. Esto fue lo que sucedió en Israel en los tiempos de este profeta, pues la alegría se había desvanecido en aquel pueblo. En ese estado nos encontramos nosotros hoy, a pesar de contar con mayores medios y ventajas. En la reunión del pueblo de Dios muchas veces se echa de menos la alegría. Continuemos leyendo el versículo 17 de este primer capítulo de Joel:

"El grano se pudrió debajo de los terrones; los graneros fueron asolados y los silos destruidos porque se había secado el trigo."

Destacamos aquí la primera frase que nos dice que la semilla se había podrido debajo de los terrones o en el surco de tierra. O sea, que la semilla ni siquiera pudo continuar su desarrollo, porque las langostas habían roído los brotes, incluyendo la parte que penetraba en la tierra. Así que los graneros no pudieron ser llenados. Y continúa diciendo el versículo 18:

"¡Cómo gemían las bestias! ¡Cuán turbados andaban los hatos de los bueyes, porque no tenían pastos! Y fueron también asolados los rebaños de las ovejas."

Aquí vemos que el mundo animal también sufrió la plaga. Y todos los seres, humanos y animales, estaban sufriendo una gran hambruna. Y dice el versículo 19:

"A ti, Señor, clamaré; porque el fuego consumió los pastos del desierto, la llama abrasó los árboles del campo."

Es decir que las langostas dejaron al campo en un estado, que pareció como si un incendio hubiera arrasado la zona, acabando con toda forma de vida. Y luego, en el versículo final de este capítulo 1 de Joel, el versículo 20, leemos:

"Las bestias del campo bramarán también a ti, pues se secaron los arroyos de las aguas, y el fuego consumió las praderas del desierto."

Aquella época fue terrible y peligrosa para la vida de aquel pueblo. Aquí se enfatizó el hecho de las consecuencias que tuvo que sufrir el mundo animal al ser afectado por la plaga ---tanto los animales y aves de corral como los animales salvajes que vivían fuera, en los bosques. Resulta dramática la descripción de esta escena en la que hasta los animales clamaban a Dios. Así que, en aquel tiempo, esta plaga fue un juicio, un castigo que cayó sobre todas las formas de vida de aquella tierra. Este panorama de desolación y sufrimiento se convirtió en una figura ilustrativa del "día del Señor", que desde el futuro se aproxima.