lunes, 4 de mayo de 2015
Estudio bíblico de Ezequiel 38-39
los capítulos 38 y 39 de este libro de Ezequiel que estamos estudiando. Recordemos que al comenzar el estudio de estos dos capítulos dijimos que, si hay alguna sección de la profecía de Ezequiel que sea bien conocida, está reflejada en los capítulos 38 y 39. Estos dos capítulos nos hablan sobre el repudio de Gog y Magog. Vamos a tratar de presentarlos de una forma un poco diferente a la que solemos hacerlo, porque queremos destacar ciertas verdades. Sin un estudio de la totalidad del libro de Ezequiel, uno podría llegar a extraer de estos pasajes interpretaciones extrañas.
Así que, habiendo considerado que en el capítulo 37, vimos que Dios tiene un propósito definido para Israel en el futuro, comprobaremos que estos dos capítulos tratan sobre ese tema. Nos informan sobre el enemigo final que vendrá contra Israel en los últimos días.
En los capítulos 38 y 39 se identifica al enemigo como reinos o pueblos que proceden del norte de Israel. Algunos de esos pueblos de la época han sido identificados como socios comerciales de la ciudad de Tiro. Es este sentido, después de destacar algún detalle de carácter lingüístico, hemos examinado tanto el factor filosófico como el factor ideológico o filosófico que creemos caracterizará a los pueblos que se impliquen en este ataque. También hemos dedicado un párrafo para examinar algunas posibles motivaciones que en el futuro podrían impulsar a una nación o conjunto de naciones a emprender la invasión de Israel.
En los versículos 1 y 2 de este capítulo 38 de Ezequiel, hemos examinado algunas consideraciones lingüísticas sobre los nombres de los pueblos o naciones mencionados en esos versículos. Aquí se nos presenta a este hombre llamado Gog, y comprendemos que esa es una palabra de idioma tártaro que indica "techo". Eso quiere decir: el hombre que está encima de todo, y no podemos pensar en un nombre mejor para un "dictador" que éste de Gog, el hombre que está sobre todos.
Con respecto a la palabra hebrea "Rosh", que significa "cabeza", la cuestión es si esta palabra debe ser considerada como un adjetivo, traduciéndola como "príncipe soberano" o. como un nombre propio. Así lo traducen algunas versiones, "príncipe de Ros". La evidencia favorece considerarla un adjetivo. La palabra "Ros" nunca aparece como una nación en ninguna otra lista Bíblica de nombres de lugares, mientras que todos los otros nombres aparecen confirmados en otros pasajes. Dean Stanley, cuyo libro sobre la historia de la iglesia oriental se publicó hace muchísimo tiempo incluyó una nota de Gesenius, el famoso erudito hebreo. Este intentó identificar a algunos de los pueblos aquí mencionados, que pudieran haber dado origen a naciones modernas. Pero antes de identificar quienes serían los supuestos equivalentes o descendientes contemporáneos de estos pueblos antiguos, uno debe identificar las áreas contra las cuales Ezequiel profetizó. Ezequiel tenía en mente lugares históricos, y no nombres modernos y estas áreas deber ser localizadas en el tiempo de Ezequiel. En este sentido creemos que deben evitarse afirmaciones dogmáticas basadas en aparentes similitudes de la ortografía de los nombres. La zona situada al norte de Israel ha experimentado, a través de los siglos grandes cambios geopolíticos, las fronteras han sufrido modificaciones importantes, y desde el siglo pasado, algunos de los regímenes políticos de muchos países han evolucionado hacia formas democráticas de gobierno. Algunos presentan un carácter más confesional mientras que otros tienden hacia sociedades laicas en donde conviven varias religiones.
En segundo lugar dijimos algo sobre el factor geográfico. Como podemos ver en este capítulo 38:6 y 15, y en 39:2, se dice que los ejércitos vendrían del norte. Esta situación probablemente se refiere a la zona de tierra continental que se parece a un puente extendido entre el Mar Negro y el Mar Caspio. Ezequiel hablo de una coalición de diversas naciones que incluirían a todas estas naciones mencionadas en los versículos 2-3, y 5-6, aliadas entre sí y quizás con otra nación, y que se unirán para atacar a Israel. Una empresa de semejante envergadura requerirá un período de preparación e intensas negociaciones políticas.
En nuestro programa anterior no mencionamos la siguiente aclaración. Las direcciones geográficas en la Biblia se presentan en relación con la tierra de Israel. En la Biblia el norte se considera norte en relación con la tierra de Israel. Y así, de esa manera, el sur, quiere decir, al sur de la tierra de Israel. Lo mismo sucede con el oeste y el este, que reconsideran respectivamente direcciones que toman como punto de referencia al país de Israel. En otras palabras, en las Sagradas Escrituras, Israel es considerado el centro geográfico de la tierra.
A continuación examinamos el factor filosófico o ideológico que podría caracterizar a los enemigos de Dios y de Su pueblo en los últimos días. En este sentido destacamos la afirmación de Dios del versículo 3 del capítulo 38, Yo estoy contra ti dirigida a Sus enemigos. Este fue un lenguaje extraño. En este libro de Ezequiel Dios había dicho en varias ocasiones que El estaba en contra de ciertas naciones. Lo dijo de Babilonia, de Egipto, y lo dijo de las naciones que estaban contra Su pueblo y contra Su Persona. Ahora en este pasaje que acabamos de leer, se nos habla de una nación o conjunto de naciones que han de surgir en los últimos días, naciones que estarán en contra de Dios. La razón por la que sabemos que estarán contra Dios es que El mismo dijo Yo estoy contra ti. Esto marca una diferencia con respecto a otras naciones ya existentes en aquel tiempo, que habían mostrado enemistad y rechazo contra Dios. Aparentemente, alguna de estas naciones aun no existía cuando Ezequiel comunicó esta profecía. Sin embargo Dios dijo que estaba en contra de este pueblo.
Hemos considerado que el ateísmo será una característica de los pueblos enemigos de los israelitas en los últimos tiempos. En nuestra época hemos visto surgir naciones cuya filosofía básica es el ateísmo. Pero alguien podría preguntar: "¿y qué diremos de las naciones paganas del pasado? ¿No eran ateas? No. No lo eran. Eran politeístas. Creían en muchos dioses. En el principio de la historia, los seres humanos se desviaron, se alejaron de Dios, pero no se hicieron ateos. La razón por la cual no se inclinaron por el ateísmo es fácil de entender. Se encontraban demasiado cerca de las fuentes de la revelación divina. Después de todo, en los días de Noé no había ateos. Ese no era en absoluto el problema. El problema de ellos era que se habían entregado al pecado y adoraban a muchos dioses. El hombre, en aquellos días, era politeísta. Todas las grandes naciones del pasado fueron politeístas y los juicios que Dios pronunció en este libro fueron dirigidos a naciones politeístas. Por ejemplo, de la ciudad de Menfis dijo que todos sus ídolos desaparecerían y, efectivamente, así sucedió. No había probablemente gente tan entregada a la idolatría, con la posible excepción de los Babilonios. EL politeísmo caracterizó al mundo antiguo. Pero la nación o naciones del futuro que realicen los ataques descritos en este capítulo seguramente tendrán al ateísmo como filosofía básica, o un fanatismo exacerbado que los impulse a odiar, a todo lo que provenga del Dios revelado en las Sagradas Escrituras.
Hemos observado también que en el pasado Dios no dio ningún mandamiento contra el ateísmo, aunque sí encontramos en los Diez Mandamientos (Éxodo 20) dos mandamientos contra el politeísmo.
Cuando llegamos a la época de David, el ateísmo estaba comenzando a aparecer. En el Salmo 14:1 leemos: Dice el necio en su corazón: "No hay Dios". El ateísmo es una posición insostenible para el pequeño ser humano frente a la creación de Dios.
En nuestro programa anterior y a partir del versículo 4, nos preguntábamos porqué los ejércitos de ciertos pueblos querrán invadir Israel en el futuro. El profesor McGee, en su respuesta, se basó en la siguiente frase de este versículo 4 del capítulo 38, dirigida por Dios al enemigo de Su pueblo: Te quebrantaré, pondré garfios en tus quijadas, y te sacaré a ti con todo tu ejército, e interpretó que aquí se indicaba que Dios iba a juzgar a Sus enemigos en la tierra de Israel, basándose también en las palabras de 39:11, que dice. En aquel tiempo yo daré a Gog por sepultura un lugar en Israel. O sea, que Dios atraerá y conducirá a los ejércitos invasores a la tierra de Israel; esto se explicaría simbólicamente con lo que dice el versículo 4 de este capítulo 38, que dice que Dios pondría garfios en sus bocas y los haría entrar en la tierra de Israel, que en ese tiempo estaría ocupada por los propios israelitas. La tierra ya no era aquella que fue rica en agricultura y ganadería. En el libro de Ezequiel hemos visto que incluso el Neguev estuvo en un tiempo cubierto de bosques. Dios dijo que iba a destruirlos y así lo hizo.
A lo largo de la historia del pueblo de Israel, algunos de sus líderes más destacados han realizado declaraciones reconociendo la protección de Dios sobre Israel e incluso, admitiendo el cumplimiento de ciertas profecías vinculadas con la venida del Mesías. Pero en la actualidad, una gran parte de los israelitas se ha desviado de esa línea de pensamiento. Por ejemplo, cuando se celebraba el vigésimo primer aniversario de la nación, en el auditorio de Tel-Aviv, colocaron un gran cartel escrito en Hebreo y en Inglés, en el cual podía leerse la siguiente afirmación: "La ciencia traerá paz a esta tierra". Esta declaración no se corresponde con la enseñanza del Antiguo Testamento, que enseña que solo el Mesías traerá paz a esa tierra; así que, aparentemente, muchos israelitas están aferrándose a una nueva esperanza, a un nuevo mesías, que no es precisamente Aquel de quien nos hablan las Sagradas Escrituras.
Ahora entre los "garfios" o motivos de atracción que Dios usaría para atraer a esa tierra a los ejércitos enemigos, habíamos enumerado los siguientes: (1) Algunas naciones necesitan vías de entrada de aguas templadas a las vías navegables del mundo e Israel ofrece ese acceso. (2) Otro "garfio" esencial en nuestro mundo en la actualidad y una necesidad con proyecciones futuras es el petróleo, que resulta esencial para la supervivencia de las naciones de nuestro tiempo. (3) El tercer "garfio", también figurativamente hablando, tiene que ver con el Mar Muerto. Los depósitos minerales del Mar Muerto son tan grandes que no pueden ser evaluados en el mercado actual. Los productos químicos que saturan el agua de ese mar representan una riqueza incalculable.
En nuestro programa anterior, estábamos considerando el párrafo que titulamos en forma de pregunta: ¿Cuándo se producirá la invasión de Israel? Algunos creen que tendría lugar al final de esta época, antes que la iglesia sea recogida por el Señor. Otros creen que ocurriría al principio del período de la tribulación y hay quienes sostienen que tendrá lugar al final de la tribulación. Por otra parte, otros piensan que se llevará a cabo al comienzo del milenio. No es este el momento de evaluar detalladamente estas diferentes posibilidades. El profesor McGee cree que será "en los últimos o postreros días" (y al respecto podemos ver Ezequiel 38:16). Estos "últimos días", como ya hemos visto en los otros profetas, constituye un término técnico que se refiere específicamente al período de la tribulación. Estos serán los días en los que el Anticristo asuma el poder, y él va a acceder al poder, en base a un programa de paz. Como resultado, habrá una paz falsa durante la primera parte del período de la tribulación; entonces, en la mitad de los siete años, una fuerza militar proveniente del norte se dirigirá hacia la tierra de Israel. Esta invasión desencadenará la "gran" tribulación, quebrantando la paz falsa lograda por el Anticristo y provocando la invasión de Israel. Leamos ahora el versículo 8 de este capítulo 38 de Ezequiel,
"De aquí a muchos días serás visitado; al cabo de los años vendrás al país salvado de la espada, contra gentes recogidas de entre muchos pueblos en los montes de Israel, que siempre fueron una desolación. Fueron sacadas de entre las naciones y todas ellas vivirán confiadamente."
Cuando Israel se encuentre de regreso en la tierra, estarán bajo el dominio del Anticristo, quien les hará creer que la paz ha llegado a la tierra, que todos los problemas del mundo se han solucionado y que ellos están entrando en el milenio. Pero ésta será una afirmación falsa, porque se encontrarán en el medio del período de la tribulación, en el cual vendrá del norte el enemigo con intención de invadirlos. Continuemos leyendo el versículo 16 de este mismo capítulo 38:
"Y subirás contra mi pueblo Israel como un nublado que cubra la tierra. Así será al cabo de los días: yo te traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan cuando sea santificado en ti, Gog, delante de sus ojos."
En aquel día futuro en que Israel esté viviendo en paz y el Anticristo haya engañado a todos, Dios será la única fuente de ayuda para Israel. El mismo se encargará de sus enemigos que procedan del norte. Y entonces estallará la guerra. Comenzará la llamada "gran tribulación", que durará los últimos 3 años y medio del período de la tribulación. Esta "gran tribulación" comenzará con una furia frenética. Toda la tierra se convertirá en una especie de holocausto. Los juicios caerán una tras otro sobre la tierra. Predominará la guerra. En Mateo 24:22, Cristo dijo de este breve período: Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.
Estimado oyente, le recomendamos que lea en su Biblia el resto de este capítulo 38 de Ezequiel, es decir, desde el versículo 16, donde hemos interrumpido nuestra lectura, hasta el versículo 23. En ellos se continúa hablando del castigo de Dios sobre los ejércitos invasores del norte. Llegamos así al
Ezequiel 39 - Los resultados de la invasión
El capítulo 39 continúa la profecía contra Gog y proporciona detalles adicionales sobre la destrucción de estos formidables enemigos. Leamos entonces el versículo 2 de este capítulo 39:
"Te quebrantaré, te conduciré, te haré subir desde las partes del norte y te traeré sobre los montes de Israel."
En estas palabras parece haber una referencia a ciertas plagas enviadas por Dios. Estas plagas están enumeradas en Ezequiel 38:22 con las siguientes palabras: 22Yo litigaré contra él con peste y con sangre; y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, una lluvia impetuosa y piedras de granizo, fuego y azufre. Esta fue la forma en que Dios destruyó Sodoma y Gomorra. Leamos el registro histórico de esa destrucción en Génesis 19:24, que dice, Entonces el Señor hizo llover desde los cielos azufre y fuego sobre Sodoma y sobre Gomorra. Y esta será exactamente la manera en que Dios destruirá a estos ejércitos que provendrán del norte contra Su pueblo, con la intención de destruirlo. En aquellos días Dios también tendrá en cuenta la forma en que a través de los siglos, esos pueblos han tratado a los israelitas.
Ahora, aquí hay un mensaje para nosotros. Cuando Dios estaba listo para destruir a Sodoma y Gomorra, Abraham pensó que Dios estaba haciendo algo injusto; y como leemos en Génesis 18:24, ¿Destruirás también al justo con el malvado? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿destruirás y no perdonarás a aquel lugar por amor a los cincuenta justos que están dentro de él? Y continuó preguntándole Abraham a Dios sucesivamente qué haría si hubiera, 45, 40, 30, 20 y 10. Y Dios dijo que no, que El no destruiría la ciudad si se encontraran en ella 10 justos. Pero no había 10 justos, y Dios envió a Sus ángeles a sacar a Lot fuera de la ciudad, diciendo que El no destruiría la ciudad hasta que Lot estuviera fuera de ella. Estimado oyente, creemos que este es un motivo por el que Dios no permitirá que venga sobre el mundo la tribulación hasta que El recoja a Su iglesia de la tierra, es decir, a aquellos creyentes que han nacido de nuevo espiritualmente.
Estudio bíblico de Ezequiel 38
no queda duda de que Israel es el tema de Ezequiel, especialmente en los capítulos 37 al 39, con toda seguridad podemos hacer una aplicación de este pasaje a nuestras vidas personales. El mundo en el cual usted y yo vivimos hoy, es un valle de muerte, lleno de huesos secos, de personas espiritualmente muertas. Aunque no lo quieran reconocer y consideran estar vivas y actuar normalmente, realmente están muertas en sus delitos y pecados. No tienen vida espiritual. Es por tal motivo que tienen que recurrir a estimulantes de gran variedad, aunque sean dañinos para la salud, para dar animación a un viejo cuerpo sin vida espiritual.
Dios ha dejado bien en claro en 1 Juan 5:12, diciendo: El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Pero si usted tiene al Hijo de Dios, tiene la vida. Si no lo tiene, está muerto espiritualmente. Solo hay dos clases de personas: personas vivas y muertas. Dijo también en Juan 3:36, El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. O sea que la persona que no tiene a Jesucristo, está muerta espiritualmente.
Estimado oyente, Dios le está diciendo hoy que si usted no tiene, una relación con Dios por medio de Cristo, está muerto espiritualmente. Como aquellos huesos secos, tiene que escuchar la Palabra vivificante de Dios, para que el Espíritu Santo la haga realidad en su vida. Usted puede recibir esa vida. Acepte al Señor Jesucristo como su Salvador. Esta es, pues, la aplicación que podemos extraer de este pasaje de la Biblia que, por otra parte tiene como sujeto profético al pueblo de Israel.
Ahora refiriéndonos más concretamente a los capítulos 38 y 39, diremos que si hay alguna sección de la profecía de Ezequiel que sea bien conocida son los capítulos 38 y 39 de Ezequiel. Estos dos capítulos nos hablan sobre el repudio de Gog y Magog. Vamos a tratar de presentarlos de una forma un poco diferente a la que solemos hacerlo, porque queremos destacar ciertas verdades. Sin un estudio de la totalidad del libro de Ezequiel, uno podría llegar a extraer de estos pasajes interpretaciones extrañas.
Así que, habiendo considerado que en el capítulo 37 vimos que Dios tiene un propósito definido para Israel en el futuro, comprobaremos que estos dos capítulos tratan sobre ese tema. Nos informan sobre el enemigo final que vendrá contra Israel en los últimos días.
En los capítulos 38 y 39 se identifica al enemigo como reinos o pueblos que proceden del norte de Israel. Algunos de esos pueblos de la época han sido identificados como socios comerciales de la ciudad de Tiro. Es este sentido, después de destacar algún detalle de carácter lingüístico, examinaremos el factor filosófico y el factor ideológico o filosófico, que creemos caracterizará a los pueblos que se impliquen en este ataque. También dedicaremos un párrafo para examinar algunas posibles motivaciones que en el futuro podrían impulsar a una nación o conjunto de naciones a emprender la invasión de Israel. Leamos entonces los versículos 1 y 2 de este capítulo 38 de Ezequiel, para examinar
Algunas consideraciones sobre los nombres de los pueblos o naciones aquí mencionados
"Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro contra Gog, en tierra de Magog, príncipe soberano de Mesec y Tubal, y profetiza contra él"
Aquí se nos presenta a este hombre llamado Gog, y comprendemos que esa es una palabra del idioma tártaro que indica "techo". Eso quiere decir: este hombre que está encima de todo, y no podemos pensar de un nombre mejor para un "dictador" que éste de Gog, el hombre que está sobre todos.
Con respecto a la palabra hebrea "Rosh", que significa "cabeza", la cuestión es si esta palabra debe ser considerada como un adjetivo, traduciéndola como "príncipe soberano" o. como un nombre propio, como traducen algunas versiones, "príncipe de Ros". La evidencia favorece considerarla un adjetivo. La palabra "Ros" nunca aparece como una nación en ninguna otra lista Bíblica de nombres de lugares, mientras que todos los otros nombres aparecen confirmados en otros pasajes. Dean Stanley, cuyo libro sobre la historia de la iglesia oriental se publicó hace muchísimo tiempo incluyó una nota de Gesenius, el famoso erudito hebreo, en la que éste intentó identificar a algunos de estos pueblos aquí mencionados, que pudieran haber dado origen a naciones modernas. Pero antes de identificar quienes serían los supuestos equivalentes o descendientes contemporáneos de estos pueblos antiguos, uno debe identificar las áreas contra las cuales Ezequiel profetizó. Ezequiel tenía en mente lugares históricos, y no nombres modernos y estas áreas deber ser localizadas en el tiempo de Ezequiel. En este sentido creemos que deben evitarse afirmaciones dogmáticas basadas en aparentes similitudes de la ortografía de los nombres. La zona situada al norte de Israel ha experimentado, a través de los siglos grandes cambios geopolíticos, las fronteras han sufrido modificaciones importantes, y desde el siglo pasado, algunos de los regímenes políticos de muchos países han evolucionado hacia formas democráticas de gobierno. Algunos presentan un carácter más confesional mientras que otros tienden hacia sociedades laicas en donde conviven varias religiones. Digamos en segundo lugar algo sobre
El factor geográfico
Como podremos ver en este capítulo 38:6 y 15, y en 39:2, se dice que los ejércitos vendrían del norte. Esta situación probablemente se refiere a la zona de tierra continental que se parece a un puente extendido entre el Mar Negro y el Mar Caspio. Ezequiel hablo de una coalición de diversas naciones que incluirían a todas estas naciones mencionadas en los versículos 2-3, y 5-6, aliadas entre sí y quizás con otra nación, y que se unirán para atacar a Israel. Una empresa de semejante envergadura requerirá un período de preparación e intensas negociaciones políticas. Finalmente, leamos el versículo 3, para examinar el
Factor filosófico o ideológico
"Diciendo: Así ha dicho el Señor Dios: Yo estoy contra ti, Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal."
Este fue un lenguaje extraño. En este libro de Ezequiel Dios había dicho en varias ocasiones que El estaba en contra de ciertas naciones. Lo dijo de Babilonia, de Egipto, y lo dijo de las naciones que estaban contra Su pueblo y contra Su Persona. Ahora en este pasaje que acabamos de leer, se nos habla de una nación o conjunto de naciones que han de surgir en los últimos días, naciones que estarán en contra de Dios. La razón por la que sabemos que estarán contra Dios es que El mismo dijo Yo estoy contra ti. Esto marca una diferencia con respecto a otras naciones ya existentes en aquel tiempo, que habían mostrado enemistad y rechazo contra Dios. Aparentemente, alguna de estas naciones aun no existía cuando Ezequiel comunicó esta profecía. Sin embargo Dios dijo que estaba en contra de este pueblo.
En nuestra época hemos visto surgir naciones cuya filosofía básica es el ateísmo. Pero alguien podría preguntar: "¿y qué diremos de las naciones paganas del pasado? ¿No eran ateas? No. No lo eran. Eran politeístas. Creían en muchos dioses. En el principio de la historia, los seres humanos se desviaron, se alejaron de Dios, pero no se hicieron ateos. La razón por la cual no se inclinaron por el ateísmo es fácil de entender. Se encontraban demasiado cerca de las fuentes de la revelación divina. Después de todo, en los días de Noé no había ateos. Ese no era en absoluto el problema, El problema de ellos era que se habían entregado al pecado y adoraban a muchos dioses. El hombre, en aquellos días, era politeísta. Todas las grandes naciones del pasado fueron politeístas y los juicios que Dios pronunció en este libro fueron dirigidos a naciones politeístas. Por ejemplo, de la ciudad de Menfis dijo que todos sus ídolos desaparecerían y, efectivamente, así sucedió. No había probablemente gente tan entregada a la idolatría, con la posible excepción de los Babilonios. EL politeísmo caracterizó al mundo antiguo. Pero la nación o naciones del futuro que realicen los ataques descritos en este capítulo seguramente tendrán, al ateísmo como filosofía básica, o un fanatismo exacerbado que los impulse a odiar a todo lo que provenga del Dios, revelado en las Sagradas Escrituras.
Es interesante destacar que en el principio, Dios no dio un mandamiento contra el ateísmo. Sin embargo, sí dio los dos primeros mandamientos contra el politeísmo. El primero lo encontramos en Éxodo 20:3, y dice No tendrás dioses ajenos delante de mí. Y el segundo en el versículo siguiente, el versículo 4: 4»No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. Así que podemos comprobar que había mandamientos contra el politeísmo pero no contra el ateísmo.
Cuando llegamos a la época de David, el ateísmo estaba comenzando a aparecer. En el Salmo 14:1 leemos: Dice el necio en su corazón: "No hay Dios". El ateísmo es una posición insostenible para el pequeño ser humano frente a la creación de Dios. Recordemos que cuando el primer satélite fue lanzado al espacio, los que lo lanzaron se jactaron públicamente de que en dicho viaje, no habían visto a Dios por ninguna parte. O sea que, porque pudieron observar la otra cara de la luna y no vieron a Dios, ¿probaba ello que Dios no existe? Realmente, semejante declaración no puede considerarse una afirmación científica. Leamos ahora el versículo 4, para comenzar a examinar los probables
Motivos para una invasión de Israel
Aquí surge una pregunta: ¿Por qué querrán esas naciones invadir Israel? Leamos entonces el citado versículo 4:
"Te quebrantaré, pondré garfios en tus quijadas y te sacaré a ti junto con todo tu ejército: caballos y jinetes, completamente equipados, una gran multitud con paveses y escudos, armados todos ellos con espadas."
Dios dijo: Pondré garfios en tus quijadas y te sacaré a ti. Algunos han interpretado que estas palabras significan que el pondría garfios en sus quijadas para sacarlos de la tierra de Israel después de que la hayan invadido. Pero eso no es lo que dice aquí. El dejó en claro que iba a juzgarlos en la tierra de Israel, y que no saldrían de ella con vida. En 39:11 dice: 11»En aquel tiempo yo daré a Gog por sepultura un lugar en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar. Y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog. A medida que leemos esta sección resulta obvio que Dios no va a hacer salir a las naciones invasoras sino que habrá una matanza como probablemente, jamás se habrá visto en la historia del mundo.
¿Entonces qué quiso decir Dios al afirmar que pondrá garfios en sus quijadas? Bueno, nos parece obvio que fue como si El estuviera diciendo: "Os pondré garfios en vuestras quijadas y os traeré a la tierra de Israel". Cuando llegue ese momento, Israel se encontrará en su propia tierra. Ellos no habían ocupado esa tierra por siglos. Después de la destrucción de Tito el Romano en al año 70 DC, los judíos fueron vendidos como esclavos por todo el mundo, y fueron esparcidos por toda la tierra.
La tierra ya no era aquella rica en agricultura y ganadería. En el libro de Ezequiel hemos visto que incluso el Neguev estuvo en un tiempo cubierto de bosques. Dios dijo que iba a destruirlos y así lo hizo. Ese fue el lugar al cual se dirigió Elías cuando la reina Jezabel amenazó matarlo. El continuó huyendo hasta que se detuvo y se arrastró hasta un enebro. Si Elías estuviera en ese lugar hoy, tendría problemas para encontrar un enebro hacia el cual arrastrarse y cobijarse; tendría que encontrar alguna otra cosa para refugiarse. Los bosques ya no existen.
El escritor Mark Twain dijo de la tierra de Israel: "Palestina yace en polvo y cenizas, desolada e inhóspita. Es una tierra desesperante, monótona y desconsolada. ¿Y por qué debería ser diferente? ¿Puede la maldición de la Deidad embellecer una tierra? Palestina ya no es más de este mundo que vemos a nuestro alrededor. Es sacra para la poesía y tradición. Pertenece al mundo de los sueños". Hasta aquí la cita.
Así que vimos que Dios dijo que pondría garfios en sus quijadas, como una forma de expresar que los traería a la tierra. Creo que podemos pensar, figurativamente hablando, en tres "garfios" que Dios podría usar para traer a aquellos pueblos o naciones a la tierra de Israel.
(1) Algunas naciones necesitan vías de entrada de aguas templadas a las vías navegables del mundo e Israel ofrece ese acceso.
(2) Otro "garfio" esencial en nuestro mundo en la actualidad y una necesidad con proyecciones futuras es el petróleo, que resulta esencial para la supervivencia de las naciones de nuestro tiempo. Constantemente se dice que las reservas energéticas están escaseando en ciertas zonas del mundo. Y el petróleo es uno de de esos combustibles. En consecuencia, las naciones están recurriendo a las áreas de las que pueden extraer el preciado combustible. Si hay o no petróleo en la tierra de Israel no es lo importante. La consideración estratégica es que, a pesar de las tensas relaciones entre árabes e israelíes, una gran cantidad de petróleo puede ser transportada por esa tierra.
(3) El tercer "garfio", también figurativamente hablando, tiene que ver con el Mar Muerto. Los depósitos minerales del Mar Muerto son tan grandes que no pueden ser evaluados en el mercado actual. Los productos químicos que saturan el agua de ese mar representan una riqueza incalculable. Se estima que el Mar Muerto contiene 2.000 millones de toneladas de cloruro de potasio. ¿Qué es el potasio? Es muy necesaria en el presente para enriquecer el terreno que ha sido agotado en muchas partes del mundo. Esa es solo una de las riquezas minerales que se pueden encontrar en el Mar Muerto; también hay 22.000 millones de toneladas de cloruro de magnesio. Existe asimismo allí 12.000 millones de toneladas de cloruro de sodio; 6.000 millones de toneladas de cloruro de calcio. Y hay muchos otros productos como cobalto, manganeso, e incluso oro. Por lo tanto, ante la escasez mundial de dichos productos, no sería extraño que se realicen enormes esfuerzos para acceder a esas riquezas minerales por medio de la fuerza. Ahora reflexionaremos acerca del tiempo de la invasión:
¿Cuándo se produciría la invasión?
Algunos creen que tendría lugar al final de esta época, antes que la iglesia sea recogida por el Señor. Otros creen que ocurriría al principio del período de la tribulación y hay quienes sostienen que tendrá lugar al final de la tribulación. Por otra parte, otros piensan que se llevará a cabo al comienzo del milenio. No es este el momento de evaluar detalladamente estas diferentes posibilidades. El profesor McGee cree que será "en los últimos o postreros días" (y al respecto podemos ver Ezequiel 38:16). Estos "últimos días", como ya hemos visto en los otros profetas, constituye un término técnico que se refiere específicamente al período de la tribulación. Estos serán los días en los que el Anticristo asuma el poder, y él va a acceder al poder en base a un programa de paz. Como resultado, habrá una paz falsa durante la primera parte del período de la tribulación; entonces, en la mitad de los siete años, una fuerza militar proveniente del norte se dirigirá hacia la tierra de Israel. Esta invasión desencadenará la "gran" tribulación, quebrantando la paz falsa lograda por el Anticristo y provocando la invasión de Israel.
Estudio bíblico de Ezequiel 36-37
Los versículos 35 al 38 del capítulo anterior, y el capítulo 36, anunciaban proféticamente que la tierra desolada se convertirá un día en un jardín del Edén. El mensaje profético aseguró además, en el versículo 38 Y sabrán que yo soy el Señor. No lo saben hoy en Israel, ni en el mundo de nuestra época. Pero ese día se acerca, en el que ese pueblo sabrá que El es el Señor. Pasemos ahora al
Ezequiel 37 - La visión del valle de los huesos secos
La interpretación de este capítulo se refiere a la restauración futura de Israel. Esta restauración tiene que ver tanto con la entidad nacional de Israel como, con la restauración espiritual que el Señor, anunció en el capítulo anterior.
Tenemos ante nosotros una visión notable y nos gustaría aclarar que esta visión no tiene que ver con la resurrección de los creyentes muertos que pertenecen a la iglesia. Ese es el gran esfuerzo de interpretación realizado por muchos que espiritualizan la sección profética del Nuevo Testamento. Estimado oyente, cuanto tomamos literalmente a la profecía, tiene sentido y resulta comprensible. Aquí estamos hablando del pueblo de Israel y no de una resurrección espiritual o física de individuos. En nuestras notas hemos titulado a este capítulo "La resurrección de Israel" y creemos que es un título apropiado, aunque algunas veces ha sido mal entendido. Algunos piensan que nos estamos refiriendo a la resurrección de los muertos a partir de Abraham. Y no se refiere a esta resurrección, sino a la de la nación de Israel.
En este capítulo 37, Dios le dio a Ezequiel una parábola viviente y real, y para hacerlo lo llevó al valle de los huesos secos. Leamos el primer versículo de este capítulo 1:
"La mano del Señor vino sobre mí, me llevó en el espíritu del Señor y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos."
Anteriormente en este relato, (en el capítulo 8) vimos que antes de que Jerusalén fuera destruida por Nabucodonosor Ezequiel fue transportado a Jerusalén.
En este pasaje, nuevamente, creemos que Dios transportó literalmente a Ezequiel. Cuando el profeta dijo me llevó en el espíritu del Señor estaba diciendo que el Espíritu del Señor efectivamente lo llevó al valle que estaba lleno de huesos. Y continuó diciendo en el versículo 2 de este capítulo 37 de Ezequiel.
"Me hizo pasar cerca de ellos, a su alrededor, y vi que eran muchísimos sobre la faz del campo y, por cierto, secos en gran manera."
Allá por el año 1849, un hombre llamado Lius Manley y su socio, llamado John Rogers cruzaron el valle de la muerte en California para llevar provisiones a un grupo conducido por Bennet Arcane, que por error se habían introducido allí quedando aislados. Los miembros de este grupo habrían perecido si estos dos hombres no hubieran cruzado el valle para rescatarlos. Ellos fueron en realidad los primeros hombres de raza blanca en cruzar este valle y contemplar esa gran escena de muerte y desolación. Pocos han visto semejantes espectáculos, pero lo que Ezequiel vio unos 2.500 años antes debió haber sido aun más sombrío y desolado. El vio una visión de otro "valle de la muerte", más desolado, más temible y más impresionante que el "valle de la muerte de California."
El valle que Ezequiel contempló estaba lleno de huesos, y lo que los caracterizó fue que esos huesos eran muchísimos, estaban muy secos y estaban esparcidos sobre la superficie del campo. Escuchemos ahora lo que dice el versículo de este capítulo 37:
"Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Yo le respondí: Señor Dios, tú lo sabes."
Estos huesos esparcidos por todo aquel valle eran huesos humanos, y al profeta se le hizo la pregunta: "¿vivirán estos huesos?"Aquí tenemos este montón de huesos, esparcidos por todas partes. Son huesos humanos. Y a este profeta se le hizo la pregunta: "¿Vivirán estos huesos?" Y la respuesta de Ezequiel fue: "Señor Dios Tú lo sabes. En otras palabras, quiso decirle "No veo como podrían vivir; está más allá de mi comprensión. Tu solo sabes si estos huesos pueden vivir o no". Ahora, escuchemos lo que se le dijo en el versículo 4:
"Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: "¡Huesos secos, oíd palabra del Señor!"
Aquí encontramos algo más bien "irónico e incluso también podríamos decir "humorístico". Hemos dicho una y otra vez que Dios tiene cierto sentido del humor, y aquí tenemos un ejemplo de ello. Si usted no lo considera así, puede pasarlo por alto. Pero imaginémonos a Ezequiel escuchando a Dios decirle Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd Palabra del Señor. Se nos ocurre la idea que Ezequiel habrá pensado. "Señor, ¡no querrás decir que me ponga a hablar aquí con estos huesos secos! ¡Si lo hago en cualquier momento aparece un señor vestido de blanco y me interna en cierto lugar! Realmente, la frase que tenía que pronunciar Ezequiel no parecía la introducción más apropiada para un sermón, ¿no es cierto? Ningún predicador comenzaría su sermón dominical dirigiéndose a su congregación diciéndoles: "¡huesos secos, oíd palabra del Señor!" Bueno, es posible que haya algunas congregaciones que merecerían recibir semejante saludo y anuncio inicial, pero quizás no haya predicadores que se atrevan a hacerlo.
Pues, bien, este profeta estaba observando ese valle lleno de huesos secos, y tenía que hablarles. Podríamos comparar su situación con un predicador de nuestra época. Cada congregación a la cual se dirige un predicador incluye a quienes son salvos, y a quienes no lo son. Los que son salvos tienen oídos para oír, pero puede que algunos no escuchan o perciban las verdades espirituales. Y aquellos que no son salvos, desde un punto de vista espiritual, están muertos en sus delitos y pecados y aun no han sido redimidos. Ante esa situación, el predicador se siente sencillamente tan impotente como Ezequiel, porque cualquier predicador que comprenda el estado real y la condición de aquellos que están espiritualmente perdidos, reconoce su propia impotencia para hablarles. Ezequiel tenía que decirles a estos huesos: "Quiero que escuchéis lo que Dios tiene que deciros". Y escuchémoslo nosotros, leyendo los versículos 5 y 6:
"Así ha dicho el Señor Dios, a estos huesos: Yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Pondré tendones en vosotros, haré que la carne suba sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré en vosotros espíritu, y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor."
Fue como si Dios hubiera dicho: "Quiero que les hables y les digas que yo seré el que les dará vida". Y esa es nuestra condición en la actualidad. Si Dios no actuara, nadie tendría vida espiritual. Ninguno de nosotros podemos salvar a nadie. Simplemente hablamos a personas cuya condición espiritual es como la de los huesos secos, y les transmitimos la Palabra de Dios. Esto es todo lo que podemos hacer. El Espíritu de Dios es el que les trae la vida. Esa es la única forma en que a tales personas les puede llegar la vida. Esta es la aplicación de estos versículos; y también vamos a ver que ellos tienen también una importante interpretación. Así que vemos lo que hizo entonces el profeta. Leamos el versículo 7:
"Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba se oyó un estruendo, hubo un temblor ¡y los huesos se juntaron, cada hueso con su hueso!"
Así que él profetizó como Dios le mandó. Ezequiel obedeció a Dios.
Dice aquí que se oyó un estruendo, hubo un temblor ¡y los huesos se juntaron, cada hueso con su hueso! Nos imaginamos el extraño sentimiento que habrá experimentado Ezequiel cuando en su visión vio que todos aquellos huesos se unían. Pero sucedió algo más. Leamos el versículo 8 de este capítulo 37 de Ezequiel:
"Yo miré, y los tendones sobre ellos, y subió la carne y quedaron cubiertos por la piel; pero no había en ellos espíritu."
Aquí tenemos un método, y queremos que usted lo observe. El primer estado de los huesos era que estaban esparcidos, secos y muertos. Después, gradualmente comenzaron a unirse, y entonces aparecieron tendones, la carne, y se recubrieron de piel. Este fue un proceso, y no un hecho instantáneo. En ese momento de la visión todo lo que había era un montón de cuerpos, realmente, de cadáveres que se encontraban allí en el valle, como si estuvieran dispuestos para su envío a la funeraria. No se veían ya huesos, sino cuerpos completos. Incluso tenían toda la apariencia de seres humano, pero en ellos no había vida. Y Ezequiel continuó recibiendo instrucciones de Dios. Leamos los versículos 9 y 10:
"Me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu que así ha dicho el Señor Dios: ¡Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos, y vivirán!. Profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron y se pusieron en pie. ¡Era un ejército grande en extremo!"
Ezequiel habló y la vida vino sobre aquellos cuerpos. Lo que sucedió en aquel momento se parece a lo que ocurrió en el mismo principio, en la creación del hombre. Dios tomó al hombre del polvo de la tierra; Ezequiel comenzó con huesos, pero Dios no. Dios comenzó simplemente con el polvo de la tierra y después sopló en el hombre el aliento de la vida.
Ahora lo que ocurrió a aquellos huesos sucedió en tres pasos: (1) Eran huesos esparcidos, que no podían estar más muertos; (2) Después se unieron, y la carne y la piel los cubrieron, aunque eran cuerpos muertos; y finalmente (3) recibieron vida. En estos tres pasos encontramos una verdadera clave para entender la profecía Bíblica en relación con el pueblo de Israel.
Leamos entonces el versículo 11, de este capítulo 37, que nos explica el significado de la visión:
"Luego me dijo: Hijo de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. Ellos dicen: Nuestros huesos se secaron y pereció nuestra esperanza. ¡Estamos totalmente destruidos!."
Como vemos, aquí vemos que se está hablando del pueblo de Israel y no de la iglesia.
El texto nos aclara lo que dijeron: Nuestros huesos se secaron y pereció nuestra esperanza. ¡Estamos totalmente destruidos! Es que el pueblo, en el cautiverio, se había ido de un extremo a otro. Mientras Jerusalén había permanecido como ciudad y los profetas falsos continuaron diciendo que ellos regresarían, mantuvieron una esperanza falsa. Después que Jerusalén hubo sido destruida, se fueron al otro extremo. Pasaron por lo que algunos psicólogos llamarían una psicosis maníaco depresiva. Estaban en malas condiciones; a veces estaban animados y otras, en las profundidades de la depresión. Por eso decían: "pereció nuestra esperanza" Esta visión estaba siendo revelada a ellos para que supieran que sí, que tenían una esperanza, y que era para todo el pueblo de Israel. Así que el profeta recibió la siguiente orden divina. Leamos el versículo 12 de este capítulo 37:
"Por tanto, profetiza, y diles que así ha dicho el Señor Dios: Yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío; os haré subir de vuestras sepulturas y os traeré a la tierra de Israel."
Después de leer este versículo, alguien se inclinará por decir: "un momento. Usted dijo que esta visión no estaba relacionada con una resurrección física". Y aun insisto en ello. Adelantémonos en el texto y leamos el versículo 21 de este capítulo 37:
"Y les dirás: "Así ha dicho el Señor Dios: Yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron; los recogeré de todas partes y los traeré a su tierra."
Esto fue lo que Dios quiso decir en el versículo 12 cuando dijo: os haré subir de vuestras sepulturas. Israel está como sepultado en las naciones del mundo, y los israelitas serán traídos de regreso y otra vez se convertirán en una nación.
Y ahora queremos expresar cuidadosamente algo sobre los tres pasos experimentados por los huesos que vio Ezequiel. Hemos dicho que constituyen una clave para entender el futuro del pueblo de Israel, y ahora queremos añadir que si hay algún lugar en donde tenemos profecía cumplida es en estos tres pasos. Y usted bien sabe que nosotros no creemos estar viendo profecía cumplida por todas partes, pero sí la vemos aquí. El pueblo de Israel fue sepultado y esparcida entre las naciones del mundo, y en su mayoría, está muerto espiritualmente para Dios; muerto para las cosas de Dios; este fue el primer paso de los huesos que vimos. Después, desde 1948 ellos regresaron a la escena internacional como nación, pero espiritualmente hablando, hay sectores de ese pueblo que podrían compararse con un cadáver, porque no tienen vida espiritual. Lo que queremos decir es que prevalecen los valores materialistas, intelectuales y todo aquello que es expresión de civilización y progreso, pero no se aprecia la vida espiritual que produce el Espíritu de Dios, que proviene de una relación con El establecida por medio de Cristo Esta condición está simbolizada por el segundo paso que comenzó en los huesos y continuó con los cuerpos, aunque sin vida. Y esa es la condición general de una gran parte de los israelitas en la actualidad.
Entre los versículos 15 al 28 Ezequiel mencionó 2 varas. No vamos a entrar en detalles aquí; solo diremos que ellas tipificaban a los reinos del norte (Israel) y del sur (Judá), que se convertirán otra vez en una nación. Esto significa que nunca hubo "diez tribus perdidas de Israel" y si las hay, Dios sabe conde se encuentran. Escuchemos pues, lo que dice el versículo 22, de este capítulo 37 de Ezequiel:
"Haré de ellos una sola nación en la tierra, en los montes de Israel, y un mismo rey será el rey de todos ellos. Nunca más estarán divididos en dos reinos."
Dios los convertirá en una nación. Y añade el versículo 24:
"Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; andarán en mis preceptos, y guardarán mis estatutos y los pondrán por obra."
Ahora, este Pastor no es otro que el Señor Jesucristo mismo. Cuando Él vino a la tierra, nació de la línea de descendencia de David. Como podemos leer en Mateo 1, Lucas 1 y 2, ambos pasajes registraron cuidadosamente que El vino del linaje de David. Así que el que vino de ese linaje será el Pastor y El gobernará sobre ellos. Algunos comentaristas creen que nada en este pasaje exige, que Ezequiel no se esté refiriendo literalmente al rey David, que sería resucitado para ser el príncipe de Israel. David ha sido mencionado por nombre también en otros pasajes que tratan el tema de la restauración futura de Israel (Jeremías 30:9, Ezequiel 34:24 y Oseas 3:5). Por otra parte, algunos comentaristas interpretan aquí la alusión mi siervo David como una alusión a Cristo, el Buen Pastor, teniendo en cuenta, como los otros comentaristas, que El descendió del linaje de David para ser rey sobre Israel. Ahora, en el versículo 28, de este capítulo 37 de Ezequiel, el último versículo leemos:
"Y sabrán las naciones que yo, el Señor, santifico a Israel, pues mi santuario estará en medio de ellos para siempre."
Esto va a suceder. Aun no ha ocurrido.
Dice aquí mi santuario estará en medio de ellos para siempre. Habrá un templo milenario y un templo eterno aquí en la tierra. En Apocalipsis, donde habla de que no habrá templo, se está refiriendo a la Nueva Jerusalén, que es donde estará la iglesia, y que no estará sobre la tierra. Según este versículo, el hogar eterno de los israelitas será sobre esta tierra y el templo de Dios estará en medio de ellos. Aunque no queda duda de que Israel es el tema de Ezequiel, especialmente en los capítulos 37 al 39, con toda seguridad podemos hacer una aplicación de este pasaje a nuestras vidas personales. El mundo en el cual usted y yo vivimos hoy es un valle de muerte, lleno de huesos secos, de personas muertas espiritualmente. Aunque no lo quieran reconocer y consideran estar vivas y actuar normalmente, realmente están muertas en sus delitos y pecados. No tienen vida espiritual. Es por tal motivo que tienen que recurrir a estimulantes de gran variedad, aunque sean dañinos para la salud, para dar animación a un viejo cuerpo sin vida espiritual.
Dios ha dejado bien en claro en 1 Juan 5:12, diciendo: El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Pero si usted tiene al Hijo de Dios, tiene la vida. Si no lo tiene, está muerto espiritualmente. Solo hay dos clases de personas: personas vivas y muertas. Dijo también en Juan 3:36, El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. O sea que la persona que no tiene a Jesucristo, está muerta espiritualmente.
Estimado oyente, Dios le está diciendo hoy que si usted no tiene una relación con Dios por medio de Cristo, está muerto espiritualmente. Como aquellos huesos secos, tiene que escuchar la Palabra vivificante de Dios, para que el Espíritu Santo la haga realidad en su vida. Usted puede recibir esa vida. Acepte al Señor Jesucristo como su Salvador. Esta es, pues, la aplicación que podemos extraer de este pasaje de la Biblia que, por otra parte tiene como sujeto profético al pueblo de Israel.
Estudio bíblico de Ezequiel 34-36
Ezequiel 34 - Los pastores falsos de Israel
Los profetas falsos de Israel quedaron en evidencia como mentirosos porque la destrucción de Jerusalén profetizada por Ezequiel se había hecho realidad. Y Dios tenía algo que decir sobre estos profetas falsos. Leamos los versículos 1 y 2 de este capítulo 34:
"Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho el Señor Dios: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no apacientan a los rebaños?"
Ezequiel no fue el que dijo estas cosas sobre los profetas falsos. Fueron palabras de Dios.
Esta fue la crítica de Dios a los profetas falsos. Ellos no habían comunicado al pueblo la Palabra de Dios. Creemos que ésta aun debería ser la norma para evaluar a un ministro, maestro o predicador. Y dice el versículo 4 de este capítulo 34 de Ezequiel:
"No fortalecisteis a las débiles ni curasteis a la enferma; no vendasteis a la herida ni volvisteis al redil a la descarriada ni buscasteis a la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia."
Todos tenemos nuestras necesidades y lo único que puede satisfacer nuestras profundas necesidades es la Palabra de Dios. Si un maestro no está exponiendo la Palabra de Dios, no está sirviendo a su gente. La Palabra debe ser comunicada tal como ha sido revelada por Dios, sin matizarla, sin endulzarla y sin suavizar el contenido del mensaje que transmite. Ahora, en el versículo 5 dice:
"Andan errantes por falta de pastor y son presa de todas las fieras del campo. ¡Se han dispersado!"
En otras palabras, cuando las personas no están siendo alimentadas espiritualmente en una iglesia, se dispersan. Irán a buscar algún lugar donde las alimenten. No tiene sentido criticarlas, porque quieran ser alimentadas. Esta es también la naturaleza del hijo de Dios, que necesita y quiere escuchar la Palabra de Dios. Y continuó Dios diciendo en los versículos 7 al 10:
"Por tanto, pastores, oíd palabra del Señor: Vivo yo, ha dicho el Señor Dios, que por cuanto mi rebaño fue expuesto al robo, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron a mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas; por eso, pastores, oíd palabra del Señor. Así ha dicho el Señor Dios: ¡Yo estoy contra los pastores y demandaré mis ovejas de su mano! Haré que dejen de apacentar mis ovejas, y ya no se apacentarán más los pastores a sí mismos, pues yo libraré a mis ovejas de sus bocas y no les serán más por comida."
Dios consideró responsables a estos pastores falsos y dijo: "Yo estoy contra ellos, y estoy tan opuesto a ellos como lo estoy a cualquier pecador o cualquier pecado. Los voy a tener como responsables".
Leamos ahora el versículo 11 de este capítulo 34, que inicia un párrafo que hemos titulado
El verdadero pastor de Dios
"Porque así ha dicho el Señor Dios: Yo, yo mismo, iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré."
Y aquí tenemos al Pastor de Dios, Jesús, que dijo Yo soy el buen pastor. Ezequiel dijo que Cristo vendría y, estimado oyente, El vendrá otra vez porque aun no ha cumplido todas las profecías sobre su tarea como pastor en esta tierra.
En este punto del relato comenzamos a mirar al futuro. Estas son las palabras de Dios para consolar a los israelitas en su cautiverio, y que ellos debían escuchar. El es el Pastor, el Buen Pastor, el Gran Pastor y el Supremo Pastor de las ovejas. En este versículo 11 dijo iré a buscar a mis ovejas. Y el rey David dijo, en el Salmo 23:1. EL Señor es mi pastor, nada me faltará.
Lo que me llama la atención del resto de este capítulo es la repetición de una hermosa declaración de Dios, y que nos indica lo que El hará, y que se repite 18 veces desde el versículo 11 hasta el 29. A veces uno se cansa de escuchar a las personas hablar de lo que han hecho. Esta declaración, en la que Dios dice lo que hará, tiene un aspecto nuevo. Cuando Dios habla de esta manera, está mostrando Su gracia. El buen Pastor dijo un día: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar Mateo 11:28). El Pastor también dijo: Yo les daré vida eterna y no perecerán jamás (Juan 10 28). Esto es lo que mi Pastor dijo. Ahora, el versículo 12, del capítulo 34 de Ezequiel, dice:
"Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré yo a mis ovejas y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad."
El Buen Pastor vino hace ya más de 2.000 años, y aun dice: Mis ovejas oyen mi voz. ¿Sabe usted por qué ellas oyen Su voz? Hay dos razones: la primera es que Él las está llamando. Y la segunda razón, es que Sus ovejas le conocen. Ellas oyen Su voz y le conocen. ¡Que gran Pastor tenemos! Y continuó diciendo el Pastor en el versículo 13:
"Yo las sacaré de los pueblos y las juntaré de los países; las traeré a su propio país y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas y en todos los lugares habitados del país."
El Pastor estaba hablando sobre la nación de Israel, de lo que El iba a hacer por ellos en el futuro. En ese momento estaban en el cautiverio a causa de su pecado y porque habían escuchado y sido influenciados por los profetas falsos. Pero El dijo: "Yo no terminado aún con ellos. No los he abandonado y tengo la intención de traerlos de regreso a su tierra". Y continuó diciendo en los versículos 14 y 15:
"En buenos pastos las apacentaré y en los altos montes de Israel estará su pastizal; allí dormirán en buen redil y con pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel. Yo apacentaré mis ovejas y les daré aprisco, dice Jehová, el Señor."
El las alimentará con los mejores pastos y cuando se recuesten para descansar, estarán seguras. Obviamente, esto se refiere a un tiempo futuro. La tierra de Israel no puede descansar en paz en la actualidad. Y dijo también en el versículo 16 de este capítulo 34:
"Yo buscaré a la perdida y haré volver al redil a la descarriada, vendaré a la que esté herida y fortaleceré a la débil; pero a la engordada y a la fuerte destruiré: las apacentaré con justicia."
Cuando ha perdido una oveja, este Pastor sale a buscarla hasta que la encuentra. Él hará esto por la nación de Israel, y también lo hará hoy por la Iglesia. Cuando nuestro Señor contó la parábola de la oveja perdida, el pastor tenía cien ovejas y una de ellas se perdió. ¿Y qué hizo el pastor? ¿Acaso se olvidó de ella? O dijo: "Bueno, si una de ellas quiere escaparse, está bien; después de todo, 99 ovejas, ¿no es un buen número para terminar el día"? Pues no. Este pastor dijo: Yo comencé con 100, y voy a terminar con 100". Y, estimado oyente, yo estaré allí, no por méritos personales, no por ser una oveja inteligente (después de todo las ovejas no lo son). Estaré allí porque tengo un gran pastor y El prometió cuidarme una y otra vez. Luego, pasando al versículo 20, de este capítulo 34 de Ezequiel, leemos:
"Por tanto, así les dice el Señor Dios: Yo, yo mismo, juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca"
Dios se va a encargar de separarlas. En Mateo 13, el Señor pronunció la parábola del trigo y la cizaña. Dijo que un hombre sembró buena semilla en su campo, pero un enemigo vino y sembró cizaña entre el trigo. El siervo de aquel hombre dijo: "vayamos y arranquemos la cizaña. Pero el hombre respondió: "no, deja que el trigo y la cizaña crezcan juntos. Yo me encargaré de separarlos". Y me alegra que el efectuar esa separación sea la tarea del Señor. Es asunto suyo. Cuando alguien viene y me pregunta: "¿cree usted que tal persona es creyente?" tengo que contestar que no lo sé. Ese no es mi responsabilidad; es un asunto del Señor. El conoce a los que son Suyos. Y continuó diciendo en los versículos 21 al 24 de este capítulo 34:
"Por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis. Yo salvaré a mis ovejas y nunca más serán objeto de rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Yo levantaré sobre ellas a un pastor que las apaciente: mi siervo David. Él las apacentará, pues será su pastor. Yo, el Señor, seré el Dios de ellos, y mi siervo David, en medio de ellos, será su gobernante. Yo, el Señor, he hablado."
(El profesor McGee cree que David reinará aquí en esta tierra, a través de la eternidad como un delegado del Señor Jesucristo y que la iglesia estará en la Nueva Jerusalén con el Señor.) En Juan 14:3 el Señor Jesús dijo que el vendría otra vez para recoger a su iglesia. En ese pasaje les dio el motivo a los Suyos, diciéndoles para que donde yo esté, vosotros también estéis. Y también cree el profesor McGee que cuando a través de la eternidad El Señor venga a la tierra, nosotros los creyentes vendremos también, pero de visita.
Y en el versículo 24, en las palabras Yo, el Señor, he hablado, encontramos como una ratificación de que El no ha terminado con el pueblo de Israel. Y continuó diciendo en el versículo 25:
"Estableceré con ellos un pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; habitarán en el desierto con seguridad y dormirán en los bosques."
Es interesante notar que la tierra y el pueblo van juntos en la Biblia. Cuando ellos estén en la tierra y sean bendecidos, ello significará que el pueblo se encuentra en la debida relación con Dios. Y el versículo de este capítulo 34 añade:
"No serán más por presa de las naciones ni las fieras del país las devorarán, sino que habitarán con seguridad y no habrá quien las espante."
En contraste con su situación actual, cuando tengan una relación con Dios, El los cuidará, tal como lo ha prometido.
Llegamos así al,
Ezequiel 35
Los capítulos 35 y 36 tratan sobre la futura restauración de Israel. Hay dos eventos que tienen que ocurrir antes que el pueblo pueda ser restaurado a su tierra en paz. Edom tiene que ser juzgado, y los pecados pasados deben ser juzgados, castigados y perdonados. El juicio predicho aquí fue cumplido sobre Edom, pero es también profético del juicio que está reservado para los enemigos de Israel, que es aun futuro para nuestra época. Así que en el primer párrafo, tenemos a
Edom juzgado
El capítulo 35 anuncia el juicio y traslado del Monte Seir (o Edom), que debe tener lugar antes de que Israel sea restaurado a la tierra. Leamos los versículos 1 al 4 de este capítulo 35:
"Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte Seir y profetiza contra él, diciendo: Así ha dicho el Señor Dios: He aquí, yo estoy contra ti, monte Seir; extenderé mi mano contra ti y te convertiré en un desierto desolado. Tus ciudades asolaré, quedarás desolado y sabrás que yo soy el Señor."
Así que estos versículos se refieren a Edom, y en Edom se encontraba la ciudad labrada en la roca, conocida como Petra. La ciudad aun se encuentra allí, pero es difícil encontrar un área más desolada que ella. Y continúa diciendo el versículo 5:
"Por cuanto tuviste enemistad perpetua y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo en que su maldad fue consumada"
Dios presentó el motivo para el juicio de Edom. Edom era el pueblo que provenía de Esaú, el hermano de Jacob. Esaú era el enemigo más implacable de Jacob, y el pueblo de Edom, probablemente perjudicó al pueblo de Israel más que cualquier enemigo que ellos tuvieran. Edom representa al enemigo de Dios hoy en el mundo, ese enemigo que se levantará contra Dios en los últimos días, bajo el Anticristo. Y el versículo 9 añade:
"Yo te pondré en perpetua desolación, y tus ciudades nunca más se restaurarán. Y sabréis que yo soy el Señor."
Ezequiel había mencionado anteriormente el juicio sobre Edom en 25:12-14. ¿Por qué lo mencionó aquí nuevamente? Creemos que fue para mostrar que Dios tiene un programa para los israelitas. Ellos serán restaurados a la tierra, un lugar de bendición. Serán establecidos en esa tierra, pero en paz. Sin embargo, el enemigo estará aun cerca, y Dios entonces juzgará al enemigo. El pueblo estará otra vez en la tierra adorando a Dios, viviendo en paz y bendición. Llegamos así al
Ezequiel 36 - Los pecados pasados de Israel serán juzgados y perdonados
antes que ese pueblo pueda ser restaurado a la tierra. Dice el versículo 5 de este capítulo;
"Por eso, así ha dicho el Señor: He hablado de cierto en el fuego de mi celo contra las demás naciones y contra Edom, las cuales, con mucho regocijo y enconamiento del ánimo, se disputaron mi tierra por heredad, para que los expulsados de ella fueran presa suya."
Dios está decidido a impedir que los malvados hereden la tierra. En Mateo 5:5 El Señor ha dicho con toda claridad que los humildes heredarán la tierra. Y ellos no la están heredando en la actualidad. Los malvados son los que mayormente la heredan, y los que están prosperando.
Este capítulo contiene la profecía sobre el hecho de que la tierra de Israel va a ser restaurada. Todo lo que uno tiene que hacer es viajar por esa tierra para comprobar que esta profecía aun no se ha cumplido. A muchas personas les agrada pensar que pueden ver la profecía cumplida por todas partes. Pero cuando Dios traiga a ese pueblo de regreso a la tierra, esa tierra será bendecida. Y no está siendo bendecida en la actualidad. Y en los versículos 6 al 8, de este capítulo 36, leemos:
"Por tanto, profetiza sobre la tierra de Israel, y di a los montes y a los collados, a los arroyos y a los valles que así ha dicho el Señor Dios: He aquí, en mi celo y en mi furor he hablado, por cuanto habéis cargado con la calumnia de las naciones. Por lo cual, así ha dicho el Señor Dios: Yo he alzado mi mano, he jurado que las naciones que están a vuestro alrededor han de cargar con su desprecio. Pero vosotros, montes de Israel, daréis vuestras ramas y llevaréis vuestro fruto para mi pueblo Israel, porque están a punto de llegar."
Veamos la frase están a punto de llegar. Aquí podríamos traducir "porque pronto vendrán". "Pronto" para Dios es diferente de lo que significa para nosotros; después de todo, para Él un día es como 1.000 años. Leamos otra profecía en los versículos 16 al 18:
"Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, mientras la casa de Israel habitaba en su tierra, la contaminó con su mala conducta y con sus obras; como inmundicia de menstruosa fue su conducta delante de mí. Y derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra, porque con sus ídolos la contaminaron."
Como ya hemos dicho anteriormente, el pueblo y la tierra son considerados juntos. La ley de Moisés no sólo fue dada para el pueblo, sino también para la tierra. Y el versículo 19 añadió:
"Los esparcí por las naciones y fueron dispersados por los países; conforme a su conducta y conforme a sus obras los juzgué."
Pero, tomemos nota de lo que continuó diciendo en los versículos 21 al 23 de este capítulo 36:
"Pero he sentido dolor al ver mi santo nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde fueron. Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Dios: No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. Santificaré mi gran nombre, profanado entre las naciones, el cual profanasteis vosotros en medio de ellas. Y sabrán las naciones que yo soy el Señor, dice el Señor Dios, cuando demuestre mi santidad en vosotros delante de sus ojos."
Dios aún tiene que defender Su nombre en esta tierra. Hay muchas personas que ridiculizan hoy a la iglesia y a la gente que forma parte de la misma. Y blasfeman contra Dios a causa de ella. Dios se va a justificar a Sí mismo en esta tierra, y va a demostrar aquí Su santidad. Muchos hoy usan Su nombre en vano, pronunciando Su nombre a la ligera. Dios dijo que esa situación se iba a terminar, y Su nombre va a ser honrado. Es que tenemos que ser conscientes de que éste es Su mundo. Escuchemos lo que Dios dijo en el versículo 26 de este capítulo 36 de Ezequiel.
"Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne."
O sea, que Dios dijo lo que iba a hacer. Iba a tener lugar un cambio. Por eso dijo Os daré un corazón nuevo. Ellos iban a nacer de nuevo espiritualmente. Y continuó diciendo en el versículo 27:
"Pondré dentro de vosotros mi espíritu, y haré que andéis en mis estatutos y que guardéis mis preceptos y los pongáis por obra."
Esto fue lo que Joel quiso decir en su profecía; llegaría un día en el cual Dios derramaría Su Espíritu sobre todo ser humano, no solo sobre algunos. En el día de Pentecostés, el Espíritu fue derramado sobre unos pocos. Todo lo que el apóstol Pedro dijo en ese día fue: "no nos ridiculicéis diciendo que estamos ebrios. Esto es como lo que dijo el profeta Joel, que va a ocurrir en los últimos días". El Espíritu había venido sobre algunos, y hoy Dios está llamando a un pueblo que se forma en Su nombre. En el momento en que usted se vuelve a Cristo, es regenerado por el Espíritu Santo; usted es habitado y bautizado por el Espíritu Santo, y colocado, unido al cuerpo de los creyentes. Dios dijo: en aquel día...pondré dentro de vosotros mi Espíritu. Y dijo además en los versículos 28 y 29:
"Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Yo os guardaré de todas vuestras impurezas. Llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no os expondré más al hambre."
Así que ellos habitarán en la tierra, y en ella habrá prosperidad. Dios les ha prometido bendiciones físicas, así como a nosotros nos ha prometido bendiciones espirituales. Y este capítulo 36 concluye con esta gran profecía, que leemos en los versículos 35 al 38:
"Y dirán: Esta tierra desolada se ha convertido en un huerto de Edén, y estas ciudades arruinadas, desoladas y destruidas, están fortificadas y habitadas. Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado y planté lo que estaba desolado; yo, el Señor, he hablado, y lo haré. Así ha dicho el Señor Dios: Aún me suplicará la casa de Israel, para que les haga esto: multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños. Como las ovejas consagradas, como las ovejas de Jerusalén en sus fiestas solemnes, así las ciudades arruinadas serán llenas de rebaños de seres humanos. Y sabrán que yo soy el Señor."
Fue significativa esta frase Y dirán: "Esta tierra desolada se ha convertido en un huerto del Edén. No creemos que hoy pueda decirse esto de esa tierra.
Y dijo además, Y sabrán que yo soy el Señor. No lo saben hoy en Israel, ni en el mundo de nuestra época. Pero ese día se acerca, en el que ese pueblo sabrá que El es el Señor. Dios mediante, en nuestro próximo programa, vamos a ver lo que dice el capítulo 37, donde encontramos esa maravillosa profecía del valle de los huesos secos.
Estudio bíblico de Ezequiel 33
Entramos hoy en la última división principal de este libro. De aquí en adelante, desde el capítulo 33 hasta el 48, que es el último capítulo, vamos a ver la gloria de Dios y el reino venidero. El capítulo anterior, es decir el capítulo 32, concluyó con las predicciones en cuanto a las naciones que vivían alrededor de Israel. Algunas de estas naciones eran vecinas de la tierra de Israel. Había una relación estrecha entre ellas y, por supuesto, en realidad, había parentesco de sangre. Estas profecías fueron comunicadas antes de la destrucción de Jerusalén. Ahora llegamos a la segunda parte de este libro profético, que contiene las profecías de Ezequiel pronunciadas después de la caída de Jerusalén.
Ezequiel estaba nuevamente hablando de Jerusalén, y la tierra de Israel sería su tema, aunque su mensaje sería diferente. Hasta el capítulo 25, todo señalaba hacia la destrucción de Jerusalén. Después, Jerusalén fue destruida exactamente tal como él lo había predicho. Entonces, el profeta miraría hacia el futuro del reino venidero, cuando la gloria del Señor será vista otra vez en esta tierra. Este tema hace de ésta, una sección muy interesante.
En este capítulo 33 no solo se renovó la comisión a este profeta, sino que también él fue elogiado por el hecho de haber realizado una buena labor hasta este punto. A partir de este momento él iba a aquellos que se encontraban en el cautiverio, diciéndoles cómo debían vivir en la expectativa del futuro. Antes, estos cautivos no tenían ninguna esperanza debido a sus pecados. Pero al mirar hacia el futuro, Ezequiel vio una esperanza para los israelitas.
Hoy los creyentes también tienen una esperanza. No está basada en nada que hagan los hombres aquí en la tierra, ni en ninguno de los giros que pueda experimentar el psicoanálisis. Nuestra esperanza hoy no se fundamenta en una filosofía, sino que descansa en la Palabra de Dios y lo que Él ha dicho que tendrá lugar en el futuro. Esa es como la estrella polar que guía al hijo de Dios en el presente. No es la situación de Israel como nación avanzando hacia el reino venidero. Nosotros en realidad estamos dirigiéndonos hacia la nueva Jerusalén, y esta es la perspectiva inmediata que se encuentra en el futuro inmediato para nosotros como creyentes.
Leamos entonces el primer versículo de este capítulo 33 de Ezequiel, que nos introduce a la
Renovación de la comisión del profeta
"Vino a mí palabra del Señor, diciendo"
Esta frase fue utilizada muy reiteradamente, como hemos visto. El quiso que recordáramos constantemente que él no nos estaba comunicando sus teorías o ideas, sino que estaba exponiendo la Palabra del Señor. Comencemos a escuchar entonces el mensaje divino leyendo los versículos 2 y 3 de este capítulo 33 de Ezequiel:
"Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo y diles: Cuando traiga yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tome a un hombre de su territorio y lo ponga por centinela, y él vea venir la espada sobre la tierra, y toque la trompeta y avise al pueblo"
Dios volvió a renovar la comisión que le había encargado a Ezequiel al principio de su ministerio. Le comparó con un centinela o atalaya de una ciudad. En aquellos tiempos la mayoría de las ciudades importantes estaban protegidas por murallas. Aquellos que ejercían la autoridad nombraban un centinela para vigilar desde la parte alta de las murallas por si se acercaban invasores durante las horas de oscuridad. Desde allí daba por terminada su vigilancia informando que todo marchaba bien, cuando no había observado movimientos de enemigos acercándose en la oscuridad. Pero, lo interesante fue que los profetas falsos estaban diciendo que todo andaba bien, al mismo tiempo que el enemigo se estaba acercando. Ellos estaban demasiado ciegos para verlo. En este sentido, Ezequiel había sido un centinela fiel y se había dirigido al pueblo advirtiéndoles que el enemigo, que era Babilonia, estaba acercándose. Y el mensaje continuó en el versículo 6 de este capítulo 33:
"Pero si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo no se prepara, y viniendo la espada, hiere a alguno de ellos, este fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del centinela."
Ahora, el pueblo iba a ser juzgado por su pecado, pero el atalaya sería considerado responsable si él no les hubiera advertido. Ezequiel les había advertido, pero los profetas falsos no lo hicieron. Él había llevado a cabo una buena tarea. Y en el versículo 7 continuamos leyendo:
"A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel: tú oirás la palabra de mi boca y los amonestarás de mi parte."
Él había cumplido con esa comisión. Y continuamos leyendo el versículo 8, que dice:
"Cuando yo diga al impío: ¡Impío, de cierto morirás!, si tú no hablas para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero yo demandaré su sangre de tu mano."
Como usted puede ver, amigo oyente, la responsabilidad del atalaya era la de advertir a los malvados que ellos iban a ser juzgados. Ezequiel había sido fiel en pronunciar sus advertencias, aunque el pueblo no le había escuchado. El sonido de la advertencia era la única manera en que el centinela podía probar que había cumplido su obligación.
Hoy a la persona que está enseñando la Palabra de Dios no se le requiere que obtenga resultados. Hay muchas personas que dicen: "Busquemos a un predicador que pueda lograr resultados". Pero conseguir que la gente pase adelante en una reunión no constituye una importancia fundamental. Lo verdaderamente importante es el predicador en su tarea de exponer la Palabra de Dios. Lo importante, cuando un predicador ha terminado de presentar su mensaje no es el ver algún resultado inmediato, sino que su preocupación sea si ha presentado las advertencias de la Palabra de Dios. Tenemos que tener la seguridad de que las personas que han escuchado el mensaje han sido debidamente advertidas. Si no ha sido así, el que predica es considerado responsable. El tendrá que rendir cuentas ante Dios por haber descuidado su responsabilidad.
(Permítanos aclarar aquí que nosotros le damos las gracias al Señor cuando vemos resultados. De vez en cuando, leemos cartas de personas que han aceptado al Señor Jesucristo como Salvador por haber escuchado la predicación de la Palabra de Dios. Nos alegramos por ello, pero hablando honradamente, nosotros debemos presentar la Palabra de Dios. Y tenemos que estar seguros de que la persona que lo escucha y que no hace nada al respecto, ha sido advertida apropiadamente. Si no lo es, entonces, nosotros somos los responsables. Esa es la razón por la cual nosotros presentamos este programa de la forma en que lo estamos haciendo. Y esperamos que la gente se entere y que llegue a tener el conocimiento salvador de Jesucristo.)
Y continuó diciendo el versículo 11 de este capítulo 33:
"Diles: Vivo yo, dice el Señor Dios, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino y que viva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos caminos! ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?"
En este versículo resulta obvio que Dios no quiere juzgar. Isaías dijo que el juicio era Su "obra extraña". Dios quiere salvar a las personas, y les recomienda encarecidamente que se vuelvan a Él y acepten la vida eterna. Veamos lo que dice entonces, el versículo 17 de este capítulo 33:
"Luego dirán los hijos de tu pueblo: ¡No es recto el camino del Señor!. ¡El camino de ellos es el que no es recto!"
Los israelitas tenían otra queja. Estaban diciendo que Dios no era justo en Su juicio. El juzgaba a todos del mismo modo, sin embargo parece que entre aquellos cautivos había algunos que se consideraban "buenas personas". Y luego, el versículo 18 dijo:
"Cuando el justo se aparte de su justicia y cometa iniquidad, morirá por ello."
Este versículo no estaba hablando de alguien que estaba perdiendo su salvación. Dios estaba diciendo que cuando uno de sus hijos comete pecado, Él lo va a juzgar. Y eso es exactamente lo que el Apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 11:31. Si, pues, nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Y Dios dijo por medio del apóstol Juan que hay un pecado que lleva a la muerte (1 Juan 5:16) El estaba hablando de un hijo de Dios. ¿De qué clase de muerte estaba hablando? Estaba refiriéndose a la muerte física. Algunos cristianos son juzgados por sus pecados por medio de la muerte física. Nos sorprende mucho que haya personas que, después de un tiempo, no comprendan la disciplina de Dios. Hay otros que están implicados en la obra del Señor, pero lo que están haciendo no está prosperando, y se están endeudando cada vez más. Uno pensaría que el mensaje les llegaría alto y claro, y entenderían que Dios quizás esté actuando con juicio y que lo que ellos están haciendo no le agrada. Y en el versículo 19 leemos:
"Y cuando el impío se aparte de su impiedad y actúe conforme al derecho y la justicia, vivirá por ello."
Dios es justo en lo que hace. Si un malvado se vuelve a Dios, El lo salvará. Luego, dijo en el versículo 20:
"Pero vosotros habéis dicho: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos."
Hombres piadosos fueron también llevados al cautiverio. Aquellos que habían confiado en Dios fueron llevados tal como los más malvados, y estas personas piadosas se estaban quejando. Les parecía que Dios estaba siendo injusto.
Usted y yo experimentamos el mismo principio de muchas maneras. Por ejemplo, tenemos que pagar primas de seguros excesivas por la gran cantidad de accidentes que se producen, muchos de ellos por causa del alcoholismo. Nosotros no hemos caído en ese descontrol o vicio, pero tenemos que pagar por aquellos que están dominados por la bebida, y tenemos que afrontar los riesgos de que esa gente circule por las carreteras, y si sufrimos accidentes por causa de ellos, tenemos que soportar las consecuencias. Y por otra parte, tenemos que pagar impuestos elevados por decisiones, no siempre acertadas o justas de los que gobiernan. Pero tenemos que identificarnos con estos problemas sociales y administrativos e identificarnos solidariamente con nuestro pueblo.
En este pasaje vemos que las buenas personas en Israel estaban sufriendo porque se habían identificado con su nación. Pero había otras aclaraciones que hacer. Observemos lo que dijo Dios.
Yo os juzgaré, casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos. En otras palabras, Voy a juzgaros a cada uno de vosotros. Y, amigo oyente, no importa quién sea usted. Algún día usted tendrá que presentarse ante Dios para ser juzgado. Si usted es un hijo de Dios, Él lo juzgará por los pecados que haya cometido, pero usted no perderá su salvación. Sin embargo, si usted es un hombre perdido, usted no tiene nada que reclamarle a Dios. Él nos ha presentado esto con toda claridad en el Nuevo Testamento. En la primera epístola universal del Apóstol Pedro, en el capítulo 3, versículo 12, dice: Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. Dios no dijo que Él no iba a escuchar las oraciones de los impíos. Él simplemente dijo que escucharía las oraciones de los justos, lo cual implica que Él no tiene siente ninguna obligación para escuchar las oraciones de una persona que no es salva. Por supuesto, si usted clamara por su salvación, Dios oiría su oración y la contestaría, pero el caso es que la persona que no es salva, no tiene absolutamente nada que reclamarle a Dios. Cuando usted escuche a alguien que no es salvo preguntar: "¿Por qué permitió Dios que esto me sucediera a mí?" usted ya sabe que esa persona no tiene derecho a reclamar nada en base a la gracia de Dios. Dios es justo cuando está juzgando a un mundo perdido y, a veces, olvidamos que éste es Su mundo.
Leamos ahora el versículo 21 de este capítulo 33 de Ezequiel, que nos muestra que
La ciudad ha sido conquistada
"Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: ¡La ciudad ha sido conquistada!."
Ezequiel ya había dicho que Jerusalén había sido destruida porque Dios se lo había dicho, pero hasta ese momento, no había recibido ninguna información al respecto. Cuando las noticias de la destrucción de la ciudad llegaron a oídos de esa gente, todos se quedaron mudos de asombro y abrumados por esas noticias. Nunca creyeron que una desgracia como ésta podía ocurrir. En el mismo día en que fueron recibidas las noticias, la esposa de Ezequiel murió, y de hecho, Dios le dijo al profeta: "no te lamentes, no te pongas de luto, porque yo quiero que este pueblo sepa que he repudiado su ciudad. Ellos creen que yo debo tener a Jerusalén. Piensan que no la destruiré. No creen que yo juzgaré el pecado, pero lo haré. Por lo tanto, no llores por tu mujer. Infórmales que en este mismo instante la ciudad está siendo destruida a causa de su pecado. La ciudad ha sido asolada". Y dijo el profeta en el versículo 22 de este capítulo 33:
"Y la mano del Señor había sido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no estuve callado por más tiempo."
Recordemos que al final del capítulo 24 Dios anunció a Ezequiel la destrucción de Jerusalén, la ciudad sangrienta. Desde ese momento en adelante, desde el capítulo 25 al 33, El no le había comunicado ninguna profecía para Jerusalén; en cambio le había entregado mensajes para las naciones situadas alrededor de Jerusalén. Ahora, al llegar aquí al capítulo 33, encontramos que Dios ya no hizo que Ezequiel permaneciera mudo sobre Jerusalén. Y le dijo: "Ahora tengo algunos mensajes para tí acerca de Jerusalén". Leamos entonces los versículos 23 y 24 de Ezequiel 33:
"Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de Israel, hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión".
El pueblo de Israel estaba recordando como Dios había cuidado de Abraham, aunque él era solamente una persona y en el tiempo de Ezequiel, había un pueblo muy numeroso. Ellos esperaban que Dios los cuidara a ellos de la misma manera. Estaban pasando por alto el hecho de que había una gran diferencia entre Abraham y ellos mismos. Abraham había creído a Dios, y se le tomó en cuenta como justicia. En contraste, este pueblo no creía en Dios. Y continuó Dios diciendo en el versículo 25:
"Por tanto, diles: Así ha dicho el Señor Dios: Coméis con sangre, a vuestros ídolos alzáis vuestros ojos y derramáis sangre, ¿y poseeréis vosotros la tierra?"
Es como si Dios les estuviera diciendo: "No os permitiré tener la tierra. Yo expulsé a los paganos de esta tierra a causa de su pecado, y vosotros estáis haciendo lo mismo que ellos hicieron". Ahora, el versículo 28 de este capítulo 33 de Ezequiel, dice:
"Convertiré la tierra en soledad y desolación, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase."
Hay personas que cuando logran visitar Israel reaccionan con un gran entusiasmo. Pero la verdad es que esa tierra es uno de los lugares más desolados que uno podría encontrar. Y esa desolación se debe a que el juicio de Dios está sobre ese país. Una de las carencias es la escasez de agua; si uno derrama un poco de agua sobre esa tierra, crece fácilmente la vegetación. Ese es el gran problema. El juicio de Dios cayó no solo sobre un pueblo, sino también sobre una tierra. Ahora, en el versículo 30, de este capítulo 33 de Ezequiel, leemos:
"En cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: ¡Venid ahora, y oíd qué palabra viene del Señor!."
El pueblo estaba agitado y en aquellos momentos quisieron escuchar a Ezequiel, pero no estaban dispuestos a seguirle. Leamos el versículo 31:
"Y vienen a ti como viene el pueblo, y están delante de ti como pueblo mío. Oyen tus palabras, pero no las ponen por obra, antes hacen halagos con sus bocas y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia."
Según las apariencias, estaban regresando al Señor. Querían escuchar lo que el Señor tenía que decir, pero no tenían intención de obedecerle. Eran como las persones que asisten hoy a una iglesia para escuchar un mensaje interesante y bien preparado, pero lo que oyen no cambia sus vidas. La epístola de Santiago toca la cruda realidad cuando en el capítulo 1:22, dice: Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Esto fue lo que Dios dijo sobre ese pueblo en cautiverio. Oyen tus palabras, pero no las ponen por obra. Y finalmente por hoy, leamos los versículos 32 y 33 de este capítulo 33 de Ezequiel:
"Y tú eres para ellos como un cantor de amores, de hermosa voz y que canta bien. Ellos oyen tus palabras, pero no las ponen por obra. Sin embargo, cuando eso llegue (y ya está llegando), sabrán que en medio de ellos hubo un profeta."
Ahora que Jerusalén había caído, como Ezequiel había profetizado, el pueblo supo que Ezequiel era un verdadero profeta de Dios. Pero aunque los israelitas supieron que él estaba comunicando la Palabra de Dios, aun no la obedecían. Estimado oyente la incredulidad es intencionada, es deliberada. No es que la humanidad tenga una mente tan desarrollada que no puede aceptar lo que Dios dice. El verdadero problema es que la gente no quiere abandonar su pecado. Ese fue el problema de las personas a quienes Ezequiel predicó. Estaban dispuestas a venir y a escuchar lo que Ezequiel tenía que decir, pero las palabras del profeta no causaban ningún efecto en ellos. Uno podría pensar que en aquellos momentos la gente se volvería a Dios, pero ese no fue el caso. Dios le dijo a Ezequiel: "no permitas que las multitudes te engañen. Es cierto que están viniendo y escuchando el mensaje, pero no están haciendo caso de lo que dices. No son en absoluto hacedores de la Palabra. Les agrada cuando te oyen hablar del amor, del futuro, y de la profecía, pero tus palabras no les han afectado un ápice. Aun continúan viviendo de la misma forma, lejos de Mí."
Ezequiel fue el único hombre que dijo que Jerusalén sería destruida. Todos los profetas falsos dijeron que no sería destruida. La palabra de confirmación había llegado. Jerusalén había sido destruida. Y Ezequiel fue reconocido como un verdadero profeta.
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