martes, 5 de mayo de 2015

Estudio bíblico de Daniel 12:1-12

El capítulo 12 concluye entonces la visión que comenzó en el capítulo 10. Todo lo comprendido en estos capítulos, como destacamos al principio, forma parte de una visión, y todos los detalles de la misma deben encajar conjuntamente como un gigantesco rompecabezas. El problema es que algunas personas se meten en esta profecía por aquí y por allá, haciendo aplicaciones donde lo consideran apropiado. Necesitamos recordar que se trata de una sola visión, y que con respecto a ella un mensajero celestial no identificado le dijo a Daniel en 10:14, "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días". Hay tres detalles importantes que necesitamos observar en este versículo:

1. Vemos que se refería a "tu pueblo". Concernía al pueblo de Daniel, es decir, a la nación de Israel, después de que la iglesia fuera removida de la tierra.

2. Es una visión para "los últimos días". Los últimos días del Antiguo Testamento son identificados con los últimos días del nuevo Testamento que el Señor Jesús llamó el período de la Gran Tribulación, y que corresponden, en opinión del profesor McGee, a la Semana Setenta de la profecía revelada a Daniel.

3. Dice aquí "porque la visión es para esos días". Y, como traduce mejor otra versión. "la visión es para días aun lejanos". Es decir que transcurrirá un prolongado período de tiempo hasta que lleguemos a los últimos días. Ya hace mucho tiempo que Daniel tuvo estas visiones; en realidad, por lo menos, han pasado 2.600 años. No sabemos realmente si nos estamos moviendo en la órbita de esos días. La iglesia tendrá que ser recogida primero, lo cual constituiría el próximo evento en el programa de Dios. Y para ese evento no hay fecha ni señal que pueda anticiparla. Cualquiera que intente fijar una fecha para el momento en que Cristo recoja a Su iglesia estará manejando datos que no se encuentran en la Palabra de Dios.

Vamos a leer entonces el versículo de este capítulo 12 de Daniel, que nos habla sobre:

La gran tribulación

"En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo. Será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen inscritos en el libro."

Alguien nos podría preguntar: ¿Qué autoridad tienen ustedes para llamar a éste, el período de la Gran Tribulación? Bueno, por la autoridad del Señor Jesucristo. Él utilizó el mismo lenguaje al hablar de la Gran Tribulación que el que Daniel utilizó aquí. Él dijo que éste será un período de tiempo breve, un tiempo de angustias, y que nunca habría un período como éste ni antes ni después, éste fue el tiempo que el Señor Jesucristo mismo llamó el período de la Gran Tribulación. Evidentemente Él sabía de lo que estaba hablando, y nosotros aceptaremos lo que Él dijo (como podemos ver en Mateo 24:15-26).

Ahora, aquí indicó "En aquel tiempo" esta expresión aquí, identifica el marco de tiempo como el "tiempo del fin" (como lo vimos mencionado en Daniel 11:35, 40, 12:4), y como los "últimos días". Éste es ahora el final de la visión revelada a Daniel, y termina con el período de la Gran Tribulación. Vamos a citar lo que dijo el Dr. Culver, ya nos hemos referido a él y a su libro muchas veces, y de su libro citamos lo siguiente: "Otra expresión del tiempo del fin, de Daniel 11:40, parece indicar tiempos escatológicos. No creemos que esta evidencia, tomada por sí misma, pueda ser presionada mucho, porque obviamente, el final de cualquier serie de eventos que estuviera en la mente del autor, ha sido designado por esta expresión "el tiempo del fin". Esta no es necesariamente una serie que se extiende hasta la consumación de los tiempos. Sin embargo, es muy claro por lo que dice el capítulo 10, versículo 14, que fija el alcance de la profecía para incluir los días postreros, que "el tiempo del fin" en esta profecía se usa con referencia al período consumado por el establecimiento del reino Mesiánico".

Ahora, en este versículo se identificó a Miguel. Él fue el único ángel a quien se le dio el título de arcángel (como podemos ver en Judas 9). Y su nombre significa "¿quién como Dios?". Él será el que va a arrojar a Satanás fuera del cielo, como vemos en Apocalipsis, capítulo 12, versículos 7 al 9. Él es aquel que protege a la nación de Israel, y está a favor de ellos, como Daniel expuso aquí con claridad. Su estrategia fue bosquejada por Juan, en Apocalipsis, en el capítulo 12, versículos 14 al 16.

Ahora, aquí se dice, hablando de Miguel, "que está de parte de los hijos de tu pueblo". Esta es positivamente la nación de Israel. De otra manera, el lenguaje no tendría ningún significado.

Dice también este versículo que "será tiempo de angustia". Este es el período de la Gran Tribulación, como lo llamó el Señor Jesucristo en el evangelio según San Mateo, capítulo 24, versículo 21.

El remanente de Israel será preservado, como podemos ver en Mateo, capítulo 24, versículo 22; en la epístola a los Romanos, capítulo 11, versículo 26; y en Apocalipsis, capítulo 7, versículo 4; En este último pasaje se nos dijo: "4Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel".

Leamos ahora el versículo 2 de este capítulo 12 de Daniel, que comienza a hablarnos sobre:

La resurrección de los santos y pecadores del Antiguo Testamento

"Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua."

El remanente de Israel que viva en el período de la Gran Tribulación será preservado, y esa gran multitud de no judíos que se salvarán durante esa época también serán preservados. Aquellos del Antiguo Testamento que murieron perteneciendo al remanente fiel y los no judíos salvados durante el Antiguo Testamento, serán resucitados para vida eterna al final de la Gran Tribulación.

Los santos del Antiguo Testamento no serán resucitados cuando Cristo recoja a Su iglesia. La Biblia indica claramente que en el arrebatamiento "traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él" como podemos leer en primera Tesalonicenses 4 versículo 14. En el versículo 16, más abajo, en ese mismo pasaje dice: "los muertos en Cristo resucitarán primero". Y nosotros estamos en Cristo, unidos a Cristo por medio del bautismo del Espíritu Santo que comenzó en el día de Pentecostés, y que finalizará con el arrebatamiento de la iglesia. Y este cuerpo específico de creyentes es llamado la iglesia. En la Primera Epístola a los Corintios, capítulo 12, versículo 12, se nos dice: "Así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". El Señor Jesucristo le dijo a Sus discípulos, que eran miembros de la nación de Israel, que ellos serían bautizados por el Espíritu Santo y colocados en el cuerpo de los creyentes, es decir, en la iglesia. En el capítulo 1, versículo 5, del libro de los Hechos de los Apóstoles, leemos: "Porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días".

Cuando la iglesia sea recogida de este mundo, los santos del Antiguo Testamento no serán resucitados. ¿Por qué? Bueno, porque el tiempo para entrar al reino será al fin del período de la Gran Tribulación, cuando Cristo venga a establecer Su reino sobre la tierra. Entonces los santos del Antiguo Testamento serán resucitados. En ese tiempo, Abraham, Isaac, y Jacob serán todos resucitados para entrar en el reino. Sin embargo, si fueran resucitados en el momento del arrebatamiento, entonces, ellos tendrían que esperar un cierto tiempo, por lo menos siete años. Por ello la Biblia deja en claro que ellos serán resucitados al final de la Gran Tribulación.

Y termina diciendo el versículo 2, "algunos para vergüenza y confusión perpetua". Esto se refiere a los perdidos del Antiguo Testamento, que serán resucitados para el juicio del Gran Trono Blanco, al final del reino de Cristo en la tierra. Ahora, en el versículo 3 de este capítulo 12 de Daniel, leemos:

"Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas, a perpetua eternidad."

Los siervos de Dios en esos días oscuros de la Gran Tribulación brillarán como luces. Y, por cierto, los creyentes de hoy deberían hacer lo mismo. Dijo el apóstol Pablo en su carta a los Filipenses, capítulo 2, versículo 15, "15para que seáis irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como lumbreras en el mundo". El remanente en aquel día será el testigo de Dios en este mundo, y ellos "instruirán a las multitudes en el camino de la justicia". Y esa justicia es Cristo, la única justicia que es aceptable para Dios. Nuestra justicia es como trapos de inmundicia ante Él (como podemos leer en Isaías 64:6). No así ante nuestros propios ojos; nosotros pensamos que somos buenas personas, y nos gusta hablar de ello y que nos lo digan a nosotros también, mientras al mismo tiempo producimos un montón de ropa sucia. Estimado oyente, Dios no está aceptando nuestras obras; Él está aceptando la justicia de Cristo, la cual es provista únicamente por fe.

Leamos ahora el versículo 4, en el cual vemos:

El sello de la profecía hasta el tiempo del fin

"Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará."

Estas profecías tenían que ser selladas "hasta el tiempo del fin". Esto no significa el fin del tiempo, sino que se refiere a ese período de tiempo definitivo que en el libro de Daniel es llamado la semana setenta. Y en vista del hecho de que nosotros nos encontramos en el intervalo que precede inmediatamente a ese período, resulta difícil saber exactamente cuánto sabemos o entendemos al respecto. Considerando que tantos buenos maestros en la actualidad difieren en la interpretación de la profecía, esta realidad parecería indicar que hay mucho que no entendemos. Todo esto será revelado cuando lleguemos a ese período en particular. Ésa es la razón por la cual necesitamos mantener nuestra mirada concentrada en un hecho como dijo Pablo en su carta a Tito capítulo 2, versículo 13, "Mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo".

Dice aquí en el versículo 4, "muchos correrán de aquí para allá". Creemos que esto se refiere a ir de un lugar a otro por toda la Biblia estudiando la profecía. Muchos tratarán de investigarla completamente. Se está llevando a cabo en la actualidad un estudio serio de la profecía que no se ha realizado en el pasado. Grandes y diferentes doctrinas de la iglesia se han estudiado y desarrollado durante los diversos períodos de la historia de la iglesia. En el mismo principio, la doctrina de la inspiración de las Escrituras, fue bien establecida: también la doctrina de la deidad de Cristo y de la redención. Otras doctrinas fueron desarrolladas a través de la historia. En el día de hoy, podemos decir que hemos visto más estudios de profecía que nunca antes.

Y finalmente aquí dice que "la ciencia se aumentará". Creemos que esto significa conocimiento y profecía. Es cierto que en la actualidad el conocimiento se ha incrementado en todas las áreas, aunque esta afirmación del versículo 4 se refiere principalmente al estudio de la profecía.

Continuemos avanzando y leamos los versículos 5 hasta el 7, de este capítulo 12 de Daniel:

"Yo, Daniel, miré y vi a otros dos que estaban en pie, uno a este lado del río y el otro al otro lado. Y dijo uno al varón vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su mano derecha y su mano izquierda al cielo y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas se cumplirán."

Estos versículos nos hacen regresar a la visión que Daniel había visto al comienzo del capítulo 10.

El vio a "un varón vestido de lino" que fue previamente identificado como el Cristo después de su encarnación. A Él se le unieron otros dos allí. Uno estaba en pie en una orilla del río Tigris, y el otro en la orilla opuesta. Uno preguntó cuánto durarían estos eventos, y el Cristo post-encarnado juró que durarían tres años y medio, que equivalen a la última mitad de la semana setenta de Daniel.

Luego leemos: "Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo", esta es una frase extraña. Puede significar que la rebelión de Israel habrá sido finalmente quebrantada al fin del período de la Gran Tribulación, y que, entonces, habrá habido un gran retorno a Dios en ese tiempo. Ahora, el versículo 8, nos dice:

"Yo oí, pero no entendí. Dije entonces: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?"

Aunque Daniel fue un testigo de esta escena, no comprendió lo que había visto u oído. Daniel estaba perplejo y quiso saber cómo se iban a desarrollar todos esos eventos que acababa de presenciar. Y en el versículo 9, leemos:

"Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin."

Entonces a Daniel se le recordó nuevamente que estas cosas ocurrirían en el tiempo del fin y, por lo tanto, estaban temporalmente selladas (Como podemos ver en el versículo 4).

Leamos ahora el versículo 10, en el cual comienza a describirse:

El sacrilegio o la abominación desoladora

"Muchos serán limpios, emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero los entendidos comprenderán."

Estos grandes principios de Dios prevalecen desde los días de Daniel hasta el tiempo del fin, sin distinción de épocas. Dice aquí:

1. "Muchos serán limpios". Esta afirmación se refiere a aquellos que han venido a Cristo. Como dijo la carta a Tito 3:5, "no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia".

2. Otra frase es "ninguno de los impíos entenderá". Ésta se refiere al hombre natural. Dijo Pablo en su primera carta a los Corintios 2:14, "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente".

3. Y la última frase dice: "pero los entendidos comprenderán". Dice Juan 16:13, "13Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir". Y en el versículo 11 de este capítulo 12 de Daniel, leemos:

"Desde el tiempo en que sea quitado el sacrificio continuo hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días."

No se puede enfatizar demasiado la importancia de este versículo, ya que el Señor Jesucristo se refirió a él en Mateo 24:15, cuando dijo: "Por tanto, cuando veáis en el Lugar Santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (él que lee, entienda)". Ésta será la señal para el remanente de que la Gran Tribulación ha comenzado.

El ídolo de la bestia permanecerá en el templo por 1.290 días. En realidad, esta cifra es treinta días más extensa que los tres años y medio. La última mitad de la Gran Tribulación constará de 1.260 días, y por una razón inexplicable, a la imagen del Anticristo se le permitirá permanecer treinta días después que el Anticristo mismo haya sido echado en el lago de fuego, lo que parece indicar que habrá un intervalo antes del establecimiento del reino aquí en la tierra. Ahora, el versículo 12, dice:

"Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días."

Aquí se nos presenta otro período de días, sin ninguna otra explicación que el decir "Bienaventurado el que espere, y llegue" a ellos. Nadie tiene la interpretación de esta frase, que está sellada hasta el tiempo del fin. Creemos que a veces intentamos saber más de lo que realmente nos ha sido revelado. Y el versículo 13, último de este capítulo y del libro de Daniel dice:

"En cuanto a ti, tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días."

A Daniel se le dijo (como el Señor Jesús le dijo a Simón Pedro) que él moriría. Él no viviría para ver el retorno de Cristo, pero sería resucitado de los muertos para entrar en el reino terrenal.

Y sería, como aquí dice, "para recibir tu heredad". Esta expresión indica que Daniel será resucitado con los santos del Antiguo Testamento al comienzo del milenio.

Y añadió, "al fin de los días", lo cual nos introduce a la amplia y abundante entrada al reino de Cristo. Estimado oyente, éste es el futuro que está ante nosotros ahora mismo, un futuro que dice que Cristo vendrá a la tierra para establecer Su reino. Ésta es la esperanza que deberíamos mantener ante nosotros en estos días. concluimos nuestro estudio de este gran libro del profeta Daniel. Es nuestra esperanza de que cada capítulo de este maravilloso libro haya bendecido abundantemente.

Estudio bíblico de Daniel 11:37-45

Recordemos que al comenzar a estudiar el capítulo 11, enfatizamos la unidad de los capítulos 10 al 12, que tratan la misma visión, y este capítulo 11 es una continuación del anterior. Creemos que es un capítulo muy importante porque completa algunos de los detalles de las setenta semanas del capítulo 9, que concierne específicamente al pueblo de Daniel, o sea, al pueblo de Israel. También complementa algunos de los detalles que ya tenemos en cuanto a las últimas tres de las cuatro naciones simbolizadas en esa estatua de varios metales que vimos en el capítulo 2, y en las bestias del capítulo 7. La misma importancia de este capítulo impulsó a Satanás a estorbar al ángel cuando se dirigía al encuentro de Daniel para responder a su oración. Porque esta profecía concernía a dos de las naciones que tenían suma importancia en relación con el pueblo de Daniel. Las dos naciones eran Persia y Grecia.

Otra aspecto importante de este capítulo es que une proféticamente parte de ese vació o espacio que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Nosotros hablamos del período inter-testamentario entre el Antiguo y el Nuevo Testamento como de un período de silencio, lo cual no es rigurosamente exacto. Este período fue el tiempo del mayor sufrimiento para Israel. Los israelitas sufrieron en manos de Siria y Egipto. Como estas naciones mantuvieron guerras entre sí, Palestina fue sorprendida en el medio de estos conflictos cuando los ejércitos de estas dos naciones marchaban en una u otra dirección a través de la tierra de Israel.

En nuestro programa anterior comenzamos un párrafo del capítulo concretamente en el versículo 36, en el que afirmamos que en ese punto del texto Bíblico, la historia terminaba y comenzaba la profecía. El texto pasa de una persona vil a un personaje despiadado, avanzando sobre un puente de tiempo ilimitado en la historia. Antíoco Epífanes fue seguramente una persona despreciable, y es que era una figura del Anticristo. En esta sección se destaca especialmente la agresividad verbal del llamado "hombre de pecado".

El versículo 36 nos ofreció ciertas características inquietantes de ese personaje, que recordamos brevemente:

Dice aquí, "el rey hará su voluntad". El Anticristo será una persona obstinada. Qué contraste con el Señor Jesucristo, que dijo en Juan capítulo 5, versículo 30: "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió."

También dice que el rey "se enaltecerá". Ahora, el cuerno pequeño, que es otro nombre para el Anticristo, de Daniel capítulo 7, tratará de ser un gran cuerno. Nuevamente vemos el contraste con el Señor Jesucristo. El apóstol Pablo escribió de Cristo en su epístola a los Filipenses, capítulo 2, versículos 5 al 8, diciendo: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. El, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".

Pero hay más aún. Dice aquí que "se engrandecerá sobre todo Dios". El apóstol Pablo, una vez más, en su Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4, dijo de él: "El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios". Y en Apocalipsis, capítulo 13, versículo 8, se nos dice: "La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado".

Será esta rebelión blasfema contra Dios, la que señalará a este rey obstinado como la expresión final y lógica del humanismo. Él será un típico representante de todo aquello que se opone a Dios y de lo que constituye nuestra vieja naturaleza. Dice Romanos capítulo 8, versículos 7 y 8, en otra versión: "La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios". Esa mentalidad concentrada en la carne, en lo material, se volverá al Anticristo. Es que los pueblos suelen elegir a quienes se parezcan a ellos.

Finalmente dice el versículo 36, "y prosperará hasta que sea consumada la ira". Ese rey obstinado tendrá éxito al principio y por un breve período de tiempo. Dios permitirá que esto suceda durante la última mitad de la Gran Tribulación.

Y, continuando con nuestra lectura asignada para el día de hoy, se nos dice algo más en cuanto a él en el versículo 37, de este capítulo 11 de Daniel;

"Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres, ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá."

La frase "del Dios de sus padres no hará caso" ha dado lugar a suponer que el Anticristo tendría que ser un israelita. Sin embargo, esta frase podría referirse a una persona que profese cualquier religión o un pagano. Provenga de donde provenga, no respetará al Dios de sus padres.

Como ya hemos dicho anteriormente, creemos que serán necesarios dos hombres para ocupar este cargo, y ambos se nos presentan en el capítulo 13 de Apocalipsis. El primero es un guía o gobernante político que sale del imperio romano, y probablemente de la sección griega del imperio romano. Pero éste será aquel que no tiene que ser en absoluto un israelita. La segunda bestia que surgirá será un líder religioso, e imitará a Cristo. Suponemos que será un israelita.

Y luego dice el versículo 37 que no hará caso "ni del amor de las mujeres". Otra versión traduce esta frase desde el principio del versículo: "No le importarán los dioses de sus padres, ni el favorito de las mujeres". Esto se refiere evidentemente al deseo de las mujeres hebreas de ser la madre del Mesías. No sólo será el Señor Jesucristo rechazado completamente, sino que se convertirá en el enemigo. El Anticristo dirigirá una rebelión contra Dios y Cristo. Como lo expresa el Salmo 2, versículos 2 y 3, "Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes conspirarán contra el Señor y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas".

Continúa diciendo el versículo 37, "ni respetará a dios alguno". Esto indica claramente que él se opondrá a todas las religiones y a toda la adoración, con excepción de la adoración dirigida a él mismo. Su lema será promover una sola religión para el mundo, y él mismo constituirá esa religión.

Termina diciendo este versículo "porque sobre todo se engrandecerá" y ese será el cumplimiento final de su propia voluntad de este obstinado rey. Su ambición total será la adulación propia.

Estas son las perspectivas terribles para los días finales de la Gran Tribulación. Dice en Apocalipsis capítulo 13, versículos 15 al 17: "Se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablara e hiciera matar a todo el que no la adorara. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, y que ninguno pudiera comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre". Ésta va a ser realmente una dictadura motivada por la venganza. Ahora, en el versículo 38 de este capítulo 11 de Daniel, leemos:

"Pero honrará en su lugar al dios de las fortalezas, un dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y cosas de gran precio."

El Dr. Newell señaló lo siguiente: "Sabemos por la mitología pagana, que las diosas Cibeles y Diana son representadas muchas veces como coronadas con coronas de hileras múltiples, indicando claramente la idea de una fortificación con sus torres, sus murallas almenadas y cosas por el estilo". Hasta aquí, las palabras del Dr. Newell. Ahora, estamos seguros que usted ha visto cuadros de estos ídolos paganos, con esas coronas de hileras múltiples y con toda clase de fortalezas en ellas, y que representan a los reinos de este mundo. Según este versículo, el Anticristo honrará al dios de las fortalezas, que tiene los reinos de este mundo. ¿Y quién es él? Bueno, es Satanás, que le ofreció a Cristo los reinos de este mundo, y el Señor rechazó su oferta. Aparentemente él tenía el derecho de hacerle ese ofrecimiento. El Anticristo aceptará esa oferta, y llegará a ser un dictador mundial. Esto se nos dijo en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4 y también en Apocalipsis, capítulo 13, versículo 4, que el Anticristo va a aceptar la adoración, y él hará que en aquellos días el mundo adore a Satanás. Todos los reinos de este mundo estarán bajo su gobierno, que será la primera dictadura mundial verdadera. Continuando ahora en la lectura de este capítulo 11 de Daniel, leemos en el versículo 39:

"Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, colmará de honores a los que lo reconozcan, los hará gobernar sobre muchos y repartirá tierras como recompensa."

Ésta será la hora de Satanás, y él le sacará el mayor beneficio posible, ya que él sabe que su tiempo será breve. En Apocalipsis, capítulo 12, versículo 12 leemos: "Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo". El Anticristo será el instrumento para cumplir totalmente, en ese tiempo, la voluntad de Satanás. Él ejercerá su gobierno sobre muchos pueblos y dispondrá de las propiedades como prefiera hacerlo. Él es ese rey obstinado en hacer realidad su voluntad, y será el último dictador de este mundo.

Ahora, en el versículo 40 de Daniel 11, comenzaremos a comprobar que:

La victoria del rey obstinado será temporal

"Al cabo del tiempo, el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo y muchas naves; y entrará por las tierras, las invadirá y pasará."

Otra versión comienza este versículo diciendo "Y al tiempo del fin". Este era el tiempo del fin que Daniel había tenido en mente por toda esta sección, es decir, los últimos días de la nación de Israel, que el Señor Jesús llamó la "Gran Tribulación".

El "rey del sur" mencionado aquí, será evidentemente un gobernante de Egipto, pero nos resulta imposible identificarlo. En realidad, Egipto no había tenido un gobernante nativo por años. Sin embargo, este que va a surgir en el tiempo del fin probablemente unirá a toda África como ningún líder de Egipto ha sido capaz de hacerlo, y él vendrá contra el Anticristo.

El "rey del norte" es más fácil de identificar. Ocupará el lugar de la dinastía Seléucida, y creemos que será el que provenga del norte y que fue mencionado en Ezequiel 38 y 39. Esa potencia desencadenará la campaña de Armagedón, que no será una simple batalla, sino una guerra total. En el mismo principio, el rey del norte será eliminado, cuando Dios ponga en acción su juicio sobre esa nación. Y continúa la profecía diciendo en el versículo 41:

"Entrará en la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; pero escaparán de sus manos Edom, Moab y la mayoría de los hijos de Amón."

La entrada de esa nación del norte en Palestina precipitará la gran crisis y el conflicto del período de la Gran Tribulación.

Cuando el Anticristo entre a Palestina, es decir, en la llamada "tierra gloriosa", él se dará cuenta que va a tener problemas con Edom, Moab y Amón. Y ése es el territorio donde se encuentran hoy los descendientes de Ismael, que en el día de hoy son los árabes. Él va a tener dificultades con ellos, al menos por un tiempo. Y luego, en el versículo 42, leemos:

"Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto."

Así que, según estas palabras, Egipto y el rey del sur se entregarán al Anticristo. Y en el versículo 43 continuamos leyendo:

"Se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto. Los de Libia y de Etiopía lo seguirán."

Este personaje obtendrá el control de la riqueza de este mundo. Controlará todos los mercados monetarios del mundo. Libia y Etiopía se rendirán ante él, que obtendrá el control del África. Y dice también el versículo 44 de este décimo capítulo de Daniel:

"Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos."

Aquí se habla de "noticias del oriente y del norte". Estas noticias se refieren al Oriente, con sus numerosos millones. Un gran ejército vendrá de aquellas tierras para participar en la batalla de Armagedón, y este gobernante mundial estará preocupado. En aquel tiempo, no habrá esperanza para el pueblo de Dios, excepto en Dios mismo. Y leamos ahora el versículo final de este capítulo 11 de Daniel, que dice:

"Plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; pero llegará a su fin, y no tendrá quien lo ayude."

"Los mares" aquí se refieren al Mar Mediterráneo, y "el monte glorioso y santo" es Jerusalén. En otras palabras, en ese tiempo el Anticristo establecerá su cuartel general para la conquista del mundo entre el Mar Mediterráneo y Jerusalén. Sin embargo, en vez de gobernar desde allí, será destruido por el regreso personal del Señor Jesucristo (como podemos ver en Apocalipsis capítulo 19, versículos 17 al 20). El mal habrá asumido el control total, y sólo la venida personal del Señor Jesucristo para establecer Su reino podrá liberar y salvar a cualquiera que se encuentre sobre la tierra.

Iniciaremos en detalle y concluiremos el próximo capítulo, el capítulo 12, en nuestro próximo programa, terminando al mismo tiempo nuestro estudio del libro de Daniel. El capítulo 12 concluye entonces la visión que comenzó en el capítulo 10. Todo lo comprendido en estos capítulos, como destacamos al principio, forma parte de una visión, y todos los detalles de la misma deben encajar conjuntamente como un gigantesco rompecabezas. El problema es que algunas personas se meten en esta profecía por aquí y por allá, haciendo aplicaciones donde lo consideran apropiado. Necesitamos recordar que se trata de una sola visión, y que con respecto a ella un mensajero celestial no identificado le dijo a Daniel en 10:14, "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días". Hay tres detalles importantes que necesitamos observar en este versículo:

1. Vemos que se refería a "tu pueblo". Concernía al pueblo de Daniel, es decir, a la nación de Israel, después de que la iglesia fuera removida de la tierra.

2. Es una visión para "los últimos días". Los últimos días del Antiguo Testamento son identificados con los últimos días del nuevo Testamento que el Señor Jesús llamó el período de la Gran Tribulación, y que corresponden, en opinión del profesor McGee, a la Semana Setenta de la profecía revelada a Daniel.

3. Dice aquí "porque la visión es para esos días". Y, como traduce mejor otra versión. "la visión es para días aún lejanos". Es decir que transcurrirá un prolongado período de tiempo hasta que lleguemos a los últimos días. Ya hace mucho tiempo que Daniel tuvo estas visiones; en realidad, por lo menos, han pasado 2.600 años. No sabemos realmente si nos estamos moviendo en la órbita de esos días. La iglesia tendrá que ser recogida primero, lo cual constituiría el próximo evento en el programa de Dios. Y para ese evento no hay fecha ni señal que pueda anticiparla. Cualquiera que intente fijar una fecha para el momento en que Cristo recoja a Su iglesia estará manejando datos que no se encuentran en la Palabra de Dios.

El capítulo 12, tratará los siguientes temas: La Gran Tribulación (versículo 1); La resurrección de los santos del Antiguo Testamento (versículos 2 y 3), El sello de la profecía hasta el tiempo del fin (versículos 4 al 9) y La abominación desoladora o sacrilegio (versículos 10 al 13).

Estudio bíblico de Daniel 11:15-36

En nuestro programa anterior destacamos que la propia posteridad de Alejandro Magno no heredó su gran reino. Cuatro de sus generales dividieron el imperio en cuatro áreas geográficas gobernadas por cada uno de ellos. La división, en términos generales fue la siguiente: Casandro se apoderó de Macedonia; Lisímaco tomó Asía Menor, que corresponde a la Turquía contemporánea; Seleuco Nicanor tomó Siria y el resto del Medio Oriente; y Tolomeo tomó a Egipto. Así fue como se dividieron estas cuatro familias que acabaron luchando entre ellas. Al final todas ellas perdieron sus reinos cuando los romanos marcharon hacia el Este.

Queremos pues, continuar leyendo el capítulo 11 donde dejamos nuestro programa anterior. El rey del sur, era el rey de Egipto y era uno de los Ptolomeos. Habíamos dicho que el rey del norte era de la dinastía Seléucida.

Tolomeo Evergetes, hermano de Berenice, que vino con un ejército y conquistó a Siria, y se apoderó Del fuerte que era en aquellos tiempos el puerto de Antioquia. Como botín de guerra trajo a Egipto una fabulosa fortuna.

Entre Egipto y Siria había un estado de guerra permanente. Sin entrar en detalles, queremos destacar que durante este período Israel pareció elegir repetidamente las opciones erróneas y se encontró cautiva primero de uno de los países, y después del otro, padeciendo como pueblo grandes sufrimientos. Ahora, los versículos 15 y 16 de este capítulo 11 de Daniel, dicen:

"Vendrá, pues, el rey del norte, levantará baluartes y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para resistir. El que vendrá contra él hará su propia voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y permanecerá en la tierra gloriosa, que será consumida bajo su poder."

Dice aquí que el rey "permanecerá en la tierra gloriosa". Ahora, no sabemos por qué estos eventos fueron registrados y revelados a Daniel; conciernen a la llamada "tierra gloriosa", que es una referencia a Israel, la tierra que Dios había concedido a Abraham y a sus descendientes.

Estos dos versículos predicen lo que la historia después registraría como la victoria de Antíoco el Grande sobre Egipto. Sería una victoria decisiva y causó a Israel terribles sufrimientos. Vamos a pasar por alto algo de la historia secular de este período. Si usted tiene interés en conocer más detalles le sugerimos que consulte una de las grandes Enciclopedias Bíblicas, en las que podrá leer detalladamente los acontecimientos de la historia secular cubiertos en esta sección. Y encontrará que la profecía de Daniel fue cumplida de una forma extraordinaria. Hubo un período de 125 años que se cumplió con todo detalle. Continuemos pues, con el versículo 17 de este capítulo 11 de Daniel, que dice:

"Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino. Hará convenios con aquél, y le dará una hija por mujer, para destruirlo; pero no permanecerá ni tendrá éxito."

Esto nos lleva ahora al año 198 o 195 A.C., cuando Antíoco el Grande firmó un tratado con Egipto, y entregó su hija Cleopatra a Tolomeo Epífanes en matrimonio. Ahora, los versículos 18 al 20 de este capítulo 11 de Daniel, dicen:

"Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; pero un príncipe le hará cesar en su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio. Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; pero tropezará y caerá, y no será hallado. En su lugar se levantará uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero en pocos días será muerto, aunque no con ira ni en batalla."

Dice aquí "volverá después su rostro a las costas" y ésta es una referencia a Grecia y a todas las islas griegas. Allí fue donde estaba comenzando a actuar Antíoco el Grande en esta ocasión, no sólo contra Tolomeo en el sur, sino también contra Lisímaco en el occidente.

También dice aquí, "pero un príncipe le hará cesar su afrenta"; Esto se refiera a otro linaje, es decir a Roma, que estaba comenzando a surgir en el occidente y a desplazarse hacia el oriente. Es que los romanos cobraban impuesto a los sirios. Los romanos eran probablemente los mejores tasadores y recaudadores de impuestos del mundo, hasta que otras naciones de la época moderna perfeccionaron el sistema. Roma estaba construyendo un enorme imperio gravando con impuestos a los pueblos que conquistaba. Cuando los Sirios comenzaron a caer ante Roma, hubo muchos detalles históricos que podrían mencionarse. Pero, ante le falta de tiempo, y como lectura adicional, le sugerimos consultar un buen libro sobre el profeta Daniel.

Llegamos ahora a un párrafo en el que vemos que:

Antióco Epífanes fue identificado

Presentado ante nosotros ahora como una persona malvada, Antíoco Epífanes, que fue rey de Siria, fue fácilmente identificado en la historia.

Este fue el "cuerno pequeño" que ya se ha cumplido en la historia, tal como estudiamos al dedicarnos al capítulo 8. Leamos el versículo 21 de este capítulo 11 de Daniel, donde la voz profética continuó diciendo:

"Ocupará su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino. Vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos."

Esta profecía se refiere a un rey de la línea genealógica de los Seléucidas, es decir, a Antíoco Epífanes. La mayoría de los intérpretes conservadores de la Biblia consideran esta sección como una referencia directa a ese hombre. La profecía encaja con la historia de Antíoco Epífanes como un anillo en el dedo. Al mismo tiempo, él fue una figura del Anticristo, siendo así ilustrativo y figurativo del llamado "hombre de pecado" que vendrá en el futuro. Las trayectorias de ambos son sorprendentemente similares.

Antíoco Epífanes llegó al trono en el año 175 A.C. y se le consideró un hombre malvado y despreciable a causa de sus blasfemias. Llegó a ocupar el trono con un programa de paz, y así será como el Anticristo va a obtener el poder. Él introducirá la Gran Tribulación con tres años y medio de paz, y el mundo creerá que están entrando en el milenio, cuando en realidad van a estar entrando al período de la Gran Tribulación. Antíoco fue un engañador y un adulador. Estimado oyente, debemos tener cuidado con ese tipo de personas. Ahora, continuando con el capítulo 11 de Daniel, leamos los versículos 22 al 24:

"Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como por inundación de aguas; serán del todo destruidas, junto con el príncipe del pacto. Él, después del pacto, engañará, subirá y saldrá vencedor con poca gente. Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá entre sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios. Esto durará un tiempo."

La frase "el príncipe del pacto", es una probablemente una referencia al sumo sacerdote Onías III, que fue derrocado y asesinado en ese tiempo por las maniobras engañosas de Antíoco cuando éste asumió el poder. Ahora, los versículos 25 al 28, dicen de este capítulo 11 dicen:

"Despertará sus fuerzas y su ardor con un gran ejército, contra el rey del sur, y el rey del sur se empeñará en la guerra con un ejército grande y muy fuerte; pero no prevalecerá, porque le harán traición. Aun los que coman de sus manjares lo quebrantarán; su ejército será destruido, y muchos caerán muertos. En su corazón, estos dos reyes tramarán hacer mal. Sentados a una misma mesa, se mentirán el uno al otro; pero no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado. Él volverá a su tierra con gran riqueza, y pondrá su corazón contra el pacto santo; hará su voluntad y volverá a su tierra."

Estos versículos describen la campaña de Antíoco y su victoria sobre los reyes de Egipto, que le reportó muchas riquezas y prestigio.

Aquí destacamos la frase en la que se afirma que estos reyes "sentados a una misma mesa, se mentirán el uno al otro". Esto se refiere al hecho de que este rey no era de fiar, pues era un engañador consumado. Este hecho del pasado también nos revela que las mesas y conferencias de paz de aquellos tiempos se parecían a algunas mesas de paz de nuestro tiempo. Muchos encuentros dan como resultado tratados firmados por naciones, que pronto se convierten en trozos de papel sin ningún significado. Y sigue diciéndonos la profecía en los versículos 29 y 30:

"Al tiempo señalado volverá al sur; pero la última venida no será como la primera. Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará y retrocederá, se enojará contra el pacto santo y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto."

Antíoco llevó a cabo una segunda campaña contra Egipto, pero no tuvo éxito, a causa de la flota de Roma, aquí llamadas, "las naves de Quitim". Él rompió su pacto con Israel, pero observemos que algunos de los judíos traicionaron a su propio pueblo; porque dice aquí "volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto". Luego, el versículo 31 nos dice:

"Se levantarán sus tropas, que profanarán el santuario y la fortaleza, quitarán el sacrificio continuo y pondrán la abominación desoladora."

Antíoco se lanzó contra Jerusalén en el año 170 A.C., y en aquella oportunidad 100.000 judíos fueron asesinados. Él eliminó el sacrificio diario que tenía lugar en el templo, y en su lugar ofreció la sangre y el caldo de un cerdo sobre el altar. Y además colocó una imagen de Júpiter para que fuera adorada en el lugar santo del templo de Dios. Este fue un supremo sacrilegio o, en palabras de este versículo, "la abominación desoladora". Pero aquella no fue la abominación a la que se refirió el Señor Jesús, y que era futura cuando Él se encontraba en la tierra, y es aun futura para nuestro tiempo. Será la abominación o el sacrilegio que realizará el Anticristo. Antíoco colocó una imagen de Júpiter en el lugar santo, y el Anticristo probablemente colocará una imagen de sí mismo en el lugar santo. Y el versículo 32 de este capítulo 11 añadió:

"Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; pero el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará."

Hubo unos cuantos en la nación de Israel que desempeñaron el papel que Judas asumiría en el futuro frente a Jesucristo. Pero hubo también muchos que conocían a Dios y actuaron con firmeza llevando a cabo verdaderas hazañas. Fue durante ese tiempo que Dios levantó a la familia de los Macabeos. En el año 166 A.C. Matatías, el sacerdote, provocó un levantamiento contra esa tremenda blasfemia. El nombre de la familia, "Macabeos" significaba "martillo". Aunque ellos no quedaron registrados en los libros canónicos de la Escritura, estamos convencidos de que fueron los hombres de Dios para esa época en particular. Y continúa la profecía diciendo en los versículos 33 y 34:

"Los sabios del pueblo instruirán a muchos; pero durante algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. En su caída serán ayudados con un pequeño socorro, y muchos se juntarán a ellos con lisonjas."

Este período se encuentra entre los dos Testamentos, y es una epopeya de sufrimiento. Hubo muchos en este período que sirvieron a Dios tan fiel y valientemente, como Gedeón, David, Elías, Jeremías o Daniel. Si usted no está familiarizado con este período de la historia, debería los libros apócrifos o deuterocanónicos primero y segundo de Macabeos, así como los escritos del historiador Josefo. Y continúa diciendo el versículo 35:

"También algunos de los sabios caerán para ser depurados, limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo."

Otra versión traduce aquí "hasta el tiempo del fin". El tiempo del fin da un salto hacia adelante en la profecía desde Antíoco Epífanes hasta el Anticristo. O sea que salimos de la historia de aquel tiempo y nos dirigimos hacia aquello que aún se encuentra en el tiempo futuro. Toda esta profecía se encontraba en el futuro cuando Daniel la entregó; algo de esa profecía es ahora historia, o sea que se ha cumplido, y otra parte es aún futura.

Leamos ahora el versículo 36 de este capítulo 11 de Daniel, que nos muestra:

Agresividad verbal del hombre de pecado

"El rey hará su voluntad, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todo dios; contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará hasta que sea consumada la ira, porque lo determinado se cumplirá."

Ahora, en este punto concluye la historia y comienza la profecía. El texto pasa de una persona vil a un personaje despiadado, avanzando en la historia sobre un puente de tiempo ilimitado. Antíoco Epífanes fue seguramente una persona despreciable, pero era una figura del Anticristo. Habrá un Anticristo político, el mencionado aquí, un no judío que surgirá del Imperio Romano. También habrá un Anticristo religioso que fingirá ser Cristo, y que surgirá de la tierra de Israel; será como un lobo con piel de cordero.

El Anticristo ha recibido muchos nombres en la Biblia. En su libro "Eventos del Porvenir", el Dr. Pentecost presentó una lista de nombres compilados por otro autor llamado Arthur Pink, nombres que son aplicables al Anticristo: algunos de los hombres son los siguientes: "hombre sanguinario y engañador", "el cuerno pequeño". "el hombre de pecado", "el hijo de perdición", "el impío", "la bestia", etc.

Dice aquí, "el rey hará su voluntad". El Anticristo será una persona obstinada. Qué contraste con el Señor Jesucristo, que dijo en Juan capítulo 5, versículo 30: "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió."

También dice que el rey "se enaltecerá". Ahora, el cuerno pequeño, que es otro nombre para el Anticristo, de Daniel capítulo 7, tratará de ser un gran cuerno. Nuevamente vemos el contraste con el Señor Jesucristo. El apóstol Pablo escribió de Cristo en su epístola a los Filipenses, capítulo 2, versículos 5 al 8, diciendo: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".

Pero hay más aún. Dice aquí que "se engrandecerá sobre todo Dios". El apóstol Pablo, una vez más, en su Segunda Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4, dijo de él: "El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto, que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios". Y en Apocalipsis, capítulo 13, versículo 8, se nos dice: "La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado".

Será esta rebelión blasfema contra Dios, la que señalará a este rey obstinado como la expresión final y lógica del humanismo. Él será un típico representante de todo aquello que se opone a Dios y de lo que constituye nuestra vieja naturaleza. Dice Romanos capítulo 8, versículos 7 y 8, en otra versión: "La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios". Esa mente concentrada en la carne, en lo material, se volverá al Anticristo. Es que los pueblos suelen elegir a quienes se parezcan a ellos.

Finalmente dice el versículo 36, "y prosperará hasta que sea consumada la ira". Ese rey obstinado tendrá éxito al principio y por un breve período de tiempo. Dios permitirá que esto suceda durante la última mitad de la Gran Tribulación. 

Estudio bíblico de Daniel 11:1-14

1. La visión concierne, en palabras del texto, "a tu pueblo". Creemos que podemos identificar dogmática y categóricamente la profecía como teniendo a Israel como su sujeto. Si alguien tratara de interpretar este hecho de alguna otra manera, entonces la semántica y la sintaxis no tienen sentido. La expresión "tu pueblo" significa Israel.

2. La visión será cumplida "en los últimos días". El profesor McGee cree que esta afirmación coloca el cumplimiento final en el período de la semana setenta, que corresponde al período de la Gran Tribulación. Los "últimos días" sitúan el cumplimiento al final de dicho período.

3. Otra versión traduce la última parte del versículo 14: "porque la visión es para días aún lejanos". Esto enfatiza el hecho de que se espera el transcurso de un prolongado período de tiempo, no solo en cuando al cumplimiento, sino también hasta que la visión sea completada.

Así es que ahora nos encontramos con las dos partes de la visión: la parte histórica (es decir, que fue profética cuando fue revelada, pero ya ha sido cumplida) y la parte profética que todavía no se ha cumplido.

La visión había causado a Daniel un gran efecto físicamente. Así que en ese momento Daniel recibió seguridad y fue fortalecido por un mensajero celestial que tocó sus labios; entonces el profeta pudo expresarle que las fuerzas le habían abandonado, y entonces el mensajero le tocó nuevamente y le infundió fuerzas. Después el relato Bíblico nos informó de que otro ángel que representaba a Grecia vendría, es decir, otro principado satánico, y el ángel que estaba hablando con Daniel tuvo que regresar a la batalla que estaba teniendo lugar.

Finalmente, en el capítulo anterior enfatizamos las palabras del versículo 21. Especialmente destacamos la frase "lo que está escrito en el libro de la verdad". El ángel dirigió a Daniel a la Palabra de Dios. Aquí dice: "escrito". Esto indica que ha sido anotado, registrado. En otras palabras, Daniel no oiría ni vería nada que estuviera en contradicción con la Palabra de Dios.

Estimado oyente, la Palabra de Dios es la única arma disponible para el hijo de Dios para un uso efectivo en la guerra espiritual. Ha sido llamada "la espada del Espíritu", y nos preguntamos si realmente sabemos como usar nuestras espadas.

Llegamos hoy, amigo oyente, al capítulo 11 del libro de Daniel, y al llegar a este capítulo, necesitamos recordar que los capítulos 10, 11 y 12 tratan todos la misma visión, y este capítulo 11 es una continuación del anterior. Creemos que es un capítulo muy importante porque completa algunos de los detalles de las setenta semanas del capítulo 9, que concierne específicamente al pueblo de Daniel, o sea, al pueblo de Israel. También complementa algunos de los detalles que ya tenemos en cuanto a las últimas tres de las cuatro naciones simbolizadas en esa estatua de varios metales que vimos en el capítulo 2, y en las bestias del capítulo 7. La misma importancia de este capítulo impulsó a Satanás a estorbar al ángel cuando se dirigía al encuentro de Daniel para responder a su oración. Porque esta profecía concernía a dos de las naciones que tenían suma importancia en relación con el pueblo de Daniel. Las 2 naciones eran Persia y Grecia.

Otra contribución que de este capítulo fue que une proféticamente parte de ese vació o espacio que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Nosotros hablamos del período inter-testamentario entre el Antiguo y el Nuevo Testamento como de un período de silencio, lo cual no es rigurosamente exacto. Este período fue el tiempo del mayor sufrimiento para Israel. Los israelitas sufrieron en manos de Siria y Egipto. Como estas naciones mantuvieron guerras entre sí, Palestina fue sorprendida en el medio de estos conflictos cuando los ejércitos de estas dos naciones marchaban en una u otra dirección a través de la tierra de Israel.

Durante el período inter-testamentario surgió Antíoco Epífanes (que fue una figura del Anticristo del futuro). Él era un miembro de la familia Seléucida y lo identificaremos cuando lleguemos a esa parte de este capítulo. Fue un perseguidor de los judíos, sobrepasando en mucho a Faraón, Amán o a cualquier otro dictador de la historia. Ha sido llamado el Nerón de la historia Judía. También ha sido conocido como el Gran Profanador.

Hay en este capítulo una notable división que separa la historia y la profecía, es decir, la sección histórica de la escatológica. Recordemos que todo era futuro cuando fue escrito originalmente, pero parte de ello se ha cumplido.

Esta profecía es más bien complicada y entra en la profecía un poco más profundamente de lo que a una persona común le agradaría entrar. La mayoría de las personas parece gustarle la parte apasionante y sensacional de la profecía, pero no quieren profundizar en la palabra de Dios para ver lo que ella realmente dice. Sin embargo, si usted es una persona que disfruta con un estudio profundo y detallado de la profecía, usted se emocionará con esta sección de le extraordinaria Palabra de Dios.

Hasta el momento, la reacción que hemos recibido de nuestros oyentes ante los estudios de Isaías, Jeremías y Ezequiel, nos ha animado a entrar en el tema de la profecía de una forma más detallada. Pero si usted realmente quiere ver una de las profecías más sobresalientes de la Palabra de Dios, pues, le invitamos a que continúe con nosotros al examinar estas páginas proféticas.

Llegamos ahora al primer párrafo de este capítulo, que podríamos titular:

Una continuación de la visión

Esta profecía une el vacío o espacio existente desde medo-Persia hasta Grecia, y entre Asia y Europa. Nos habla de la transición de potencias mundiales de un continente a otro, desde el Este hasta el Oeste. Recordemos que la profecía concierne al pueblo de Israel. Para Israel fue especialmente importante porque ellos quedarían atrapados entre estas diferentes potencias. Para ese pueblo sería un período de gran sufrimiento. Leamos entonces el primer versículo de este capítulo 11 de Daniel:

"También yo en el primer año de Darío, el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo."

El que hablaba aquí era el ángel, y ésta es una continuación del capítulo 10: El ángel puede haber sido Gabriel; su nombre no figura en este relato. Recordemos que esto ocurrió durante el reinado de Darío, cuando Daniel fue arrojado al foso de los leones. Darío trató en vano de librar a Daniel y ante su impotencia para protegerlo le dijo, como leímos en Daniel 6:16, "El Dios tuyo, a quien tu continuamente sirves, él te libre".

Las palabras del ángel fueron: "estuve para animarlo y fortalecerlo". Así que este mensajero celestial consoló y ayudó a Daniel. Recordemos que después de aquella experiencia en el foso de los leones Daniel había dicho, como leímos en 6:22, "Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones".

Así que aquí es donde encaja históricamente la visión, y une el espacio que existe entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, llamado el período inter-testamentario. Continuemos leyendo el versículo 2 de Daniel 11:

"Ahora yo te mostraré la verdad. Aún habrá tres reyes en Persia, y el cuarto se hará de grandes riquezas, más que todos ellos. Éste, al hacerse fuerte con sus riquezas, levantará a todos contra el reino de Grecia."

Desde aquí y hasta el versículo 34, tenemos uno de los ejemplos más destacados de historia pre-escrita. Esta sección ha impulsado a los críticos destructivos de la fiabilidad de la Biblia para exigir una fecha tardía para la composición del libro de Daniel. Aquí tenemos afirmaciones claras de profecía, que se han cumplido literalmente.

La profecía de este capítulo es tan detallada y exacta que el crítico de la Biblia no acepta el hecho de que este material fue escrito antes de que sucediera. Él insiste en que la profecía de Daniel fue escrita después de haberse convertido en historia. Personalmente no nos agrada que se considere a estos críticos como flexibles y tolerantes. Consideramos que muchos de ellos son personas estrechas de miras. Sin embargo les gusta hacer ostentación de su amplitud de miras, y de que no tienen una concepción estricta de las Sagradas Escrituras. Cuando a uno de ellos le preguntamos en qué autoridad se basaba para rechazar una fecha temprana para el libro de Daniel nos respondió que él partía de la base de que los milagros eran imposibles, que simplemente no ocurrían. Y entonces su conclusión era que si este relato profético hubiera sido escrito con antelación, habría constituido un milagro; así que este crítico creía que tenía que haber sido escrito después de ocurridos los hechos. Y nosotros nos preguntamos: ¿no es esa una forma mezquina, estrecha de miras, parcial y llena de prejuicios? Evidentemente este pasaje que estamos considerando es uno de los pasajes más sobresalientes de la historia escrita con antelación de la Palabra de Dios. Por ello los eruditos conservadores mantienen el punto de vista de una fecha temprana para el libro de Daniel. Esto significa, y debemos decirlo con toda claridad, que tenemos en nuestras manos un milagro.

Ahora, cuando el ángel le facilitó esta información a Daniel, supo que Daniel no viviría para verla cumplida. Obviamente, fue registrada para el consuelo y estímulo del pueblo de Dios que viviría los días difíciles que se anunciaban y describían. También esta profecía fue escrita para todas las generaciones, como un testimonio del hecho de que Dios conoce el final desde el principio.

El ángel le dijo que habría cuatro importantes reyes de Persia que sucederían a Ciro. Creemos que en la actualidad podemos identificarlos: (1) Cambises, en el año 529 A.C.; (2) Pseudo-Smerdis en el año 522 A.C.; (3) Darío Histaspes, en el año 521 A.C.; y (4) finalmente, Jerjes, quien invadió Grecia en el años 480 A.C. Él fue derrotado y, después de esta derrota los Medo-Persas nunca realizaron nuevos intentos para lograr el dominio mundial. Por cierto, creemos que Jerjes es el rey Asuero mencionado en el libro de Ester. Él era muy rico, como la profecía dijo que sería. Ahora, en el versículo 3 de este capítulo 11 de Daniel leemos:

"Se levantará luego un rey valiente, que dominará con gran poder y hará su voluntad."

Este rey valiente sería Alejandro Magno, que accedería al poder en el año 335 A.C., en el imperio greco-macedónico. El derrotó a Persia y asumiría un dominio mundial. La profecía continuó en el versículo 4, con estas palabras:

"Pero cuando se haya levantado, su reino será quebrantado y repartido hacia los cuatro vientos del cielo; pero no será para sus descendientes, ni según el dominio con que él dominó, porque su reino quedará deshecho y será para otros aparte de ellos."

Alejandro Magno fue un gobernante mundial y probablemente el estratega militar más grande que el mundo ha conocido; pero falleció como un alcohólico en el año 323 A.C. Su propia posteridad no heredó su gran reino. Cuatro de sus generales dividieron el imperio en cuatro áreas geográficas gobernadas por cada uno de ellos. La división, en términos generales fue la siguiente: Casandro se apoderó de Macedonia; Lisímaco tomó Asía Menor, que corresponde a la Turquía contemporánea; Seleuco Nicanor tomó Siria y el resto del Medio Oriente; y Tolomeo tomó a Egipto. Así fue como se dividieron estas cuatro familias que acabaron luchando entre ellas. Al final todas ellas perdieron sus reinos cuando los romanos marcharon hacia el Este. Ahora, continuando con el versículo 5 de este capítulo 11 de Daniel leemos:

"El rey del sur se hará fuerte, pero uno de sus príncipes será más fuerte que él, se hará poderoso y su dominio será grande."

Aquí se habla del "rey del sur". Ahora, ¿del sur de dónde? Las direcciones en la Biblia se calculan considerando a Palestina como si fuera el centro de la tierra. El sur, entonces, aquí indicaría el sur de Israel, o se que se estaría refiriendo al rey de Egipto. Este rey del sur sería uno de los Tolomeos. Ahora, el versículo 6 continúa diciendo:

"Al cabo de unos años harán alianza, y la hija del rey del sur vendrá al rey del norte para hacer la paz. Pero ella no podrá retener la fuerza de su brazo, y ni él ni su brazo permanecerán; porque ella será entregada a la muerte, y también los que la habían traído, y su hijo y los que estaban de parte de ella en aquel tiempo."

El rey del norte se refiere al linaje de los Seléucidas. Este versículo nos lleva ahora al año 250 A.C. aproximadamente. Aunque algunos historiadores difieren en los detalles menores, han registrado algunas de las manipulaciones e intrigas que tenían lugar en las cortes de aquella época, que cumplieron esta profecía con mucha exactitud. Para formar una alianza entre estas dos familias que se encontraban enfrentadas por la guerra, Tolomeo Filadelfo, de Egipto, entregó a su hija Berenice en matrimonio a Antíoco Theos de Siria. Pero Antíoco ya estaba casado con Laodica, y entonces se divorció de ella. Después de dos años, Tolomeo Filadelfo murió; así que Antíoco Theos se separó de su mujer Berenice y de su hijo y tomó nuevamente a su primera esposa, Laodica. Ella, a su vez, envenenó a Antíoco Theos y ordenó la muerte de Berenice y su hijo. Laodica colocó a su propio hijo, Seleuco Calinico, en el trono. Éste fue, pues una historia de intrigas y resulta interesante ver como fue cubierta en la profecía dada a Daniel. Y la voz profética continuó diciendo en el versículo 7:

"Pero un renuevo de sus raíces se levantará sobre su trono, vendrá con un ejército contra el rey del norte, entrará en la fortaleza y hará con ellos a su arbitrio, y predominará."

Éste era Tolomeo Evergetes, hermano de Berenice, que vino con un ejército y conquistó a Siria, y se apoderó del fuerte que era en aquellos tiempos el puerto de Antioquia. Y añaden los versículos 8 y 9:

"Y aun a los dioses de ellos, sus imágenes fundidas y sus objetos preciosos de plata y de oro, llevará cautivos a Egipto; y durante años se mantendrá él alejado del rey del norte. Así entrará en el reino el rey del sur, y volverá a su tierra."

La historia registró que Tolomeo Evergetes se llevó a Egipto como botín, 4.000 talentos de oro, 40.000 talentos de plata, y 2.500 ídolos. Todo esto fue cumplido literalmente. Luego, en los versículos siguientes, los versículos 10 hasta el 13, leemos:

"Pero los hijos de aquel se airarán y reunirán multitud de grandes ejércitos. Vendrá uno apresuradamente, inundará y pasará adelante; luego volverá y llevará la guerra hasta su fortaleza. Por eso se enfurecerá el rey del sur, y saldrá y peleará contra el rey del norte; éste pondrá en campaña una gran multitud, pero toda esa multitud será entregada en manos de aquel. Al llevarse él la multitud, se elevará su corazón y derribará a muchos millares; pero no prevalecerá. El rey del norte volverá a poner en campaña una multitud, mayor que la primera, y al cabo de algunos años vendrá rápidamente, con un gran ejército y muchas riquezas."

Entre Egipto y Siria había un estado de guerra permanente. Sin entrar en detalles, queremos destacar que durante este período Israel pareció elegir repetidamente las opciones erróneas y se encontró cautiva primero de uno de los países, y después del otro. Y finalmente por hoy, leamos el versículo 14:

"En aquellos tiempos se levantarán muchos contra el rey del sur. Hombres turbulentos de tu pueblo se levantarán, para que se cumpla la visión, pero caerán."

Muchos de la nación de Israel fueron muertos en esa ocasión. Ellos padecieron sufrimientos indecibles provocados por el rey del norte y el rey del sur. Finalmente, el rey del norte se levantaría, y será a quien vamos a observar, Dios mediante, en nuestro próximo estudio. Él es el que nos mostrara esta figura del Anticristo o el tipo del Anticristo que vendrá en el futuro.

Estudio bíblico de Daniel 10:11-21

Este capítulo 10 que estamos considerando puede dividirse para su estudio en las siguientes secciones o párrafos. En los versículos 1 al 4 tenemos "El tiempo, el lugar y la preparación de Daniel para la visión". En los versículos 5 y 6, se desarrolló la sección dedicada a "La visión de Cristo glorificado". Después, entre los versículos 7 y 9, vimos el párrafo titulado "El efecto transformador sobre Daniel". Hoy, en los versículos 10 al 14, desarrollaremos el párrafo titulado "El mensaje de un mensajero celestial no identificado". Después, en los versículos 15 al 21 examinaremos como, "Daniel recibió seguridad y fue fortalecido."

El contexto inmediato del pasaje de hoy proviene de "La visión del Cristo glorificado", que vimos a partir del versículo 5: Creemos que Daniel vio la transfiguración del Señor antes de que Moisés y Elías lo vieran. Es que siempre ha habido tres representantes: Moisés representó la ley. Elías representó a los profetas, pero Daniel representó a ese grupo muy particular de aquellos que habían estado en el exilio, y en este momento a él le fue dada una visión del Cristo glorificado antes del tiempo, para proporcionarle estímulo.

¡Que sorprendente similitud hay entre esta visión y la visión de Cristo después de Su ascensión a la gloria, tal como fue visto por Juan en el Apocalipsis! Veamos lo que él dijo en Apocalipsis, capítulo 1, versículos 12 al 16: "Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno; y su voz como el estruendo de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza". Ésta fue una visión de Cristo, y nosotros creemos que Daniel vio a Cristo, no antes de Su encarnación, sino que le vio después de Su encarnación, ocupando Su cargo como intercesor sacerdotal, como Juez, y como el gran Pastor de las ovejas. Después de todo, tanto Israel como la iglesia son llamados Sus ovejas. Resulta interesante recordar que Moisés y Elías estuvieron presentes en la transfiguración de Jesús, tal como quedó registrado en el relato de los Evangelios. Pero Daniel no estaba presente. ¿Por qué? Bueno, quizás porque él ya había sido testigo de la transfiguración de Jesús, y este pasaje que estudiamos hoy es el relato de aquel evento.

A partir del versículo 7 consideramos el efecto transformador de esa visión sobre Daniel. Aunque había otros que estaban allí con Daniel, sólo él contempló la visión. Es evidente en los muchos incidentes relatados que sólo el Espíritu Santo puede identificar al Señor Jesucristo ante los hombres, y esto es lo que estaba haciendo por Daniel. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo en Juan, capítulo 16, versículo 14, con respecto al Espíritu Santo: "Él me glorificará, porque tomará de lo mío, y os lo hará saber". El apóstol Pablo tuvo una experiencia similar en el camino a Damasco. En Los Hechos capítulo 9, versículos 7 y 8 leemos: "Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. Entonces Saulo se levantó del suelo, y abriendo los ojos no veía a nadie. Así que, llevándolo de la mano, lo metieron en Damasco". Pablo había quedado ciego. Él había visto al Cristo glorificado.

En el caso de Daniel, el se quedó solo. Ésta fue la maravillosa experiencia de muchos siervos de Dios que luego han compartido gozosamente con otros. En nuestro programa anterior mencionamos a Abraham, a Moisés, a Elías, a Jeremías, a Juan el Bautista, y al apóstol Juan.

En este pasaje que tenemos ante nosotros Daniel, al encontrarse solo con Dios, y tener esta visión del Señor Jesucristo, sintió que desfallecía. Y entonces dijo: "no quedaron fuerzas en mí". La visión le causó un gran impacto, un efecto tremendo. Aparentemente quedó inconsciente. No sabemos cuánto tiempo estuvo allí. El Señor Jesucristo le dejó, y cuando él recobró el sentido, vio que un ángel había venido para ayudarle.

Pero pasemos al siguiente párrafo, donde comenzamos a escuchar:

El mensaje de un mensajero celestial no identificado

Daniel aparentemente estaba postrado en tierra boca abajo. Y entonces una mano lo tocó. Leamos entonces el versículo 10 de este décimo capítulo:

"Y una mano me tocó e hizo que me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos."

Este mensajero celestial fue enviado por el Cristo glorificado para responder a la petición de Daniel. ¿Quién puede haber sido? Sugerimos el nombre de Gabriel. Ya que Gabriel fue enviado a Daniel en otras ocasiones sin embargo, puede haber sido otro ángel.

Leamos ahora el versículo 11:

"Me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que he de decirte y ponte en pie, porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando."

Ya hemos destacado que Daniel estaba postrado en tierra. Después fue puesto apoyado sobre sus rodillas y las palmas de sus manos. Y a continuación recibió órdenes de ponerse en pie.

Se le recordó el hecho de que era un "hombre muy amado" por Dios. Por cierto, esa era una muy buena reputación para tener en el cielo. Y entonces, Daniel se puso en pie temblando. Leamos ahora los versículos 12 y 13, de este capítulo 10 de Daniel:

"Entonces me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia."

Por primera vez, aquí se levantó temporalmente un velo, y se reveló que se estaba llevando a cabo una guerra en los ámbitos celestiales. Este pasaje nos revela que hay mucho más en cuanto a este universo de lo que conocemos en la actualidad. Se nos ha revelado muy poco sobre ese tema, y no deberíamos tratar de conocer más de lo que ha sido revelado sobre el mundo invisible.

Este pasaje nos revela que en el mundo que permanece invisible para nosotros se está desarrollando un conflicto, un conflicto entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas, Dios y Satanás. Aquí se revela que hay fuerzas satánicas y fuerzas celestiales.

Se le dijo aquí a Daniel "desde el primer día. . . fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido". El ángel le estaba diciendo a Daniel que su oración había sido oída inmediatamente y que él fue enviado como un mensajero con una respuesta. Pero en su camino hacia él fue obstaculizado, y no pudo llegar hasta Daniel. Esta es una declaración sorprendente, que arroja luz sobre lo que escribió Pablo a los creyentes de Éfeso en el capítulo 6, versículos 11 y 12: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra seres humanos, sino contra principados, (aquí están nuevamente estos principados, estos diferentes grados de los demonios), contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".

Aquí vemos otra vez los grados y el rango de las fuerzas de Satanás. Su poder puede explicar la razón por la que su oración y la mía todavía no han recibido respuesta. En realidad, la oración consiste en implicarse siempre en una batalla espiritual. Pablo dejó en claro que la oración para él la oración era una batalla espiritual. Por ello escribió lo siguiente en Romanos 15:30, "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios". Otra versión dice "Que os esforcéis juntamente conmigo en vuestras oraciones a Dios por mi". Este "esforzarse juntamente" corresponde a la palabra griega "sunagonizom" de cuya raíz proviene nuestra palabra agonizar. Usted y yo tendríamos que agonizar en oración, es decir, desear vivamente algo y luchar intensamente a través de la oración para recibir la respuesta.

La oración se ha convertido hoy en algo ligero, sin mayor trascendencia. A veces escuchamos oraciones que, o tienen un lenguaje florido, elaborado, o son muy teológicas, y creemos que podríamos arreglarnos bien sin ellas. La oración verdadera consiste en agonizar. Es como traspasar todas las barreras para permitir actuar libremente al poder espiritual. No se trata de entretener al Señor con un lenguaje atractivo, ni de ser muy profundos teológicamente. Estimado oyente, no olvidemos que estamos implicados en una batalla espiritual.

Y el ángel le dijo a Daniel: "Cuando tú comenzaste a orar, Dios me envió a responder a tu oración, pero no pude llegar hasta ti porque en el camino, el príncipe del reino de Persia se me opuso por veintiún días". ¿Y quién era él? Ningún príncipe humano podría haber hecho tal cosa. Este era evidentemente un enviado de Satanás, uno de los demonios. Sabemos que Dios tiene a sus ángeles organizados, y aparentemente Satanás también tiene a sus demonios organizados como un ejército. Están los generales y los coroneles. Tenientes, sargentos, etc. Aparentemente este ángel fue superado en rango por el ángel satánico que era el príncipe del reino de Persia, y de esa manera, él no pudo continuar su misión y tuvo que pedir refuerzos. En realidad, Miguel, el arcángel, tuvo que venir para despejarle el camino.

¿Por qué estaría bloqueado el camino? Bueno, Daniel iba a recibir información sobre el reino de Persia y sobre el reino de Grecia (veremos esto cuando lleguemos al capítulo siguiente, el capítulo 11). Y naturalmente, Satanás no quería que esa información trascendiera. Era una información secreta que él no quería que se facilitara a la familia humana. Pero Dios quiso que la información llegara a Daniel.

Continúa diciendo el versículo 13: "Pero Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia". Aparentemente allí se estaba desarrollando algún conflicto que implicaba a los reyes de Persia (recordemos que Daniel estaba en Persia) y eran necesarias algunas fuerzas celestiales para proporcionar ayuda. Esto ocurrió aproximadamente en el tiempo en que Daniel tuvo la experiencia de ser puesto en el foso de los leones. Es que el Señor estaba activo a favor de Daniel sin que éste supiera nada al respecto.

Nosotros como creyentes, estimado oyente, debemos reconocer que estamos comprometidos en una lucha espiritual, y es sorprendente cuántas veces el diablo pone en cortocircuito, interrumpe, nuestra vida de oración.

Una de las razones por las cuales las reuniones públicas de oración son tan muertas desde un punto de vista espiritual es que aquellos que van allí se limitan a expresar algunas hermosas y breves oraciones sin ser conscientes de que se está desarrollando una batalla espiritual. Hay una guerra que debe ser luchada, y ganada. Pablo mencionó este asunto nuevamente en su Segunda epístola a los Corintios, capítulo 10, versículos 3 al 5; dijo el apóstol: "Aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, destruyendo especulaciones, y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo".

Amigo oyente, la vida cristiana es una tarea mucho más grande de lo que nosotros hemos imaginado que sería. Usted y yo debemos reconocer que necesitamos el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas, y cuánto necesitamos la presencia de Cristo. Necesitamos ser más conscientes del hecho de que estamos implicados en una guerra espiritual. Ahora, volviendo al capítulo 10 de Daniel que estamos considerando, leemos aquí en el versículo 14:

"He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días."

Esta es la llave que abre la puerta del entendimiento al resto del libro de Daniel. Hay tres elementos que caracterizan a esta visión final:

1. La visión concierne, en palabras del texto, "a tu pueblo". Creemos que podemos identificar dogmática y categóricamente la profecía como teniendo a Israel como su sujeto. Si alguien tratara de interpretar este hecho de alguna otra manera, entonces la semántica y la sintaxis no tienen sentido. La expresión "tu pueblo" significa Israel.

2. La visión será cumplida "en los últimos días". El profesor McGee cree que esta afirmación coloca el cumplimiento final en el período de la semana setenta, que corresponde al período de la Gran Tribulación. Los "últimos días" sitúan el cumplimiento al final de dicho período.

3. Otra versión traduce la última parte del versículo 14: "porque la visión es para días aún lejanos". Esto enfatiza el hecho de que se espera el transcurso de un prolongado período de tiempo, no sólo en cuanto al cumplimiento, sino también hasta que la visión sea completada.

Así es que ahora nos encontramos con las dos partes de la visión: la parte histórica (es decir, que fue profética cuando fue revelada, pero ya ha sido cumplida) y la parte profética que todavía no se ha cumplido.

Leamos ahora, los versículos 15 y 16 de este capítulo 10 de Daniel, que nos relatan como:

Daniel recibió seguridad y fue fortalecido

"Mientras me decía estas palabras, yo tenía los ojos puestos en tierra y había enmudecido. Pero uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí la boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores y no me quedan fuerzas."

Como podemos comprobar, esta gran experiencia había causado un efecto tremendo físico sobre Daniel. Y continuó diciendo en los versículos 17 y 18:

"¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltaron las fuerzas, y no me quedó aliento. Aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, me fortaleció"

Cuando uno escucha a la gente decir que ha tenido la visión de un ángel, y no parece haberles afectado mucho, entonces nos damos cuenta que no han visto a un ángel, porque esta experiencia de ver un ángel, sin duda alguna, le causó un gran impacto a Daniel. Ahora, el mensajero divino habló y dijo en los versículos 19 y 20 de este capítulo 10:

"Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y cobra aliento. Mientras él me hablaba, recobré las fuerzas y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá."

O sea, que otro ángel que representaba a Grecia vendría, que sería otro principado satánico. El ángel que estaba hablando con Daniel tenía que regresar a la batalla que estaba teniendo lugar. Y en el versículo 21 dijo:

"Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad: nadie me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe."

Destacamos la frase "lo que está escrito en el libro de la verdad". El ángel dirigió a Daniel a la Palabra de Dios. Aquí dice: "escrito", esto indica que ha sido anotado, registrado. En otras palabras, Daniel no oiría ni vería nada que estuviera en contradicción con la Palabra de Dios.

Estudio bíblico de Daniel 10:1-10

llegamos al capítulo 10 del libro de Daniel. Los últimos tres capítulos de este libro, los capítulos 10, 11 y 12 deberían ser considerados como una sola visión. La visión está relacionada con la nación de Israel en el futuro inmediato y también con los últimos días. Por ejemplo, aquí tenemos ese "cuerno pequeño" histórico, y también ese "pequeño cuerno" de los últimos días.

Algunos expositores Bíblicos consideran a esta última visión como la más importante de todas las visiones de Daniel. Aunque pueda no tener ese rango, es seguramente la sección más única. Aquí hay características que son diferentes a todos los demás capítulos de Daniel. En esta última visión, incluso el método de revelación fue cambiado.

Otra característica sobresaliente es que añade mucho detalle de las visiones anteriores. Aunque todo era profético en el momento en que fue revelado, en el tiempo presente mucho ya se ha cumplido y pertenece a la historia. Pero también hay una gran parte que es aún profética, que se cumplirá en los últimos días. La línea de demarcación entre lo que se ha cumplido y lo que aún se tiene que cumplir, no siempre se ve con claridad. Ya hemos visto este principio de la doble referencia, que se refiere a las predicciones que tienen un cumplimiento cercano y local, y también tienen un cumplimiento distante. Por supuesto, el cumplimiento en el futuro inmediato nos proporciona la clave para el cumplimiento futuro lejano. Por ejemplo, el cumplimiento histórico en Antíoco Epífanes nos da una imagen del futuro cumplimiento que se hará realidad en el Anticristo.

La clave para la comprensión de estos tres últimos capítulos se encuentra en la explicación del ángel a Daniel, que leemos en el versículo 14 de este capítulo 1: "He venido para hacerte saber lo que ha de sucederle a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para esos días". En otras palabras, que pasaría mucho tiempo antes que esta profecía se cumpliera, y que concernía al pueblo de Daniel, es decir, al pueblo de Israel. (Aquí no cabe incluir ninguna alusión a la iglesia porque el profeta dejó en claro que la profecía iba dirigida a su propio pueblo).

Nos estamos introduciendo en una sección sobrecogedora y hasta podríamos considerarla extraña. Aquí notamos que el velo que oculta el mundo espiritual se levanta parcialmente y por un breve tiempo uno puede dirigir una mirada al mundo invisible. No hay nada aquí que pueda satisfacer la curiosidad morbosa de cualquier espectador que busque un momento de ocio. Sin embargo, hay lo suficiente como para producir un efecto benéfico y aleccionador sobre el creyente humilde, similar al que produjo sobre Daniel.

La intrusión en el ámbito espiritual introduce al creyente en el orden de los ángeles, tanto los buenos ángeles como los malos, ángeles caídos y no caídos. Veremos algo acerca del reino de Satanás, que nos rodea en la actualidad. Suele escribirse a veces mucho sobre este tema. Muchos aprovechan un hecho pequeño y después le añadan mucha ficción al asunto. Nosotros vamos a atenernos a los hechos que la Biblia nos presenta en este pasaje.

Aparentemente los ángeles ejercen una voluntad libre, ya que algunos de ellos, por voluntad propia siguieron a Satanás en su rebelión contra Dios. Algunos de éstos pertenecen a la orden de los demonios, a quienes se menciona frecuentemente en los Evangelios. Los ángeles están organizados en diferentes órdenes, rangos y posiciones, a la vez que tienen diversos poderes y capacidades. El apóstol Pablo dijo cuando escribió a los Colosenses, en el capítulo 1, versículo 16 de esta carta; "Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él". Esto indica una separación en la creación de Dios, no sólo de aquello que está en el cielo y de aquello que está en la tierra, sino también de aquello que es visible y lo que es invisible. Hay un gran mundo hoy que es invisible. Nosotros estamos descubriendo que hay muchísimas cosas en este mundo de la energía, del cual sabemos muy poco.

Pero, como hemos leído en Colosenses, Dios ha creado "tronos", que puede referirse a los arcángeles como Miguel, Gabriel u otros enviados especiales. Hay "dominios", que serían los querubines y serafines. Hay "principados", que serían los generales, el alto mando de los ejércitos angelicales. Y los "poderes" serían los soldados, que sirven como ángeles guardianes (Hebreos 1:4).

Algunos ángeles en el rango de los principados, es decir, de los generales, cayeron para unirse a Satanás. Observemos lo que se dice de los principados en Efesios, capítulo 6, versículo 12: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes". Eso se refiere a los principados.

Satanás también tiene a sus ángeles organizados según rango. Así es como un ejército se prepara para luchar contra otro ejército; hay generales en ambos bandos. Los "principados" de Satanás, o generales, parecen tener a su cargo la supervisión de las naciones. Sus "poderes" son los soldados de su ejército, que son los demonios que procuran poseer a los seres humanos. Los "gobernadores de las tinieblas de este mundo" son los demonios que están a cargo de los asuntos humanos de Satanás, y creemos que en esta área se registra mucha actividad. Después están "las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales", que serían los demonios que están a cargo de la religión. Quizás no seamos conscientes, pero el departamento de religión de Satanás es su sección más importante. Él está bien implicado en los asuntos de la religión. Muchos creen que Satanás está en contra de la religión. Con toda seguridad que no. Satanás promueve la religión, no a Cristo, sino la religión.

Estos dos grupos se mueven en la arena del universo en el cual vivimos. Están comprometidos en una guerra incesante para capturar las almas de los hombres. Nos encontraremos otra vez con este tema al ir avanzando por esta sección.

Leamos entonces el primer versículo de este capítulo 10 de Daniel, que nos presenta:

El tiempo, el lugar y la preparación de Daniel para la visión

"En el tercer año de Ciro, rey de Persia, fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar. La palabra era verdadera y el conflicto grande, pero él comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión."

El año tercero de Ciro fue el año 534 A.C. o sea, cuatro años después de la visión de las setenta semanas. En este tiempo Daniel ya era un hombre anciano y probablemente se había jubilado de sus funciones públicas.

Dice aquí "fue revelada palabra a Daniel", lo cual sugiere un nuevo modo de comunicación.

Y se añadió la siguiente frase: "la palabra era verdadera y el conflicto grande". Esto indica que el cumplimiento final se encontraba en el futuro distante y no en el inmediato futuro.

Y dice además el versículo 1: "pero él comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión". Esto nos aclara que esta visión le fue presentada a Daniel de una forma muy clara. Continuemos leyendo los versículos 2 y 3 de este capítulo 10 de Daniel:

"En aquellos días yo, Daniel, estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con perfume, hasta que se cumplieron las tres semanas."

Él no se bañó por tres semanas. Ahora no se nos dijo cual fue la causa de la aflicción de Daniel, pero podemos especular al respecto. Recordemos que era el tercer año del reino de Ciro, y que en su primer año, este rey había promulgado el decreto por el que Israel podía regresar a su tierra (Esdras 1:1-4). Dos años enteros habían pasado y solo un ínfimo número de judíos había regresado a la tierra de Israel bajo el mando de Zorobabel. Este retorno tuvo lugar antes de que el grupo bajo Esdras y el grupo liderado por Nehemías hubieran regresado. Éste fue un tiempo muy duro para Daniel. Este anciano profeta de Dios, que superaba los 90 años de edad, sintió pena en su corazón al ver que su pueblo no quería regresar a la tierra que había sido su hogar. Probablemente retirado de toda participación activa en el gobierno, y evidentemente, habiendo trabajado durante el primer año de Ciro, se entregó totalmente al servicio de Dios. Ayunó por 3 semanas porque no recibió una respuesta inmediata a su oración. Y aquí en el versículo 4 de este capítulo 10 de Daniel, continuamos leyendo:

"El día veinticuatro del primer mes estaba yo a la orilla del gran río Hidekel."

Aquí se nos dio la fecha y el lugar exactos de la recepción de su visión y revelación. Él estaba junto al río Hidekel, que es en realidad el río Tigres. La fecha era el día 24 de Nisán, correspondiente al 24 de Abril. Aquí vemos que Daniel daba fechas exactas. Esto causa a los críticos dificultades difíciles de resolver, porque el que escribió este libro dio fechas específicas. Y ahora llegamos a un nuevo párrafo titulado:

La visión de Cristo glorificado

Creemos que Daniel vio la transfiguración del Señor antes de que Moisés y Elías lo vieran. Es que siempre ha habido tres representantes: Moisés representó la ley. Elías representó a los profetas, pero Daniel representó a ese grupo muy particular de aquellos que habían estado en el exilio, y en este momento a él le fue dada una visión del Cristo glorificado antes del tiempo, para proporcionarle estímulo. Ahora, en los versículos 5 y 6 continuamos leyendo:

"Alcé mis ojos y miré, y vi un varón vestido de lino y ceñida su cintura con oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo o topacio, su rostro parecía un relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud."

Éste fue un método nuevo de revelación. Daniel ya no vio una imagen o una visión de bestias o semanas. Vio a cierto hombre. Ahora, ¿quién era ese hombre? Algunos excelentes expositores Bíblicos dudan al tratar de identificarle, y esquivan el problema diciendo que era un visitante celestial. Bueno, eso es realmente generalizar y uno no puede equivocarse al llamarlo un visitante celestial. Pero eso no es realizar una interpretación y explicación del pasaje. Por nuestra parte, creemos que se trataba de la persona de Cristo.

Cuando el Señor Jesucristo estuvo en la tierra, presentó muchas parábolas, algunas de ellas tenían que ver con la actividad de "cierto hombre". Aquel hombre representaba a Dios el Padre o a Dios el Hijo. Así es que, en el versículo que tenemos ante nosotros, este hombre fue identificado aun más, por Su persona y por Su vestido. ¡Que sorprendente similitud hay entre esta visión y la visión de Cristo después de Su ascensión a la gloria, tal como fue visto por Juan en el Apocalipsis! Veamos lo que él dijo en Apocalipsis, capítulo 1, versículos 12 al 16: "Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno; y su voz como el estruendo de muchas aguas. En su mano derecha tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza". Ésta fue una visión de Cristo, y nosotros creemos que Daniel vio a Cristo, no antes de Su encarnación, sino que le vio después de Su encarnación, ocupando Su cargo como intercesor sacerdotal, como Juez, y como el gran Pastor de las ovejas. Después de todo, tanto Israel como la iglesia son llamados Sus ovejas. Resulta interesante recordar que Moisés y Elías estuvieron presentes en la transfiguración de Jesús, tal como quedó registrado en el relato de los Evangelios. Pero Daniel no estaba presente. ¿Por qué? Bueno, quizás porque él ya había sido testigo de la transfiguración de Jesús, y este pasaje que estudiamos hoy es el relato de aquel evento.

Leamos ahora el versículo 7, que nos describe:

El efecto transformador sobre Daniel

"Sólo yo, Daniel, vi aquella visión. No la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor y huyeron y se escondieron."

No creemos que un ángel normal o incluso un arcángel habría causado semejante efecto sobre estos hombres.

Aunque había otros que estaban allí con Daniel, sólo él contempló la visión. Es evidente en los muchos incidentes relatados que sólo el Espíritu Santo puede identificar al Señor Jesucristo ante los hombres, y esto es lo que estaba haciendo por Daniel. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo en Juan, capítulo 16, versículo 14, con respecto al Espíritu Santo: "Él me glorificará, porque tomará de lo mío, y os lo hará saber". El Apóstol Pablo tuvo una experiencia similar en el camino a Damasco. En Los Hechos capítulo 9, versículos 7 y 8 leemos: "Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. Entonces Saulo se levantó del suelo, y abriendo los ojos no veía a nadie. Así que, llevándolo de la mano, lo metieron en Damasco". Pablo había quedado ciego. Él había visto al Cristo glorificado. Y ahora, volviendo a este capítulo 10 de Daniel, leamos el versículo 8:

"Quedé, pues, yo solo ante esta gran visión, pero no quedaron fuerzas en mí, antes bien, mis fuerzas se cambiaron en desfallecimiento, pues me abandonaron totalmente."

Aquí vemos que Daniel se quedó solo. Esta fue la maravillosa experiencia de aquel hombre de Dios, y hay muchos que han compartido con entusiasmo y alegría una experiencia semejante. Abraham dejó a Ur de los Caldeos, y finalmente dejó a sus parientes, y se quedó solo con Dios. Moisés fue enviado a una zona lejana del desierto de Madián, y ante la zarza ardiente estuvo solo con Dios. Elías, por su parte, fue disciplinado cerca del arroyo de Querit, y Dios estaba con él. Jeremías tuvo que recorrer un camino solitario, pero Dios estuvo con él. Juan el Bautista fue otro que estuvo solo en el desierto, pero Dios estuvo con él. El apóstol Pablo también pasó dos años de confinamiento solitario en el mismo desierto, pero esa fue la forma en que Dios estuvo con él y lo preparó para su ministerio. Y el apóstol Juan fue exilado en la solitaria isla de Patmos, pero Dios, una vez más, estuvo con él.

A muchas personas les agrada asistir a grandes reuniones de oración, u otro tipo de encuentros en los que se concentre mucha gente. Estimado oyente, ¿ha tratado alguna vez de estar solo? Allí es donde Dios se encontrará con usted. Lleve la Palabra de Dios consigo y váyase a un lugar en el que pueda estar a solas con Él. Le hará muy bien.

A veces los oyentes preguntan si al grabar estos programas el que les habla está frente a un determinado público. Y debo contestar que no. Me encuentro en un estudio, con las puertas cerradas. Estoy solo, solo con Dios. Es en momentos como éste que Dios me habla. Es en ocasiones como ésta cuando Él ha sido capaz de usar este débil trozo de barro para difundir la Palabra de Dios. Él hace posible que Su Palabra sea transmitida a enormes distancias, y Él es el que hace que esa Palabra resulte poderosa y efectiva.

En contraste, los no creyentes, los que no tienen a Dios en sus vidas necesitan mantener una incesante actividad social. Necesitan tener a gente alrededor suyo casi constantemente. No les agrada estar solos. Recordemos al patriarca Jacob, que trató de evitar el quedarse solo. Pero Dios lo empujó hacia un rincón, para que una noche Dios pudiera luchar con él y lo dejó cojo para poder dominarle.

En este pasaje que tenemos ante nosotros Daniel se encontró solo con Dios, y tuvo esta visión del Señor Jesucristo. Y entonces dijo: "no quedaron fuerzas en mí". La visión le causó un gran impacto, un efecto tremendo. Y añadió en el versículo 9 de este capítulo 10 de Daniel:

"Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra."

Aparentemente Daniel quedó inconsciente. No sabemos cuánto tiempo estuvo allí. El Señor Jesucristo le dejó, y cuando él recobró el sentido, vio que un ángel había venido para ayudarle. Leamos el versículo 10, donde comenzamos a escuchar:

El mensaje de un mensajero celestial no identificado

"Y una mano me tocó e hizo que me pusiera sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos."

Daniel aparentemente estaba postrado en tierra boca abajo. Y entonces una mano lo tocó.

Este mensajero celestial fue enviado por el Cristo glorificado para responder a la petición de Daniel. ¿Quién puede haber sido? Sugerimos el nombre de Gabriel. Ya que Gabriel fue enviado a Daniel en otras ocasiones sin embargo, puede haber sido otro ángel.